Una tarde de los primeros días de septiembre, el escritor de origen francés Jean-Baptiste Del Amo esperaba pacientemente en la biblioteca de La Casa de Francia en México, para seguir con la promoción de su más reciente obra literaria, “El hijo del hombre”. La locación, a pesar de estar ubicada en el ruidoso centro de la ciudad, otorgaba un escenario alejado del tráfico y el ajetreo de la metrópoli. El autor se mostró emocionado por continuar el recorrido por tierras mexicanas durante su primera visita a este lado del mundo.
Durante la entrevista que otorgó a Infobae, el autor develó el secreto detrás de “El Hijo del Hombre”, un relato crudo, atemporal, envuelto en atmósferas descriptivas de la cotidianidad y la transmisión de la violencia entre generaciones. El libro versa sobre un hombre que arrastra las formas arcaicas de crianza de su pasado, el cual regresa a la vida de su pareja y su hijo, después de una larga ausencia, y la travesía familiar dentro de un paraje boscoso rodeado de naturaleza salvaje. El patriarca domina y controla la mayor parte de las situaciones, una madre flexible con la situación y un hijo que a su corta edad se encuentra en la construcción de su identidad.
Jean-Baptiste Del Amo, se dio la oportunidad, durante esta conversación de explorar más sobre este relato de atmósferas marcadas y arquetipos duros. El autor, de forma amigable, se dio a la tarea de atender personalmente a los medios convocados, un recibimiento ameno e íntimo durante el cual el sonriente autor no perdía hilo de las preguntas entre el entendimiento perfecto del idioma español y sus diálogos en francés.
— ¿Cuál es tu principal inspiración para crear “El hijo del hombre”?
— La primera inspiración es mi libro anterior. Siempre que escribo un libro, viene respondiendo al anterio;, este nuevo título, nació de mi cuarto libro, que se llama “Reino Animal”, el cual cuenta la historia de una familia de granjeros del sudoeste de Francia. Abarca cinco generaciones; es decir, a lo largo de un siglo. La temática de la transmisión de la violencia de padres a hijos ya estaba también presente en el corazón de este libro y con “El hijo del hombre”, quise revisitarlo, pero desde un abordaje diferente en el que incluí tres personajes: El hombre, El hijo y La madre, envueltos en una sola unidad de lugar de tiempo.
En el desarrollo de las páginas es notable la ausencia de nombres y temporalidades, las situaciones se mantienen simples, cotidianas, no hace falta la injerencia de más personajes que pudieran desviar la trama, un texto ligero, pero con un grado casi poético, de las atmósferas descritas por Del Amo.
Ante la falta de nombres, el autor comentó durante la entrevista que su decisión surgió de la idea de no querer encerrar a sus personajes en una realidad o un realismo social.
— Cuando construí a los personajes, tenía ganas de darles una dimensión más universal, quería arrancarlos de su condición para hacerlos figuras casi mitológicas y al no nombrarlas; intento que el lector pueda verse y sentirse representado en cada uno de ellos.
— ¿Con respecto a las atmósferas de tus obras literarias, ¿se han convertido en tu sello como escritor?
— Sí, es algo que he tratado de trabajar y desarrollar de libro en libro y que ha ido tomando más importancia en mi escritura; comprendí que quería alejarme de la psicológica de los personajes y tratar de dejar a su inftrioridad ser; a veces creo que se recurre a los aspectos psicológicos para justificar sus acciones y, finalmente, utilizo los ambientes, las descripciones y la naturaleza, para tratar de sugerir sentimientos y emociones por las que atraviesan mis personajes.
Jean-Baptiste Del Amo, declaró que, al contrario de lo que hacen muchos autores al plasmar vivencias personales, este relato no guarda ningún paralelismo con su realidad o su intimidad, no existen pasajes, ni recuerdos. “El hijo del hombre” es una historia completamente de ficción. Afirma que escribe con cierta sensibilidad personal, pero, de alguna forma, puede que sí exista algo de él en las páginas, sobre todo en el imaginario y la historia misma.
Con respecto al personaje de El Hijo y la posibilidad de haberlo creado desde aspectos más débiles, amanerados o haberlo incluido como un personaje con tintes LGBT+, sobre todo en los tiempos que se siente tan correcto incluir en la literatura este tipo de arquetipos, el autor se pronunció a favor de las temáticas homosexuales y aseguró que inclusive es un recurso que ya utilizó en publicaciones anteriores; así mismo, dijo que se alejó en esta ocasión de ese paradigma social por la naturaleza cruda de “El hijo del Hombre” y no encontró la necesidad hacer más dramática su obra. Anteriormente, el autor ha narrado historias de hijos homosexuales que se enfrentan a la violencia y autoritarismo de sus padres.
La novela de Del Amo llega a los contextos latinoamericanos, donde permea una problemática cada vez más evidente, relacionada con las llamadas familias disfuncionales. Ante la extrañeza de que un relato proveniente de Europa contará con dinámicas parecidas a los contextos latinos, como las actitudes machistas del El Padre o La Madre que se deja llevar por la corriente de las situaciones, en una actitud pasiva, el autor respondió que son temas que se encuentran en todas partes del mundo y en las literaturas. También se declaró un lector de textos latinos que despertaron aún más su sensibilidad a la hora de redactar, como las novelas “Pedro Paramo”, de Juan Rulfo y “2666″, de Roberto Bolaño.
— ¿Por qué recurrir a un final tan abierto?
— Definitivamente no abra continuación, es una historia sin terminar, pero quería dejar al lector imaginar su propio fin. Cuando lo escribí realice un pequeño epílogo, donde se veía a El hijo caminando por una carretera con su hermana en brazos, pero mi editor me aconsejó dejarlo como un final abierto, lo que fue un acierto por la forma desafiante y esperanzadora con la que termina el libro.
Jean-Baptiste Del Amo se autopercibe como un escritor, que no piensa en las emociones con las que quiere llegar al lector y su proceso de creación, lo ve más como un acto egoísta y masturbatorio, en el que satisface sus inquietudes literarias; un proceso creativo personal e íntimo, sin la maquetación de ningún objetivo; afirma que al pensar en el lector podría perder sus medios o simplemente paralizarse, y que es, mejor esperar al momento de compartir después de la aparición del libro y es ahí cuando se revela las emociones del lector; de igual forma reitero que en su primer visita a México, continuará aproximadamente con una semana más de presentaciones de “El hijo del hombre”.
SEGUIR LEYENDO: