Todo lo que nos cuestiona el atentado a Cristina: los intelectuales van a fondo

El ataque alerta sobre el estado de nuestra democracia, entre otras cosas. ¿Queremos superar la grieta? Hablan María Kodama, Federico Lorenz, Diana Maffia, Pablo Alabarces, Mariana Eva Pérez, Alejandro Katz, Julio César Labaké y María Esperanza Casullo.

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Un mural con la cara de Cristina Fernandez horas después de que un hombre tratara de asesinarla. (REUTERS/Agustin Marcarian)
Un mural con la cara de Cristina Fernandez horas después de que un hombre tratara de asesinarla. (REUTERS/Agustin Marcarian)

Las ideas, las interpretaciones sobre el atentado a Cristina Kirchner y sus consecuencias son muchas. Y muchas veces hablan, sobre todo, de la ideología de quien opina. Los que ya estaban de un lado piensan que pasó una cosa; los que ya estaban del otro, que ocurrió otra. Muchos se preguntan qué hubiera sucedido en la Argentina si la bala salía. Lo inocultable es la distancia que divide una posición de otra, lo que nos divide como sociedad. La grieta saca pecho. ¿Podemos, queremos superarla?

De algunas de esas cosas habló Infobae Leamos con una serie de intelectuales y figuras de la cultura.

María Kodama

“Esto no es democracia”

Por teléfono, la viuda de Jorge Luis Borges tiene algo que decir. Cuenta que estuvo trabajando sobre cartas de Juan Manuel de Rosas. Y que entonces, mirando la historia argentina, vio que la grieta hace mucho tiempo que hace daño. “Rosistas y antirrosistas, peronistas y antiperonistas, kirchneristas y antikirchneristas, así no se construye la democracia. Esto no es democracia. La democracia es juntarse todos y discutir los problemas. Un gobierno de hace algo; el que sigue ve qué estuvo bien y qué estuvo mal y trabaja desde ahí”.

María Kodama: la democracia es otra cosa (Matías Arbotto)
María Kodama: la democracia es otra cosa (Matías Arbotto)

Federico Lorenz

“Hubo un asesinato simbólico”

El ex director del Museo Malvinas -y profesor de Historia- hubiera preferido ver a sus alumnos hoy, para explicarlos, contenerlos, entender. “Aunque hoy es día de repudio más que de reflexión”, dice a Infobae Leamos.

“Me resultó increíble, es una imagen... hubo un asesinato simbólico aunque no la hayan matado, la imagen es tremendeamente contundente. En un contexto en que se banalizan las cosas y se revolea cualquier palabra. ¿qué hubiera pasado si el atentado se materializaba? Ya por el hecho de pensar en atentar contra una vicepresidenta, contra las instituciones, bajamos varios escalones anoche. Y ya los veníamos bajando en términos de banalidad”.

“Hasta imaginé una plaza como la de la Semana Santa. de 1987... todos juntos”. Federico Lorenz, historiador

El historiador sostiene que “las palabras, los gestos, no son gratis, construyen política. Si estás todo el tiempo negando al otro, degradando, a la larga alguien se va a sentir habilitado para hacer algo. La gente está golpeada económicamente por la pandemia. Y hay una sensación de control de estado democrático débil, mucha gente se siente desamparada: si hasta la figura política más importante del país puede ser agredida de esa manera, esa sensación es legítima”.

Lorenz cree que nos perdimos una oportunidad: “Fue un buen gesto que los senadores en su conjunto se manifestaran. Hasta imaginé una plaza como la de la Semana Santa. de 1987... todos juntos. Lo que pasó anoche es tremendamente político pero profundamente antipolítico también. Si era un hombre que estaba solo, había un contexto lo habilitaba. Me hubiera gustado una respuesta democrática. Uno podría soñar con esa plaza del 87. Hay cosas que se conquistaron y no se puede regalar”.

Semana Santa de 1987. Alfonsín hace su histórico discurso de "Felices Pascuas". A su lado está Antonio Cafiero, el líder peronista que respaldo la democracia en su hora más aciaga
Semana Santa de 1987. Alfonsín hace su histórico discurso de "Felices Pascuas". A su lado está Antonio Cafiero, el líder peronista que respaldo la democracia en su hora más aciaga

Diana Maffia

“La víctima es Cristina, pero es algo a lo que nos han llevado”

La filósofa está preocupada. “La primera reacción colectiva, social, es irresponsable porque es desde el mismo borde de la grieta. Todavía hay personas que creo que no han visto la gravedad de lo que ocurrió: el pase a la acción de algo que parecía impune, que es agraviar, insultar, desde lugares de la palabra. Las palabras son acciones. Hablar produce un efecto, en el caso de los agravios ese efecto no es sólo simbòlico sino sobre los cuerpos. Cuando analizamos crímenes de odio, analizamos lenguaje de odio como parte de un acto criminal”, dice a Infobae Leamos.

