En tiempos en los que se digitaliza absolutamente todo, las lecturas en voz alta adquieren un nuevo significado para comunicar desde el sonido, las emociones y la presencia. No es nuevo que la lectura en voz alta representa una nueva fase en la experiencia de la comunicación, se usa hoy aún en entornos educativos, lúdicos, comerciales, sin embargo, ha adquirido un mayor grado de importancia mientras es integrada a dinámicas que buscan recuperar la memoria y generar tejido social entorno a prácticas más culturales y sociales.
Meghan Cox Gurdon, columnista de literatura infantil y juvenil del Wall Street Journal visitó recientemente la capital colombiana en la más reciente edición de la Feria Internacional del Libro de Bogotá, su libro “La magia de leer en voz alta” (Urano, 2020) presenta sus reflexiones sobre la influencia de de la voz humana como conector de vidas, de emociones e historias, como mecanismo de transformación y construcción social en un mundo ávido de conciencia de la diversidad, protección de lo autóctono y el reconocimiento de nuestra esencia y tradición como parte de un diálogo cultural como un ejercicio constante de relacionamiento con el mundo que vivimos.
“(...) para todos nosotros al hablar nuestro idioma nativo, primero escuchamos palabras cuando somos niños y después empezamos a hablarlo más tarde en nuestro desarrollo y eventualmente aprendemos a leer y escribir. Si tú o yo le leemos a alguien, puede ser a un familiar o alguien mayor, le estás dando un regalo de literatura, leer el texto en la página, pasa por tu cuerpo y pasa por tu voz y sale como el sonido de tu voz. Nosotros reconocemos muchas más palabras cuando las escuchamos que cuando las leemos en la página, ese es nuestro vocabulario receptivo y con eso me refiero a las palabras que reconocemos cuando las encontramos. Es mucho más superior la experiencia, existe más cuando las conocemos, es mucho más que su vocabulario expresivo, que son las palabras que entendemos cuando las vemos, es mayor que nuestro vocabulario expresivo que son las palabras que utilizamos.”
Esta mujer dedicada a la profundización de la comunicación por medio de la voz nos contó más acerca del proceso fisiológico mediante el cual nos relacionamos con el sonido y el relato desde nuestro cuerpo “Cuando estamos leyendo en voz alta el oyente y el receptor están participando en un campo del lenguaje más grande, en un nivel de lenguaje mucho muy superior porque la palabra escrita tiende a ser más compleja y más sofisticada que la manera en la que nos comunicamos entre nosotros, así que es un gran regalo que se le puede dar a alguien de coger el arte de la palabra y liberarlo de la página para que la gente pueda disfrutar de esa forma de arte, de nuevo, sin esfuerzo.”
Quizás no se precisa en la vida diaria que la voz alta valida un mensaje, de hecho las autoridades se manifiestan de esta manera, no solo por medio de notificaciones simbólicas o textuales, la voz alta no lo hace más verdadero o real, solo hace que nos aseguremos de que no es el producto de la casualidad, de un ejercicio aleatorio dirigido a cualquier ser humano, la voz nos permite acudir a los sentidos más primarios para cerciorarnos de que un mensaje es para nosotros, no solo porque somos convocados a su escucha, también porque habla de nosotros o de un grupo específico.
Es así como en medio de una temporada de grandes transformaciones en la situación política y social en Colombia, con un cambio de mando en la Presidencia, se presenta el informe final de la Comisión de la Verdad, una publicación que tiene como objetivo el esclarecimiento de los hechos sucedidos durante el conflicto armado colombiano, mediante el cual se busca ofrecer una explicación amplia de la complejidad de varios escenarios que se desarrollaron en el marco del conflicto armado y así mismo difundir el conocimiento del capítulo ‘Mi cuerpo es la verdad’ del Informe Final, un aparte de este documento dedicado a la profundización sobre los estudios de género en estos escenario de violencia.
Estas lecturas en voz alta tienen actualmente su sede en la Casa E Borrero, uno de los epicentros culturales de la capital colombiana, un lugar de encuentro para las artes dramáticas en donde confluyen los musicales, la comedia, el teatro y muchas otras manifestaciones artísticas y que en esta ocasión abrió sus puertas en sinergia con el Centro de Derechos Reproductivos y la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición para realizar un ciclo de lecturas y que en su primera fecha contó con la participación de Alejandra Borrero, directora de Casa E, una de las actrices más reconocidas de Colombia y América Latina, con una extensa carrera profesional en donde también se ha destacado como activista: “Se trata de darle voz a personas que no la han tenido por años y años y que están registradas en ese informe final de la Comisión, quienes están participando de estas lecturas son, cada una en su campo, mujeres que han trabajado desde diversos ángulos por estas causas, es poner el relato en otro lugar. Es increíble ver lo que siente la gente con estas lecturas.”
