De mirada etérea y actitud mística, Carmen Laforet se hizo conocida gracias a su exitosa novela “Nada”, un fenómeno literario de la postguerra con el que ganó el Primer Premio Nadal. Carmen escribió este texto cuando apenas contaba con veinte años de edad. ¿Pero qué fue de la llamada chica rara?.
Situada en el contexto histórico de los años 50, una época dominada por hombres y donde apenas vislumbraba un mundo femenino, se desarrolló como escritora durante la etapa en la que el ambiente político condicionaba al escritor, por lo que muchas mujeres se encontraban exiliadas. A su corta edad tuvo la inquietud de expresar de forma narrativa sus más grandes anhelos y se pasaba sus ratos libres componiendo grandes historias en extensos borradores.
“Nada”, es una novela atemporal de corte juvenil, pero también dirigida a un público más maduro. Su historia versa sobre una una joven universitaria convertida en la voz crítica y el espíritu libre en un entorno en el que la depresión permea fuertemente a los personajes.
Carmen Laforet expresó todas las vivencias que experimentó en la postguerra en esta novela, situada en Barcelona, de características lúgubres. El texto cobra relevancia porque transporta a una etapa histórica desde la psicología de los jóvenes y el cuestionamiento social, de un mundo alejado de los momentos grises que dejaron los actos bélicos.
La narración de esta historia permite que lectores de diferentes edades logren empatizar con la rebeldía y la fascinación del mundo de los que tanto escribía Laforet, quien se empecinó en romper lo que consideraba estructuras caducas y que funcionan como un choque de la realidad, no solo de su tiempo, sino incluso en el mundo contemporáneo, con el fin de enaltecer la belleza de la vida.
Este texto fue adaptado a su versión cinematográfica en 1947 por el director Edgar Neville en una producción a blanco y negro, con la participación estelar de Conchita Montes, Fosco Giachetti, María Denis y Tomás Blanco, entre otros.
Laforet publicó “Nada” a principios de los años 40, tiempo después fue alentada por su marido para entrar a un nuevo concurso literario y fue así como se hizo acreedora al Premio Nadal en su primera edición, en 1944. Éxito inesperado para la Laforet.
Producto de la fama temprana que adquirió, decidió retirarse un tiempo para dedicarse a su familia. Fue evidente lo abrumador que resultó y la presión social de la que fue presa. Debido a que no consideraba su gusto por la escritura como una carrera, sino como un pasatiempo en el que reflejaba sus inquietudes y reflexiones, nunca persiguió la fama, solo buscaba retratar, de forma fiel, el manto oscuro que caía poco a poco de aquellos años en España.
Fue una mujer apasionada por los viajes, fue en uno de sus primeros en los que se desconectó durante tres meses de su familia y su ambiente español, para conocer más a fondo la cultura norteamericana, de la cual quedó enamorada. Al tiempo que viajaba, también incrementaba su deseo por huir de las estructuras rígidas del Régimen Franquista que azotaba aquellos tiempos; y por lo cual se podría decir que buscaba nuevos horizontes con el objetivo de reconstruirse a sí misma, mediante sus relatos.
El tema de huir viene de su niñez, surge de su gran curiosidad y su amor a la vida y el encontrar cosas interesantes en lo más simple. La mayoría de su obra novelística, hace un repaso de la libertad del ser humano desde diferentes perspectivas y dimensiones. El pensamiento de libertad permeaba en sus letras, lo que daba como resultado textos orgánicos en los que veía el escape perfecto para tomar bocanadas de aire e imaginar esos escenarios ficticios, al teclado de su máquina de escribir, sus personajes buscaban la libertad de ser, expresarse, vivir y hacer una catarsis para purificar lo que estaba mal.
Entre sus textos más reconocidos se encuentran “La isla y los demonios”, “La insolución” y “La nueva mujer”; textos con la misma complejidad narrativa y el mismo trasfondo libertario, que han pasado por los años casi desapercibidos, demostrando que también la nada puede arrasar y borrar la importancia a escritos que también les dedicó su tiempo, obra y vida, Siempre destacó con un estilo vanguardista y que rompía con el estilo del pasado. Carmen Laforet era creadora de personajes ambientes espacios y descripciones en los que buscaba envolver al lector y transportarlo a mundos libres.
Carmen Laforet, encontró un estilo sin pretensiones, lo que la crítica ha catalogado como un estilo fresco Y talento literario que les abrió camino a muchas mujeres hacia la industria literaria. Dejó un legado a través de la sensibilidad de sus letras, pero fundamentalmente sobre su amor a la vida. Nació en la ciudad de Barcelona, el 6 de septiembre de 1921, hija de un matrimonio compuesto por un arquitecto y una profesora, a su corta edad se trasladó junto a su familia a Gran Canaria, estudió en la universidad central de Madrid, pero nunca continúo las carreras que inició, fue madre de cinco hijos y vivió en un matrimonio, libre de los prejuicios de la época con un marido tolerante.
Laforet también incursionó en las novelas cortas, los libros de cuentos y sobre todo las narraciones de viajes. Entre los que destacan “La llamada”, publicación de 1954 y “La niña y otros relatos”, de 1970; en los que también destacaba el ímpetu idealista y juvenil en contraste con la mediocridad del entorno, años más tarde perdió el habla debido a las afectaciones motrices que dejó la enfermedad degenerativa del Alzheimer, recluida en sus pensamientos murió 28 de febrero de 2004 en Madrid, España a su 83 años de edad.
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