“Los indios no piensan”: las ideas más criticadas de Sarmiento en un libro que hoy se puede leer gratis

Domingo Faustino Sarmiento es una de las figuras políticas más importantes y, a la vez, más polémicas de la Historia argentina. Pensar en este prócer argentino es pensar en una imagen escindida, con grieta propia. Sus mayores reconocimientos son en el terreno de la educación —es el pionero en América en promover que sea universal, obligatoria y gratuita—, y también por su legado como brillante escritor, docente y periodista. Sus las ideas controvertidas acompañan cada una de estas facetas.

Por ejemplo, escribe: “Al hablar, pues, de los indios, por miserable que sea su existencia y limitado su poder intelectual, no olvidemos que estamos en presencia de nuestros Padres prehistóricos, a quienes hemos detenido en sus peregrinaciones e interrumpido en su marcha casi sin accidente perturbador a través de los siglos”. Esta es una de las frases que el Sarmiento incluye en unos de sus libros más polémicos y menos conocido, Conflicto y armonías de las razas en América, su última obra.

En el día del aniversario de su fallecimiento —11 de septiembre de 1888— la tienda de libros electrónicos Bajalibros pone a disposición de los lectores de Infobae Leamos una edición digital de sus principales textos. La entrega incluye Facundo, Mi defensa, Un viaje de Nueva York a Buenos Aires, Memoria (sobre ortografía americana) y Conflicto y armonías de razas en América.

Si en Facundo, Sarmiento enmarca la barbarie, la acota a Juan Manuel de Rosas y al caudillo Facundo Quiroga considera que el modelo a seguir es el de Europa; en Conflicto y armonías, la barbarie se plantea como una cuestión racial, y toma a Estados Unidos como referente de progreso.

Nacido en uno de los barrios más humildes de San Juan, en 1811, a Sarmiento podríamos definirlo como uno de los mayores pensadores del país del siglo XIX, y como un hombre de ideas y acción para la construcción de la Nación. Pero la asociación inmediata al escuchar su nombre es unánime: el “Padre del aula”, cuya lucha por la educación la da con la espada, con la pluma y la palabra.

Sus cargos como presidente de la Nación, ministro del Interior, embajador en Estados Unidos y gobernador de la provincia de San Juan, senador nacional y superintendente general de escuelas son algunos de los hitos de su vida. También son parte de su legado la famosa fórmula “civilización o barbarie”, la oposición al gobierno de Rosas, las medidas de salubridad y circulación comercial, el exilio, los viajes, la creación de periódicos, su trabajo como periodista y de la Sociedad Literaria y su reconocida obra en ese campo —posee más de 7 mil entradas en la Biblioteca Nacional, superando a Borges por más de 3.500— entre otros.

Sin embargo, Sarmiento supo generar vivaces polémicas. El desprecio por los gauchos y los indígenas hace de “el grande entre los grandes” una figura que, además de gloria y loor, tiene sus matices.

Diego Valenzuela, intendente del Partido Tres de Febrero, historiador, periodista, docente, escritor y autor, junto a Mercedes Sanguineti, del libro Sarmiento periodista, dice en diálogo con Infobae Leamos: “Sarmiento es un personaje que siempre genera polémica”. A su vez, señala que el estilo del “Padre del aula” suma a esta cuestión y lo define como “audaz y disruptivo en sus posiciones”. Y agrega: “En su permanente rol de polemizador creo que forzaba los argumentos”.

¿Cuáles son, entonces, esas ideas controversiales que hacen que Sarmiento sea tan amado como criticado? Valenzuela explica que “son aquellas que guardan relación con el dilema entre civilización y barbarie” y profundiza cuando precisa que Sarmiento “proponía una transformación social a partir de la inmigración, de la cultura del trabajo, y era crítico de indios y gauchos”. “Los indios no piensan porque no están preparados para ello”, escribe Sarmiento en Conflictos y armonías y deja en claro su punto.

Desde Madrid, el escritor, licenciado en Historia y autor del libro de reciente publicación Sarmiento, Martín Caparrós dice que para el prócer sanjuanino “los indios y los gauchos eran la quintaesencia de ese pueblo que se dejaba arrastrar por los caudillos” y va más allá cuando agrega que “no intentaba ninguna construcción duradera, que no servía para concretar su idea de la Argentina: un país de clase media educada y trabajadora, organizada, desarmada, esas pavadas”. En su concepción de nación, el espacio era escaso para aquellos a quien despreciaba.

Por su parte, la doctora en Historia, profesora e investigadora Camila Perochena indica por qué pensamos ahora en el costado más polémico de Sarmiento: “En las últimas décadas la historiografía empezó a mirar otras cosas y dimensiones del siglo XIX, como la cuestión racial, el rol de los sectores populares y, en esa renovación, empezaron a aparecer los aspectos menos conocidos y difundidos”.

