Feria del Libro de Rosario: humo, el “genocidio” de los incendios y por qué no aceptaron a Milei

Más de cien mil personas la visitaron en su nueva y mejorada edición. En esta entrevista, el escritor Marcelo Scalona, primera persona en ocupar el puesto de director y curador de la Feria, habló sobre los cambios por los que tuvo que pelear y defendió el discurso inaugural de Claudia Piñeiro.

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El escritor, poeta y abogado
El escritor, poeta y abogado Marcelo Scalona es la primera persona en ocupar el cargo de director en la Feria del Libro de Rosario, y con su nombramiento vinieron también algunos cambios.

No es una nube lo que tapa el sol en la explanada de la Feria del Libro de Rosario. Es humo. Al revés de lo que se estilaba durante la pandemia, una gran parte del público llega con el barbijo puesto y, aliviados, se lo sacan al entrar.

“Estos últimos días fueron los peores del año. Hoy, la calidad del aire de la ciudad es más de 30 veces peor de lo aceptado”, dijo el director de la Feria del Libro de Rosario, Marcelo Scalona, en entrevista con Infobae Leamos.

“Hace ya dos años que vivimos así. Llevan quemadas 1 millón y medio de hectáreas. Se sabe que los incendios se hacen con bidones con combustible y sin embargo no hay quién se haga cargo: ni presidencia, ni el Ministerio de Medio Ambiente, ni la provincia de Santa Fe, ni la provincia de Entre Ríos, nadie”, reclamó. La lista fue puntuada con un acceso de tos que el café con el que quiso aclarar su garganta no pudo sofocar.

“Como todos, amanecí con ronquera. Esta mañana, cuando guardaba el auto en el Centro Cultural Fontanarrosa -donde se hace la Feria- el subsuelo estaba repleto de pájaros que huyeron de la isla. Estamos a nada más que mil metros de los incendios. ¡Diez cuadras! Y estas quemas no son casuales, son un acto de sabotaje, de salvajada capitalista. Cada vez que hay una marcha por esto en Rosario, atrás viene el castigo. Y justo después del discurso de apertura vino la represalia”, señaló Scalona.

La escritora Claudia Piñeiro dio
La escritora Claudia Piñeiro dio el discurso inaugural y aprovechó para denunciar los incendios de los humedales. (Fundación El Libro)

El poeta y abogado se refiere al discurso inaugural de la escritora argentina Claudia Piñeiro, en la que denunció que “en Rosario no se puede respirar”. El coro de toses y carrasperas que musicaliza los pasillos de la Feria le da razón. Afuera, los niños tosen mientras juegan en la explanada. Adentro, la tos de los adultos interrumpe las charlas, mesas y ponencias. El humo, imposible de contener, le arrebata a los libros su preciado olor a nuevo.

“Algunos colegas me preguntaron, después del discurso, si era pertinente que hablara de los humedales, pero ¿de qué va a hablar? ¿Del precio del salmón rosado en Corea? El ecocidio al que se refirió Piñeiro ya tiene características de genocidio. Me parece importante que, de ahora en más -porque esta fue la primera vez que llamamos a alguien para dar un discurso de apertura-, para una Feria que este año convocó 300 escritores e intelectuales, haya uno de ellos que diga lo que tiene que ser dicho”, dijo el director.

Pero la inclusión de un discurso inaugural no fue el único cambio de esta edición de la Feria del Libro de Rosario, primera después de dos ediciones canceladas por la pandemia. El puesto de director y curador que ocupa Scalona también es nuevo, y con él vinieron algunas modificaciones, ampliaciones y mejoras.

A diferencia de las anteriores, se decidió que esta edición de la Feria se hiciera en septiembre y no en mayo o junio. Explicó el director: “En marzo, cuando pensamos en hacer la Feria, todavía quedaban coletazos de la pandemia, entonces quisimos salir lo más lejos posible del frío. Ahí nos dimos cuenta de que íbamos a tener que agrandar el espacio público, primero porque el clima iba a ser más amable y, segundo, porque ya en las últimas Ferias el espacio no venía alcanzando”.