“Vivimos en una sociedad con actos irresponsables de odio, con modos muy irresponsables de usar un lenguaje de odio e imágenes de odio. Esto no es patrimonio sólo de un grupo político sino de cómo está hablando la política. Si no hay puente no hay espacio de diálogo, y donde no hay espacio de diálogo se pasa a la acción”, reflexiona.

No se trata de tirarse flores: “El espacio de diálogo no es neutral sino el reconocimiento de que hay posiciones diferentes y de que la manera de resolver la convivencia es llegar a consensos. No es votar quién tiene mayoría y entonces hundir y marginar a quien no tiene mayoría. Independiente de quién lo haga el método está mal”, desarrolla Maffia.

“Me caben dudas sobre si esos dirigentes de organizaciones empresarias reflejan a quienes están emprendiendo, si los dirigentes sindicales reflejan a quienes están trabajando, si los dirigentes políticos representan a quienes estamos votando” Diana Maffia, filósofa

Y analiza: “Las corporaciones son muy unilaterales. Todas estas mesas de debate con empresarios, sindicatos y partidos políticos... me caben dudas sobre si esos dirigentes de organizaciones empresarias reflejan a quienes están emprendiendo, si los dirigentes sindicales reflejan a quienes están trabajando, si los dirigentes políticos representan a quienes estamos votando. Hay una falta de representación que genera indiferencia hacia la vida política, porque parece que estamos al margen, somos como receptores pasivos de lo que algunos deciden, en realidad lo que me parece que tiene que ocurrir es que nos involucremos fervientemente en la acción colectiva. No es hacer una marcha cuando algunos dirigentes te llaman. Cuando hay movilizacioens son movilizaciones que carecen de la espontaneidad del entusiasmo colectivo. Hay mucho aparato”.

Pero en algo no tiene dudas: “Lo de ayer es gravísimo. Tengo diferencias profundas con los modos de acción de Cristina Kirhcner pero también me expresé muchas veces contra la violencia verbal y de imágenes que recibe. Lo de ayer es de una violencia profunda, es una alarma para toda la sociedad”.

Y critica: “No me parece que el lugar del Presidente sea convocar a la manifestación social, me parece riesgoso porque hay rabia, hay frustración y hay aparato. Llamar a la manifestación social es por un lado revelar su propia impotencia para manejar la situación y es algo que digo con mucha pena. Los dirigentes sociales y políticos actúan no con la responsabilidad de los lugares que ocupan sino como si fueran una organización no gubernamental o un grupo de interés”.

Diana Maffia, filósofa
Diana Maffia, filósofa

Pero dice que esto no es casualidad: “La reacción más favorable tanto por parte de la sociedad como de la dirigencia es tomar conciencia de la gravedad en la que nos han puesto. La víctima directa es Cristina Krichner, pero esto es algo a lo que nos han llevado como sociedad. Tenemos que decidir cómo queremos vivir”, planta Maffia.

Y vuelve a la historia para aclarar el presente: “Todas las organizaciones expresan su repudio. Era la palabra que utilizaban sólo los varones para rechazar a las esposas por motivo de sospecha de mala conducta o porque no podían tener hijos. Era el rechazo a una mujer, a la que devolvían a la casa paterna, un arreglo entre varones. Es un concepto muy machista y misógino. Pero el sentido literal de repudio es una combinación de retroceder y provocar vergüenza. Si lo tomamos literalmente, la invitación es a volver al punto de partida y volver a discutir qué nombras nos rigen. Si queremos vivir bajo normas o no. La desconfianza en la Justicia es parte de este clima de anomia. En este estado de anomia gana el más fuerte, el que tiene un revólver, fuerza física, masa para movilizar. Como sociedad es momento de replantear todo”.

Mariana Eva Pérez

“No puedo dejar de ver lo que no pasó”

Autora del Diario de una princesa montonera e hija de desaparecidos, este viernes Pérez tiene, sobre todo, sensaciones: “Por ahora me siento totalmente alcanzada por el mensaje de terror, no puedo dejar de ver la imagen de lo que no pasó, la sangre de Cristina salpicando la cámara. Estoy muy angustiada, no me puedo concentrar en nada. Dudo mucho qué hacer, me gustaría ir a la plaza pero no estoy segura de ir con mis pibes, tengo miedo de que haya infiltrados puestos ahí para provocar y desatar más violencia. No son pensamientos muy ordenados, son más bien sensaciones por el momento”.