Y aporta una capa más para pensar lo controversial de su figura, en el marco de la represión de los levantamientos federales, de los caudillos: “En ese conflicto Sarmiento le escribió a Mitre una de las frases por la que sería más atacado en el siglo XX”, cuenta Perochena y especifica: “le aconsejó al presidente: ‘No trate de economizar sangre de gauchos. Este es un abono que es preciso hacer útil al país. La sangre es lo único que tienen de seres humanos esos salvajes’”.

El escritor, crítico y traductor argentino Carlos Gamerro y autor de Facundo o Martín Fierro, entre otros, detalla sobre Sarmiento: “en su modelo de país el gaucho queda descartado, no es necesario, casi podría decirse que es un obstáculo, contraproducente”. Gamerro considera que Conflicto y armonías “es poco leída y poco agradable de leer”, y que allí se funden dos rechazos, culpando “de todos los males de América al elemento indio en su cultura y también de su sangre, porque estamos en la época de un positivismo racista o de base racial”.

Y agrega una comparación interesante: “Sarmiento condena tanto a gauchos como a indios, mientras que José Hernández en el Martín Fierro propone que el indio es irrecuperable pero el gaucho todavía pueda integrarse y salvarse sin desaparecer”.

Sarmiento ve, entonces, la inmigración como una de las bases del progreso, pero, ¿qué sucede cuando la expectativa es distinta a la realidad?

En su libro Conflictos y armonías, Sarmiento no solo deja en claro su desprecio por indios y gauchos, también se lamenta de los inmigrantes que llegaron a Argentina. Así, considera que vinieron de los lugares más atrasados de Europa, como España y el sur de Italia. “¡Qué chasco nos llevamos con la inmigración!”, supo escribir. El racismo y el desprecio hacia las clases populares era extendido en las burguesía de la segunda mitad del siglo XIX. Y Sarmiento no solo fue uno de los que expone estas ideas, sino el más osado.

Sobre esto, Valenzuela asegura que “el Padre del aula” “fue crítico de los inmigrantes que vinieron, porque él se esperaba otra cosa, y eso que fue promotor de las corrientes migratorias para poblar y trabajar”. En este sentido, Sarmiento también supo escribir: “los blancos españoles han perdido el hábito de ejercitar el cerebro como órgano”.

Perochena explica qué debe tener la Argentina que imagina el prócer sanjuanino: “en lugar de grandes haciendas, pequeñas propiedades agrícolas, con inmigrantes que van a recibir una ciudadanía, que van a desarrollar la agricultura y que van a socializar en pueblos donde, además, tiene que haber escuelas”.

Al respecto, Gamerro añade que Sarmiento “es criticado por su europeísmo, que se manifiesta no solo en las elecciones y los modelos culturales que propone, como los de Estados Unidos,”. Pero también por “los efectos concretos de programas de gobiernos de favorecer la inmigración para suplir el lugar de los trabajadores, una inmigración que ocupara puestos jerárquicos o de gobierno, por cierto, a expensas del indio y del gaucho”.

¿Cuánta vigencia tienen estas ideas en la actualidad? ¿Cabe la posibilidad de pensar en presente algo del pasado?

Sobre este tema, Valenzuela refuerza una idea que permite pensar, no solo la obra de Sarmiento sino cualquiera que despierte algún tipo de polémica. “El contexto de la época era por supuesto diferente a la actual y lo mismo los valores con los que se manejaban”, dice, y Perochena coincide con esto cuando dice que “lo que hay que entender es que las miradas que se tiene sobre el pasado está muy relacionada con el contexto del presente”.

Y va más allá: “La relevancia que han cobrado cuestiones como, por ejemplo, la diversidad cultural, la diversidad étnica en las últimas décadas hicieron que esos temas sean revalorizados en el pasad”, lo que permite, según la historiadora, que “la postura de Sarmiento en relación con los indígenas y la cuestión racial sea más recordada que antes”.

Gamerro, por su parte, parte de pensar que “Sarmiento es un político y escritor con una imagen escindida, que corresponde a la política escindidos de nuestro país y de esa forma dialogan sus ideas con la actualidad”. Y aporta una comparación interesante: “Martín Fierro es reivindicado por ambos lados o miradas políticas, la liberal conservadora, la populista, peronista y a veces de izquierda”.

Así, cuenta que Leopoldo Lugones tomó al Martín Fierro como el texto épico de nuestra clase dirigente y se cuela en la conversación la mayor figura de la literatura universal: Jorge Luis Borges. Así, detalla que el autor de El Aleph, con matices más ambiguos también toma al texto de José Hernández hasta la llegada del peronismo, que lo lleva a soltarlo. “Mientras”, dice, “Sarmiento es más claro, se está a favor o en contra, no hay extremos que se lo disputen”.

Y se cuela otro detalle: “Si hay algo por lo que Borges nunca se retractó de su admiración por Sarmiento y, es más, la acrecentó con el tiempo, es porque pudo ser usado pero jamás para reivindicar al peronismo”.

“Acercá la oreja y las vas a oír, clarito, dialogando”, dice Caparrós ante la consulta por la vigencia de las ideas polémicas de Sarmiento. Y abre la puerta a la reflexión.

Este día, Infobae Leamos y Bajalibros acercan su pensamiento a todos.

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