La India condenó este jueves el “terrible ataque” contra el escritor británico de origen indio Salman Rushdie en Estados Unidos, gravemente herido el pasado 12 de agosto, en la primera respuesta oficial desde el suceso.
“La India siempre ha estado contra la violencia y el extremismo, condenamos este horrible ataque contra Salman Rushdie y le deseamos una pronta recuperación”, dijo este jueves el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores indio, Arindam Bagchi, durante su rueda de prensa semanal.
La de este jueves se trató entonces de la primera condena oficial de la India al ataque, después de que el ministro de Exteriores, Subrahmanyam Jaishankar, se limitara a comentar el pasado 13 de agosto que “el mundo entero se dio cuenta” de la agresión a Rushdie y “todo el mundo reaccionó al ataque”.
Hablaba del autor nacido en junio de 1947 en Bombay, que luego cambió su nombre por el actual: Mumbai. Al momento del nacimiento de Rushdie, se trataba de un territorio colonizado por el Reino Unido.
El escritor, todavía hospitalizado aunque ya sin la asistencia respiratoria de la que dependió los primeros días de su interenación, se disponía ese viernes a intervenir en una conferencia literaria en la localidad de Chautauqua, situada a algo más de seis horas por carretera de su residencia en la ciudad de Nueva York, cuando un hombre saltó al escenario y le propinó numerosas puñaladas, que estuvieron a punto de costarle la vida.
El joven de 24 años, Hadi Matar, fue arrestado inmediatamente y, en una entrevista concedida desde prisión al diario New York Post, dijo que sentía aversión hacia Rushdie por haber “atacado el islam” con su libro Los versos satánicos. Ante la Justicia, Matar se declaró inocente de los cargos de agresión e intento de homicidio.
Desde que se produjo el ataque, la localidad de Chautauqua quedó conmocionada y perdió la tranquilidad que la caracterizaba. La conversación cotidiana es casi exclusivamente sobre el atentado y frente a la institución en la que iba a dar su conferencia y resultó apuñalado se montó un altar para desearle pronta recuperación.
El escritor fue amenazado de muerte en 1989 por una fatwa (decreto religioso) del Gobierno iraní por esta obra, lo que le obligó a pasar años en la clandestinidad luego de que el ayatolá Ruhollah Jomeini dictara esa orden.
La novela, en la que la ficción se combina con la reflexión filosófica y el sentido del humor, despertó las iras de los musulmanes chiíes, quienes la consideraron un insulto al Corán, a Mahoma y a la fe islámica y fue prohibida en la India, Pakistán, Egipto, Arabia Saudí y Sudáfrica.
Con información de EFE.
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