Mariana Eva Pérez, impactada. (Alejandra López)
Mariana Eva Pérez, impactada. (Alejandra López)

Alejandro Katz

“Por la avenida de la confrontación”

El ensayista no cree en una conspiración pero tampoco en que el ataque sea un asunto liviano. “Los magnicidios suelen tener dos orígenes: o político (como el de Kennedy) o psicológico (como el apuñalamiento a Bolsonaro o el intento de asesinar a Ronald Reagan). En ese sentido, apuñalar a Bolsonaro o matar a Lennon es más o menos lo mismo.

¿Qué pasó acá? “Cuando leés el perfil del hombre que atacó a Cristina, todo indica que estás en ese lado. Si tenés esos antecedentes, esos rasgos de carácter, esas marcas de sociabilidad... eso es lo que hay. Lo demás son hipótesis conspirativas que no tienen fundamentos, tienen fantasías. Si alguien lo quiso estimular… no sé. Hasta hoy lo que tenés es un loquito que ni siquiera está claro que la hubiera querido matar... ¡no tenía la bala donde tenía que estar!”, plantea Katz.

Un paso adelante: “Lo que diría es: en cualquier sociedad hay eventos disruptivos. Políticos, climatológicos, sociales, sanitarios,catástrofes de algún tipo. El problema es lo que hacés con esos problemas. ¿Qué hacemos con lo que pasó? Esa es la pregunta. Lo que pasó es muy grave y a la vez nada grave. Si fuera el resultado de un complot del ejército, la oposición, empresarios… sería gravísimo. Pero si tenés un loquito...

“El discurso fue grabado para que no se olvidara de leer lo que tenía que decir… que hablara de los medios, de los jueces, que dijera ‘feriado’”. Alejandro Katz, ensayista

¿Entonces qué hacemos? “Hay dos grandes avenidas. Una es la de decir: fue un episodio reprobable, lamentable, sin conseuencias y no vamos a dejar que esto afecte nuestra vida en común. Y la otra es la ocasión de levantar las banderas de la confrontación. Y nuestra dirigencia está tomando la segunda de las avenidas. Tanto el oficialismo como la oposición”.

Según el ensayista, “hay un mundo de gente que disfruta con la posibilidad de agravar lo que pasa. Creen que sacan partido. Son los más vocales, los que tienen voz más potente, los que representan a los que son más confrontativos, que tienen más espacio… Se desplaza a competidores calificados por tibios, que no son tibios sino responsables”.

Él también habla de una oportunidad perdida: “Anoche el presidente podría haber convocado a la oposición, haber salido en un discurso no solo declarando feriado para manifestarse sino haber aparecido con el Presidente de la Corte, de las Cámaras legislativas, con gobernadores, diciendo colectivamente que rechazamos la violencia, que repudiamos en común lo que ha ocurrido… eso hubiera cambiado el escenario. Nadie quiso hacerlo. El discurso fue grabado para que no se olvidara de leer lo que tenía que decir… que hablara de los medios, de los jueces, que dijera ‘feriado’”.

¿Por qué el feriado? Katz se lo pregunta: “El feriado nacional es un duelo o una celebración. ¿Cuál es el argumento de este feriado?”

Alejandro Katz, ensayista
Alejandro Katz, ensayista

María Esperanza Casullo

“Hay cosas que no pertenecen al discurso político, como pedir pena de muerte”

La politóloga apuesta a la racionalidad. “Ojalá se abra un escenario en el cual la dirigencia política, social, los referentes de medios de comunicación puedan volver a negociar, a aceptar algunos nuevos consensos acerca de la manera de encarar el debate público”, dice.

Lo que no se dice. “Hay cosas que no es conveniente decir”, sostiene Casullo. “En la Argentina desde 1983 -por suerte y por un gran logro de toda la sociedad civil y de la clase política- siempre se entendió que hay cosas que no pertenecen al discurso político, como pedir pena de muerte o decir “nosotros o ellos” o llamar a la violencia política o social. Estos límites se habían resquebrajado en el último tiempo. Esto es una invitación y una circunstancia para reestablecerlos de manera consciente”.

¿Cómo se arregla? No creo que pase por cambios normativos o medidas legales, sí es importante que la causa judicial esclarezca de manera total lo sucedido ayer, pero se requieren gestos políticos como sucedió ayer con la foto de todos los bloques del Senado y de Diputados, las declaraciones de Mauricio Macri y de Horacio Rodríguez Larreta repudiando lo que había pasado. Estos son los gestos que se necesitan”.

Marcha a Plaza de Mayo tras el atentado a Cristina Kirchner (Adrián Escandar)
Marcha a Plaza de Mayo tras el atentado a Cristina Kirchner (Adrián Escandar)

Julio César Labaké

“Son más las cosas que nos unen”

El psicólogo social y académico reflexiona, con una analogía: “Sudáfrica vivió la cruenta lucha por la abolición del apartheid, que llevó a un estado de violencia tal que, el presidente Frederik de Klerk decidió, forzado por la situación insostenible, y también por sus convicciones personales, restituirle su libertad a Nelson Mandela, el líder de la gente de color, que ya había cumplido 27 años de durísima prisión, en la isla de Robben. Cuando se le pidió que hablara por cadena nacional para apaciguar los ánimos encendidos y dispuestos a luchar hasta la muerte, de ambos lados, y que ya había dejado muchos cadáveres en las calles, aceptó decidido a decir lo que era su profunda certeza. Alguien le entregó un mensaje cuando entraba al canal de televisión, desde donde haría su alocución. Y Mandela lo leyó, y decidió comenzar sus palabras dándolo a conocer a la nación que esperaba ansioso sus palabras”.

 Nelson Mandela, un ejemplo.
Nelson Mandela, un ejemplo.

¿De qué se trataba? Con la sencillez más convincente Mandela tomó el pedazo de papel y dijo, ante las cámara y los micrófonos que lo rodeaban:

-Alguien me entregó este mensaje. Dice: “No nos hable de paz. Denos armas”. Lo guardó y encarando serenamente al incontable público que lo escuchaba expectante, pronunció aquellas palabras inolvidables que concluyeron en la paz y finalmente lo llevaron a ser elegido Presidente del país.

- “El camino no es la guerra. Es la paz. Mientras ustedes me reconozcan como su líder, yo les mostraré el camino. No es la violencia. Es la paz”.

¿Qué pasó? Se depusieron las armas. Y se abolió el apartheid, y Nelson Mandela fue elegido presidente y mereció el premio Príncipe de Asturias de la Cooperación internacional, en 1992, y el Premio Nobel de la Paz en 1993.

Y por casa. “Hoy, más que nunca -dice Labaké- los argentinos necesitamos salir de un clima de confrontación que podría llevarnos a la violencia y acabar en aquello por lo cual dijo el General San Martín ‘que no desenvainaría su espada: la lucha fratricida’. Los argentinos debemos serenar nuestros ánimos y comprender que son más las cosas que nos unen, y que el camino es la paz, que permite dirimir las diferencia en el ámbito del diálogo, que permite los acuerdos, y que es expresión de una genuina democracia”.

Pablo Alabarces

“Se rompió el único consenso que nos unía”

Es sociólogo e investigador y un poco que se pregunta qué hubiera pasado si... “Lo ontrafáctico: qué hubiera pasado si hubiera pasado lo que no pasó. Un colega recordaba que por algo de este tipo empezó la Primera Guerra Mundial. No dejo de pensar en la posibilidad de que alguien pudiera decir: ‘ahora van a ver, vamos a vengarla’. Es preocupante”.

Alabarces vio a dirigente kirchnerista que decía “esto es producto del clima de odio que ustedes han sembrado”. Entonces, piensa “la culpa vuelve a estar del otro lado. Y luego aparecen kirchneristas de a pie que salen con una versión de eso mismo: ‘esto lo crearon ustedes’”.

Y lo más riesgoso: “Con sus matices, es un clima epocal muy malo, en el que la muerte del otro puede ser perfectamente contemplada… ¡eso es un espanto! Si esto le hubiera ocurrido a Pato Bullrich, más de uno hubiera dicho: ‘Se lo buscó'. Es muy feo eso”.

Pablo Alabarces, cuidar los consensos. (Lihue Althabe)
Pablo Alabarces, cuidar los consensos. (Lihue Althabe)

¿Esto viene de lejos? “Hay una historia de la violencia en la Argentina que depende de la óptica de donde la narres es producto de la barbarie o de los intentos disciplinadores de la clase dominante. Y ahí podés hacer entrar una serie de masacres (esto no es excepcional, basta ver Colombia, Chile o Brasil)”

¿Hay una salida? “Que toda una comunidad diga: “el que empezó fue este…” no creo que sea el modo de llegar a un acuerdo. Hay que dejar de buscar a los responsables de los bombardeos del 55 y de los fusilamientos del 56 e ir por otro tipo de consensos. El acuerdo más reciente es la dictadura: ese fue un corte respecto del que se estableció un consenso relativamente unánime. Esto está mostrando que ese consenso está dañado. La idea de ese desdichado diputado de Juntos por el Cambio, Fernando Sánchez, que pidió la pena de muerte para Cristina, implica restablecer la pena de muerte por razones políticas, rompe el consenso post dictadura. Y si ni siquiera el consenso democrático post dictadorial está funcionando, eso es habernos ido muy lejos. Hay indicios de que se ha roto el único consenso que nos mantenía unidos como comunidad democrática”.

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