El director de la Feria
El director de la Feria Marcelo Scalona junto al escritor argentino Marcelo Saborido.

Esta vez, además de llevarse a cabo en el edificio del Centro Cultural Roberto Fontanarrosa, la Feria del Libro de Rosario contó con una enorme carpa para las charlas más masivas, un escenario exterior y un espacio para infancias. “Aun con el predio ampliado, estuvimos todo el fin de semana con tres cuadras de cola para entrar”, destacó Scalona.

“La figura del director hizo que un montón de cuestiones que antes se podían discutir hasta el infinito pudieran resolverse con facilidad, y acá está el resultado. Al principio tuve algunas reticencias: a la carpa, a las vallas, incluso a que Piñeiro abriera la Feria, más que nada por su perfil demasiado literario. ¡Y yo soy ultra literario! Pero esto no es el FILBA, no es una feria de literatura nada más. Es una feria de la industria, una feria social, cultural, educativa”, dijo.

El director insistió en la “necesidad de ser multitemático” a la hora de curar el programa. Los talleres de poesía se mezclan con presentaciones de libros de autoayuda, mesas sobre fútbol (“¡Esta es la ciudad de Messi y Di María!”), homenajes, actividades pensadas para las nuevas generaciones y charlas sobre temas actuales como feminismo y la comunidad LGBT+.

Entre sus actividades favoritas del programa estuvo una mesa sobre el Martín Fierro y sus nuevas interpretaciones a 150 años de su publicación: “Me parece alucinante que exista una relectura moderna tan productiva como la que hace Oscar Fariña. Me hace acordar a la voz de Ioshua (un poeta punk y gay del conurbano). Hoy el Martín Fierro sería un pibe chorro probablemente. ¿Cual es el lugar del cabecita, del fugitivo, de ese trabajador que no encuentra su lugar en ningún espacio formal, y que es criollo, argentino?”, se preguntó el director de la Feria antes de insistir, una vez más, en los “matices” y la “polisemia necesaria” que tiene que tener un evento de tal envergadura.

Esta fue la primera edición
Esta fue la primera edición de la Feria del Libro de Rosario que contó con un discurso inaugural, esta vez a cargo de Claudia Piñeiro.

“Entró todo. ¡O casi! Las únicas mesas que no acepté fueron una de Javier Milei junto a un diputado rosarino del Opus Dei que pertenece al grupo de Amalia Granata para hablar en contra del aborto ya que me parece un retroceso venir a debatir algo que hace dos años que ya es una ley ; y otra de un grupo de antivacunas y terraplanistas que se pasó dos años en el Monumento a la Bandera insultando a toda la clase política y diciendo que la pandemia era un acto de totalitarismo. Hay cosas que no van, que atrasan”, sostuvo Scalona.

Quedan por delante los últimos -y siempre los mejores- días de la Feria del Libro de Rosario. “Esperamos que estos últimos días sean un loquero de gente. El jueves tenemos a Cecilia Ce, que en medio de la pandemia llenó un teatro de 6 mil localidades, imaginate. Y el sábado tenemos a Camila Sosa Villada, que viene a presentar su último libro, una conversación con Samanta Schweblin desde Berlín y un homejane a Roberto Fontanarrosa, pero no de él como amigo, humorista o hincha de Central, sino de su literatura”, dijo.

Para las ediciones venideras de la Feria, Scalona espera mantener la altísima vara que dejó la de 2022, pero también aspira a traer más figuras internacionales. Dijo el director: “Nos costó traer gente de afuera por el tema del dólar, ya que con esa misma plata podíamos costear cuatro escritores argentinos de la misma calidad. Entiendo que hice lo correcto al ser austero y priorizar a los nuestros, muchos de los cuales hoy cuentan con fama internacional. Pero me gustaría poder traer a autores como la española Rosa Montero, el mexicano Juan Villoro, el chileno Alejandro Zambra o hasta, por qué no, alguna escritora francesa que nos gusta tanto como Virginie Despentes o Delphine de Vigan. No hay que dejar de soñar, ¿no?”.

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