Un texto que encuentra su voz como uno de los primeros escritos feministas publicado en América Central, con un una gran influencia del llamado realismo mágico, eso es “La ruta de su evasión”, un escrito que salió de la escritura profunda de Yolanda Oreamuno (San José de Costa Rica, 1916), una novela que explora la diversa realidad de sus personajes situados todos alrededor de un único círculo familiar.
Considerado uno de los textos más representativos de la escena literaria costarricense, esta novela fue publicada en 1948 y resurge recientemente, en los tiempos de las consignas feministas y los cambios políticos.
La trama de esta novela se desarrolla alrededor de varios personajes que guardan familiaridad con Teresa, quien revive la agonía de una asfixiante vida, junto a su marido Don Vasco y sus hijos. Esta historia se construye desde la configuración patriarcal de la familia, característica de la época de los cincuenta y el estereotipo de las familias latinoamericanas. El padre es el arquetipo de la figura del hombre dominante y déspota, un macho que busca mantener con la tradición de sus ancestros.
La importancia de este texto pasa por la construcción de Teresa, una madre virtuosa cuya realidad esconde la imagen de una mujer relegada a convertirse en una mártir en su propio hogar; es a partir de la presentación de estos personajes que la pluma de Yolanda Oreamuno va dibujando los registros históricos y contextuales en los que giran las situaciones primordiales de la novela “La ruta de su evasión”.
Teresa pinta a lo largo de la historia como un personaje destinado a derrocar los relatos del pasado con los que carga su familia y otras realidades que pudieran verse reflejadas en las letras de Oreamuno; la joven traslada al lector a la base de su pasado y continúa con la representación de su presente con anécdotas e historias, por medio de vistazos al pasado que consolidan los argumentos de lo relatado; la novela no solo se encarga de presentar las circunstancias que aquejan a Teresa, también se encarga de presentar la perspectiva narrativa de Álvaro, Roberto y Gabriel; sus hermanos.
Yolanda Oreamuno harta de los discursos regionalistas que exigía la literatura de su época, encontró las agallas para redactar un texto que se contraponía ante la corriente del ambiente local y cotidiano de Costa Rica; fue así como “La ruta de su evasión” comenzó a considerarse como un texto de visión revolucionaria y sobre todo trasgresor, que evadía el folclor y los reduccionismos. La autora se aventuró a versar sobre un argumento carente de localidad, que se caracterizaba por embonar con cualquier rincón de latino américa.
Uno de los fragmentos que sobresale entre las reseñas de los lectores, es el recuerdo de Teresa sobre Esteban, un hombre al que amo de forma sincera y verdadera, una evocación al anhelo y al soporte de las adversidades del yugo patriarcal; “La ruta de su evasión”, además rescata el caso de Roberto, uno de los hermanos, que se encuentra próximo a contraer nupcias a causa de un embarazo no planeado, su futura esposa de nombre Cristina se convierte en una víctima más de la opresión y la decisión sobre el cuerpo mismo.
El escrito contaba para su época con una construcción arriesgada, entre el discurso indirecto de libertad y el monólogo de profundidad y sensibilidad que surgía desde interior de Teresa y los paralelismos e inquietudes de Oreamuno; una escritora que se arriesgó con su forma de escribir, una mujer que era consciente de lo que se venía con la exposición de sus letras; una escritora que no era leída en su país de origen; Su novela con las primeras impresiones feministas salidas de Latinoamérica, contaba con muerte, sentencias de género, suicidios, y la sombra del patriarcado sobre toda la vida de Teresa.
La escritora solo pudo ver publicada “La ruta de su evasión”, en Guatemala, fue ahí donde recibió el Premio Literario Centroamericano, anteriormente ya había enviado el manuscrito original de “Por tierra firme” a los Estados Unidos, cuando le ofrecieron compartir premios con otros escritores, ella se negó, ya que por falta de dinero había mandado su original, y merecía por lo menos obtener un reconocimiento de mérito propio; Es así como el texto familiar, escrito por Yolanda Oreamuno cobra relevancia 74 años después de sus primeras impresiones, el legado de la costarricense fue recatado y reeditado por la UNAM (Universidad Nacional Autónoma de México) y cuenta en esta ocasión con una introducción escrita por Natalia García Freire.
SEGUIR LEYENDO: