Tres duras definiciones sobre Cuba de Leonardo Padura, su novelista más importante

Las pocas esperanzas de futuro, la ineficiencia de la economía en la isla, la profunda crisis y la violencia sistemática son algunas de las preocupaciones del autor, que acaba de publicar “Personas decentes”.

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El escritor cubano Leonardo Padura escribió su novela más "habanera y policíaca", según cuenta. EFE/Ernesto Mastrascusa
El escritor cubano Leonardo Padura escribió su novela más "habanera y policíaca", según cuenta. EFE/Ernesto Mastrascusa

Leonardo Padura, ese escritor cubano de novelas, cuentos y ensayos, también es un buceador de historias basadas en hechos reales que sirven de fuente para la creación de tramas, sobre todo policiales, cuyo foco es el trasfondo social y político en el que transcurren las narraciones. Su último libro, Personas decentes, editado por Tusquets, es la novena novela negra de la serie protagonizada por el policía Mario Conde y no escapa a esta premisa.

En este libro, Padura, que es columnista de Infobae Leamos, vuelve con uno de sus personajes emblemáticos, quien descubrirá que presente y pasado tendrán vínculos insospechados. Es 2016 y el ritmo de Cuba no es el mismo de siempre: la visita de Barack Obama al llamado el “Deshielo cubano”, un concierto de los Rolling Stones y un desfile de Chanel sacuden la isla. Pero la muerte de un ex dirigente del Gobierno cubano hace que Conde investigue y ponga su atención donde los ojos no miran, encandilados por los destellos de esas visitas históricas.

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En la novela, un cruel y déspota censor aparece asesinado y mutilado en su departamento. Se trata de un personaje que extorsionaba a los artistas para que no se desviaran de las consignas de la revolución. Paralela a la trama de 2016 transcurre en la novela una historia situada un siglo antes, cuando La Habana era “la Niza del Caribe”, al producirse el asesinato de dos mujeres.

Aunque Padura haya viajado a Madrid para presentar Personas decentes, reconoce que siempre que se habla de Cuba es inevitable referirse a la política, ya que en la isla “todo es tan político que es imposible separarlo”. Y agrega que, aunque la conversación sea de béisbol, se acaba llegando a ese tema, en una sociedad que siente que le faltan “esperanzas de futuro”. Antes o después, la política se inmiscuye en todas las conversaciones: “No se puede separar”, asegura.

Rolling Stone en La Habana, Cuba, para su concierto en 2016. (AP)
Rolling Stone en La Habana, Cuba, para su concierto en 2016. (AP)

“Faltan esperanzas de futuro”

El autor de El hombre que amaba los perros, Como polvo en el viento y Los rostros de la salsa, entre otros, explica que su nueva novela no es la última de la saga, porque tiene cosas que decir todavía sobre la realidad cubana a través de Mario Conde. Esa realidad es una que le “alimenta en ese sentido” y una de las razones, además de su madre y su suegra, por las que permanece en la isla: “Tengo una relación muy profunda con esa realidad de la que extraigo ese material y me interesa estar cerca”.

Padura, quien obtuvo hace diez años pasaporte español por carta de naturaleza y tiene en España su editorial, cuenta que cuando regresa a la isla la situación es increíble, tanto que cuando llega con tres maletas llenas de comida “es como si hubieran llegado los Reyes Magos”.

El escritor, galardonado con el Premio Princesa de Asturias de las Letras en 2015, considera que los cubanos en la actualidad “lo que más sienten que les falta son las esperanzas de futuro”. Las consecuencias de eso, según el escritor, expone una realidad “de la que se habla muy poco”: la crisis migratoria, a pesar de que más de 150.000 cubanos hayan cruzado en los últimos meses la frontera de México y Estados Unidos a través de Nicaragua, que no les exige visa, dice.

Migrantes cubanos que pasan por Honduras para llegar a Estados Unidos. (Orlando Sierra AFP)
Migrantes cubanos que pasan por Honduras para llegar a Estados Unidos. (Orlando Sierra AFP)

“Una economía sistemáticamente ineficiente”

En Personas decentes, definida por Padura como su novela “más policíaca y habanera”, se pone el foco en 2016, una época en la que, como señala su protagonista Mario Conde, se vivió una “ilusión”, un sueño de la apertura del país a raíz de la visita del entonces presidente estadounidense Barack Obama.

La llegada de Donald Trump, la pandemia “especialmente dura” para Cuba por su dependencia del turismo y la “ineficiencia sistémica de la economía cubana” trajeron una crisis “profundísima, más violenta incluso que la de los años del ‘período especial’ de los años 90, cuando desapareció la URSS”, afirma sobre la actualidad en Cuba.

”En aquel momento fue una caída abrupta”, continúa Padura, “en la que nos quedamos aturdidos pero en esta hemos visto cómo íbamos descendiendo día por día y estamos en una situación muy complicada en la que falta prácticamente de todo”, recalca el autor, que cuenta que hasta comprar cigarrillos “es una odisea”. “A partir de ahí, se pueden imaginar todo lo demás”.

El presidente Barack Obama y el secretario de Estado John Kerry escuchan el himno nacional de Estados Unidos durante una ceremonia en la Plaza de la Revolución en La Habana. A la derecha está Salvador Valdés, vicepresidente del Consejo de Estado de Cuba. (Foto AP / Enric Martí)
El presidente Barack Obama y el secretario de Estado John Kerry escuchan el himno nacional de Estados Unidos durante una ceremonia en la Plaza de la Revolución en La Habana. A la derecha está Salvador Valdés, vicepresidente del Consejo de Estado de Cuba. (Foto AP / Enric Martí)

“La supervivencia obliga a acciones que no entrarían en la decencia”

El novelista más importante de Cuba profundiza sobre la situación extrema en la isla: “La decencia pura, absoluta, no es posible practicarla en un país donde las alternativas de supervivencia obligan a hacer determinadas acciones que no entrarían en una ética estricta de la decencia”. A pesar de esta afirmación, en su nueva novela, Mario Conde, siempre ha sido un personaje decente, explica.

¿Por qué? Porque “sigue habiendo personas decentes que por razones de supervivencia violan determinados preceptos, pero moralmente no hacen daño a otros ni medran sobre otros”. Pero también, dice, categórico, que en el mundo “los hijos de puta van ganando espacio y son cada vez más”.

A su vez, señala, sin medias tintas, lo que sucede en el espacio político: “Se ha ido pervirtiendo: siempre ha habido políticos hijos de puta y criminales, dictadores y tiranos pero hoy en día se ve una clase política que uno piensa, ¿cómo pueden pretender engañarme de esa manera como si uno fuera imbécil?”.

Con información de EFE.

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