A estas sesiones se suma la voz de relevantes mujeres de la actualidad colombiana como Mabel Lara, periodista, candidata a Senado y Virgelina Chará, defensora de derechos humanos y postulada al Premio Nobel de Paz; así como Catalina Martínez, directora regional del Centro de Derechos Reproductivos, encargada de pronunciar las palabras de bienvenida a la lectura en la que cada martes, a la misma hora en Casa E Borrero, la actividad se desarrolla mientras se lee un fragmento de este capítulo del informe hasta finalizarlo.
“Es muy importante que podamos tener estos espacios porque son acciones ciudadanas que nos permiten tener un conocimiento amplio de lo que pasó en el proceso de Justicia Transicional, lo que quedó consignado en el Informe da a conocer esas verdades y también las recomendaciones específicas que la Comisión ha hecho, pues para que estos errores no vuelvan a ocurrir en el país. Este es un capítulo profundamente doloroso que por supuesto hay que leer, hay que conocerlo y leerlo en grupo de la manera en que lo estamos haciendo, pues puede ser más catártico y puede permitir que más personas tengan acceso a él”, comentó Martínez, quien también destacó que el capítulo ‘Mi cuerpo es la verdad’, está dividido en dos secciones, poniendo el foco en las experiencias de mujeres y personas LGBTIQ+ en el conflicto armado colombiano, retratando lo sucedido a millones haciendo que la verdad y el reconocimiento en la experiencia de las víctimas sea parte fundamental de esta actividad.
En la primera sección de este capítulo de género llamado ‘Mujeres: voces que defienden y cuidan la vida’, se evidencian los actos intolerables que sufrieron 10.864 mujeres escuchadas por la Comisión; en la segunda sección ‘La verdad es arcoíris’, se relata las deficientes garantías política que Colombia tiene con la comunidad LGBTIQ+, que históricamente han atravesado décadas de desaprobación social, falta de garantías para el cumplimiento de sus derechos humanos, desprotección, impunidad, entre otras violencias.
Otro ejemplo de lectura en voz alta en la construcción social son las lecturas desarrolladas por la Corporación Manos Visibles que tiene como finalidad fomentar el desarrollo literario en las comunidades del Pacífico, el Caribe y la Amazonía a través de la palabra cuenta con el apoyo de Fundación Sura con el lanzamiento de su libro “Vení, te leo”, una iniciativa cuyo primer resultado editorial es un libro que reúne quince textos de autores de Quibdó, Tumaco y Buenaventura, escritos durante el taller de literatura africana dictado por el escritor camerunés Gilbert Shang Ndi que define estos textos destacando la importancia de sus escritoras y escritores: “Los personajes de estas narraciones pacíficas se enfrentan al racismo, la alienación, el clasismo, la discriminación de género y la pobreza, más nunca se dejan derrotar por el desaliento”.
Sus lecturas se llevan a cabo durante el mes de agosto, en primer lugar en la Librería Matorral, ubicada en Bogotá, un lugar de encuentro de la comunidad literaria de la capital colombiana, empalmando con la que se llevará a cabo en el auditorio del Banco de la República de Buenaventura, zona en donde se encuentra el puerto marítimo más importante de Colombia que también es uno de los 10 puertos más importantes de América Latina y que a su vez es reconocida por ser un territorio con altísimos índices de precarización de sus habitantes y que por medio de estos espacios de encuentro generan un mayor nivel de identidad y representación de sus problemáticas, sentires e imaginarios, desde el poder del territorio y de los testimonios.
Si desea llevar su experiencia de lectura a nuevos niveles seguramente deba considerar que sus beneficios se traducen en la manera de asimilar la información, no solo desde los sentidos, también desde los procesos bioquímicos del cerebro y en nuestra relación con nuestros allegados, la columnista Meghan Cox Gourdon agregó detalles sobre los beneficios de la lectura en voz alta para nuestro sistema nervioso y organismo: “Ayuda mucho al cerebro de los niños desarrollarse, les ayuda a crear conexiones emocionales entre personas, es algo muy bello cuando alguien está leyendo una historia a un grupo de personas que es lo que ocurre cuando una mamá le lee a sus hijos o cuando una bibliotecaria le lee a un grupo de personas, los patrones cerebrales de cada persona se sincronizan, así que cuando yo te estoy leyendo, tu cerebro y el mío están haciendo la misma cosa, hay una conexión profunda casi que a un nivel molecular, es increíble y es muy bueno para nuestros cuerpos.”
Independientemente del objetivo de la lectura, la voz hace la diferencia, sí, plataformas o formatos como el podcast logra trascender al texto escrito de muchas maneras, sin embargo el factor primordial es y será la voz mientras contemos con esta habilidad para conectar con nuestros semejantes en niveles que trascienden nuestro pensamiento y nuestra capacidad de reconocer la presencia de otros semejantes a nosotros con la capacidad de hacernos parte de sus relatos, de protagonizar sus propias historias y de construir un pensamiento colectivo más preparado para coexistir y avanzar en miras de un futuro más justo para todas y todos.
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