Un libro para celebrar la herencia afro: “Rosa la Crespa”, de la actriz colombiana Indhira Serrano

La primera publicación de Serrano es un libro-álbum dirigido al público infantil, pero que no excluye a lectores adultos. Una invitación a la autoaceptación.

La actriz es la autora de este libro en el que reflexiona sobre el cabello crespo como herencia africana. Diseño a partir de fotografías: Jesús Avilés/Infobae.

“Me levanto en la mañana con el pelo alborotado, y le pregunto al espejo: ¿Cómo me hago mi peinado?”. Así inicia el libro-álbum escrito por la actriz colombiana Indhira Serrano e ilustrado por Hanna Ramírez. Una historia sobre el pelo crespo y la aceptación de la herencia africana.

Rosa es una niña cuyo cabello parece indomable. Cada mañana despierta con el objetivo de peinarlo, pero le es tan difícil... Su familia trata de ayudarla, le aconsejan trenzarlo, alisarlo, ocultarlo y hasta raparlo. Rosa se hace muchas preguntas sobre su pelo crespo, y por más que lo intenta, no consigue sentirse bien con él. Nada de lo que intenta la hace realmente feliz. De repente, alguien aparece en su vida y le demuestra que no hay que sentir pena o temor por llevar su pelo crespo con orgullo.

Este es el primer libro infantil que escribe Serrano, pero lo de infantil es tan solo una etiqueta porque, como suele pasar con casi todos los buenos libros, más allá de que tiene ilustraciones y poco texto, tiene la capacidad de decirle mucho también a los lectores adultos.

Serrano comenta que la intención al escribir este libro era servir de puente para que otras niñas crespas pudieran sentirse orgullosas de su pelo y no verse en la obligación de lucir como alguien más. “Yo quería lograr un espacio de reflexión para que la gente se respetara y a aquellos que no son exactamente iguales a ellos, entendiendo que no hay un único tipo de belleza”, dice la autora.

Rosa la Crespa permite reflexionar alrededor de temas como el racismo, la autoaceptación y la importancia del respeto hacia lo distinto. El acierto de Serrano está en no utilizar un lenguaje que subestime al público infantil. Si bien escoge palabras sencillas y un tono llano, no les entrega a sus lectores la posibilidad de sentirse en desigualdad. Aquí se les habla a todos por igual.

“Este no es necesariamente un libro dirigido solamente a niños”, dice Juan Pablo Mojica, editor del libro. “Esta es una literatura para ser mediada, para leer en voz alta. Rosa la Crespa tiene esa particularidad, esa sonoridad que tiene se presta para hacer la lectura en voz alta. Hay rima, hay musicalidad, que termina siendo algo esencial para aprender a leer. El niño no puede hacerlo solo, por eso siempre habrá espacio para la comunión. El trabajo editorial, en este caso, consiste en hacer que esto pueda llegar a los niños, pero también a los adultos. Muchos terminan diciendo “ojalá yo hubiese podido leer algo como esto en mi niñez”. Los libros infantiles también tienen otras líneas de lectura que no necesariamente son utilitarias”.
Portada del libro "Rosa la Crespa", de Indhira Serrano. Cortesía: Penguin Random House,

Si bien la historia está escrita desde la experiencia del afrodescendiente, cualquier persona con el cabello crespo puede sentirse identificada.

“Es un error pensar que estos contenidos van dirigidos solamente a la comunidad afro”, dice Mojica. “Rosa la Crespa es un ejemplo de ello. No habla solamente de lo que es ser afro o de la herencia afro. Es un libro que habla sobre la autoaceptación, la diversidad, sobre respetar al otro. De hecho, los personajes ilustrados en el libro son de distintas etnias, de distintas razas. No todos son afro. Es un libro que se presenta más para discutir sobre la diversidad que hay en la cultura colombiana”.

Yo llevo el pelo ondulado, pero mi mamá y mi hermana lo llevan crespo. Recuerdo, en el colegio, cuando a mi hermana la peinaban con trenzas o coletas para contener su pelo crespo, algo en ella se sentía a medias, como si el hecho de contener su pelo entre moños no le permitiera ser ella misma del todo. Papá le decía que se veía mejor con su cabello frondoso, sin ningún tipo de arreglo, tan solo peinado, pero ella no lo aceptaba, tampoco. Quería ser lisa, como las otras niñas.

Desde muy pequeña, le pedía a mamá que le alisara el pelo, pese a que en la calle todo el mundo le decía que tenía un hermoso pelo crespo. Mamá se lo decía también, y mi papá, pero ella quería ser como las otras niñas, como las mujeres a las que veía en las películas.

Ahora que somos mayores, pienso en lo opresora que llega a ser nuestra sociedad con ciertos temas, como este del pelo crespo, y aún más cuando se trata de mujeres. De repente, tener el pelo crespo libre es sinónimo de desaseo, de desorden, de algo que no es lindo, como se lo insinúa el padre de Rosa en el libro: “Mejor córtenselo todo”, dice. “Que para tener ese pelo, mejor es sin pelo estar”.

Muchas veces no nos damos cuenta del daño que hacemos con nuestras palabras. Cuando somos niños, nos burlamos del que tiene el pelo rojo, o del que tiene el pelo muy corto; de la niña que lleva su pelo con coletas o de la que lo lleva un poco rebelde sobre los hombros; nos burlamos de quienes tienen el pelo muy liso, y también de quienes lo llevan muy crespo. No hay escape alguno.

Por suerte, siempre aparece alguien que nos hace ver las cosas de manera diferente y, tarde o temprano, entendemos que la diferencia no es algo malo. Y así le pasa a Rosa con su profesora.

¿Quién decidió que mi pelo si es liso entonces es bueno? ¿Quién ha dicho que está mal solo porque es pelo crespo?”, se pregunta Rosa. Finalmente, llega a la conclusión de que su pelo es suyo y no tiene nada de malo, “porque si nació conmigo, es porque está muy bien”, dice.

“Este libro aparte de hablar de la autoaceptación, de la identidad, habla del amor de la familia. En Rosa la Crespa, ellos intentan hacer lo posible para ayudarla a que se sienta cómoda con su con su pelo crespo, que pueda peinarse, y no siempre sale bien, porque el amor también se equivoca, no siempre sale bien y no está mal que así sea”, señala el editor.

Ojalá que este libro bello y pequeño pueda ser leído por niños, niñas y adultos por igual, porque más que un mensaje lo que deja es una buena sensación, de ternura, especialmente, pero también de comprensión. Enhorabuena por Serrano y Ramírez, que con la palabra y la ilustración han sabido entregarnos una historia que es la nuestra y no sabíamos.

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