La escritora Dorothy Parker, al igual que la ciudad de Nueva York, marchaba a gran ritmo; es descrita como versátil de espíritu y adelantada a su tiempo. Sus textos, revolucionarios para los años veinte, reflejaban su indomable carácter, su afinidad feminista, las creencias izquierdistas, culturales. Su escritura avanzada la hizo ganarse el seudónimo de “La gran moderna”; entre sus más afamados textos se encuentran “Colgando de un hilo”, “Narrativa completa” y “Una rubia imponente”.
Su carrera como escritora inicio cuando comenzó a colaborar en revistas de moda como Vogue, de ahí salto a la crítica literaria y teatral en Vanity Fair y The New Yorker. En su paso por el mundo editorial agudizó su prosa y más tarde redactó tres poemarios: “Suficiente Soga” (Enough rope), “Cañonazos de retreta” (Sunset gun) y “Muerte e impuestos” (Death and taxes), que posteriormente fueron incluidos en el libro “No tan profundo como un pozo” (Not so deep as well).
Sus compendios se caracterizaban por aterrizar ideas de forma mordaz y sarcástica, a través de del humor negro y las constantes críticas sobre la realidad que azotaba su tiempo. Durante varios años su obra fue infravalorada, hasta que se comenzó a recuperar como literatura de culto, en los años setenta. Producto de un divorcio y una lista larga de romances escribió uno de sus más grandes éxitos, “Una rubia imponente”, que la hizo acreedora a prestigioso Premio O. Henry a principios de los años treinta.
El cuento fantástico “Una rubia imponente” se centra en el ascenso y caída de la protagonista, Hazel Morse, una rubia sumamente orgullosa de las hazañas que realizaba llevada por la vanidad, una mujer que paso de relación en relación, aferrándose a algunos hombres y a la cual el sentimiento de soledad la hace refugiarse en el alcohol. Las obras de Parker han sido catalogadas como humorísticas, pero se alejan de lo gracioso para refugiarse en la depresión citadina bajo un enfoque de hipocresía con el inmejorable fondo de la ciudad de Nueva York.
La neoyorquina se mudó a Hollywood en 1934, poco después de contraer nupcias con Alan Campbell. Fue en la ciudad de las estrellas que sus letras fueron inmortalizadas, al escribir el guion de “Ha nacido una estrella”, cinta de 1937 que se convirtió en un clásico norteamericano, dirigida por William A. Wellman y protagonizada por Janet Gaynor, Fredic March y Adolphe Menjou. De esta película se han hecho dos adaptaciones, una en 1976, con la participación especial de Barbara Streisand, y la más reciente, en 2018, protagonizada por Lady Gaga y Bradley Cooper.
Unos años más tarde de su exitoso trabajo como guionista, comenzó su militancia política apoyando a la izquierda, en uno de los pasajes más memorables de su vida, el ingreso a la Liga Anti Nazi de Hollywood, por lo cual fue investigada por el FBI bajo la sospecha de ser un agente encubierto del Partido Comunista, por lo que que ingresó a la llamada “lista negra de Hollywood”. Su vida como escritora, después de esto, permaneció con un perfil bajo. Dos intentos de suicidio y problemas de alcoholismo vinieron tras ser señalada.
Nació en New Jersey, pero se crió en el lado privilegiado del Upper West Side de Manhattan; en realidad se llamaba Dorothy Rothschild, pero se adjudicó el apellido de su primer esposo, Edwin Pond Parker. En reiteradas ocasiones, Parker afirmo no necesitar rodearse de grandes lujos o una casa inmensa que en soledad no podía llenar, prefería estar instalada en hoteles neoyorquinos. A sus 73 años murió sola, de un ataque a corazón, en una habitación de un hotel del Upper East Side, solo rodeada por su perro y varias botellas de bebidas alcohólicas.
Abanderada de los derechos civiles, tras su muerte le dejó toda su fortuna a Martin Luther King, pidió ser incinerada e incluso dejó instrucciones de qué debía decir su epitafio: “Excuse My Dust”, traducido como “Perdonen el polvo”.
Sin embargo, no dijo nada de qué se debía hacer con sus restos, que permanecieron seis años abandonados en el crematorio, que al no recibir ni un dólar por guardarlos, los enviaron a la oficina de un abogado en Nueva York, donde estuvieron por lo menos 15 años más, hasta que finalmente la Asociación Nacional para el Avance de la Gente de Color, se encargó de las cenizas y las dejó, 20 años más, en la parte trasera de su sede en Baltimore, hasta que en agosto de 2020 fueron depositados definitivamente en el cementerio de Woodlawn, en el Bronx, Nueva York, junto a sus padres.
SEGUIR LEYENDO: