Aún recuerdo el fenómeno mundial que causó La chica del tren de Paula Hawkins allá por el año 2015. Para los que no recuerdan el suceso, este bestseller de Hawkins narraba la historia de Rachel, una mujer alcohólica que cae en una fuerte depresión a raíz de su condición y de su divorcio. Pierde amistades, pierde el trabajo, incluso tiene muchos lapsos en los que pierde la memoria, pero lo que nunca pierde es la costumbre de tomarse el tren a las 08.04 desde Ashbury hasta Euston.
En ese trayecto, Rachel observa a una pareja (aparentemente recién casada), quienes para ella son muy felices, la típica relación que ella desearía tener. Con el tiempo, la protagonista memoriza todas las actividades de los jóvenes tórtolos que mira a través de la ventana del tren. A tal punto que cuando en sus viajes empieza a extrañarse al no ver a la esposa, Rachel comienza a sentir la necesidad de saber qué sucedió con ella y por qué no la ve.
Esta historia de suspenso lo tiene todo: alcohol, pérdida de memoria, violencia psicológica, física y el protagonismo de un personaje femenino atípico que atravesó las fronteras por el boca en boca. Muchos jóvenes empezaron a leer el género thriller en todas sus formas luego de encontrarse con La chica del tren.
En aquel tiempo era común encontrar lectores hablando de este libro en Twitter o en los blogs de literatura, incluso se podían encontrar reseñas de booktubers, como fue el video de Carla Dente (booktuber argentina), que tuvo más de 132.000 visualizaciones o el video de Josu Diamond (booktuber y escritor español), que incluye en su top de libros adictivos a La chica del tren. Ese video, parte del fenóimeno desatado por el libro, superó el millón de visualizaciones.
El perfil del libro en Goodreads se llenó de comentarios diversos entre los que destacan aquellos que hablaban de lo mucho que gustó ese libro de thriller que se leía rápido. Fue a raíz de este bestseller que empezaron a brotar nuevos y viejos thrillers que tenían mujeres protagonistas, fuertes, particulares, distintas. Entre ellos destacamos Perdida de Gillian Flynn, que tuvo su adaptación cinematográfica en el 2014 con Rosamund Pike y Ben Affleck (Gone Girl). La adaptación de David Fincher, un poco larga para algunos, coincide con la extensión de la pluma de Flynn a la hora de narrar la historia de suspenso psicológico de Amy y Nick. Un thriller que no es de lectura ligera pero que muchos jóvenes eligieron leer para seguir explorando el género.
Del suspenso psicológico pasamos a historias que -con el correr de los años y el empoderamiento de la mujer a raíz de los reclamos cada vez más sonantes por sus derechos- empezaron a tocar otro tipo de tópicos un poco más arriesgados y posicionaron a la mujer, en ciertos casos, como una villana… Pero una villana entendible. Las lectoras empezaron a empatizar con estos personajes. Al menos un poquito.
La autora sueca Camilla Lackberg lo demostró en Una jaula de oro (Ediciones Maeva, 2019). La historia de Faye no le llega a los talones a la saga de Los crímenes de Fjällbacka, pero nos relata esa cara vengativa de las mujeres por la cual han sido siempre juzgadas, entretejiendo la historia con ciertos detalles que terminan logrando que el lector inevitablemente empatice con la protagonista y acepte su versión de la trama con una lógica no tan inentendible.
Continuando con la temática de las mujeres como “villanas”, hace pocas semanas se publicó en Argentina Hora de pagar, dela británica Celia Walden, de la mano del sello editorial Motus de Trini Vergara. Walden es periodista y escritora. Tiene una larga trayectoria como columnista y ha escrito mucho sobre feminismo, belleza, moda, e incluso sobre automovilismo para grandes medios, como por ejemplo GQ, Elle, Harper ‘s Bazaar y The Spectator, entre otros. Sus cuatro personajes principales en Hora de pagar son cuatro mujeres muy distintas y muy parecidas al mismo tiempo.
Jill es una de las socias fundadoras de BWL, una inmobiliaria muy importante localizada en Londres. Está casada con Stan, el otro fundador de la empresa, quien está enfermo de cáncer. Jill y Stan incorporaron a la empresa a Jamie, el actual gerente de BWL, sin sospechar que con el tiempo esta decisión se transformaría en un gran error.
Alex es la secretaria de Jamie, quien luego de quedar embarazada de un compañero de trabajo, tiene todas las intenciones de volver a la empresa a trabajar, hasta que se encuentra con que Jamie ha decidido despedirla incluso sin haber terminado su período de licencia por maternidad. Bajo el argumento de que cometió un error monumental antes de empezar su licencia, Alex es nada menos que invitada a dejar su lugar de trabajo.
Nicole es la vendedora del momento de BWL, su éxito laboral no va de la mano de su situación personal. Está casada, tiene una hija y mantiene un affaire enfermizo con Jamie. Maya es la esposa de Jamie, un personaje relegado en la mayor parte del libro aunque con el correr de la trama empieza a desarrollar unas características bastante llamativas.
Las cuatro mujeres comparten su inicial fascinación por Jamie y con el correr del tiempo el naciente desprecio hacia él las unirá aun más. El libro va alternando entre el pasado y el presente (recurso muy utilizado en el género thriller) mostrando los encantos del hombre y también sus miserias. Con el transcurso de la trama el lector va a ir tomando conciencia de la manipulación de Jamie y de cómo su masculinidad y éxito laboral lo ponen en posición de poder determinar la suerte de las mujeres que lo rodean. Sin embargo, tal como aún se dice, “detrás de todo hombre hay una gran mujer”, y Jamie tiene detrás muchas mujeres grandiosas.
Hora de pagar es un libro de muy fácil lectura, dinámico, que se puede leer de una sentada. Los temas que va tocando, alterando los personajes y sin olvidar el horizonte de la trama, son muy realistas y pone a las mujeres en situaciones de vulnerabilidad, falta de empatía e incomodidad. Es un libro simple pero que sirve para seguir explorando los múltiples lugares que pueden ocupar las mujeres en esta categoría literaria y pensar la simpleza con la que se encasilla a una mujer en el lugar de loca, desesperada y despechada sin tener acceso a la realidad que se esconde detrás.
Así como al inicio les comentaba que muchos jóvenes lectores comenzaron a leer el género thriller con La chica del tren de Paula Hawkins (otro libro de lectura ágil), luego decidieron apostar por un poquito más de profundidad literaria y continuaron con Perdida de Gillian Flynn. Por esta razón, también les voy a hablar de un nuevo libro que se publicó en Argentina, de la mano del sello editorial Planeta y que nos traslada a otras culturas y otros escenarios: La ladrona de huesos, de Manel Loureiro. El autor español, entrevistado por Infobae Leamos hace algunas semanas, es el único escritor de ese país que ha estado entre los más vendidos de The New York Times.
Loureiro en su último libro nos presenta a Laura, una mujer de cuarenta años que en su niñez fue separada de sus padres y su ciudad natal (Madrid) para formar parte de un grupo de niños entrenados por una asociación secreta de la Unión Soviética, localizada en un centro denominado “El Nido”. Allí los niños son entrenados desde muy pequeños y terminan sobreviviendo solo aquellos que demuestran fortaleza. Laura había sido robada por Mijaíl Tarasov, quien con el tiempo se convertirá en su protector. El día que Tarasov es notificado de un golpe de Estado en Moscú y que la operación de El Nido tiene que desaparecer, decide salvar a cuantos niños pueda. Entre ellos queda Laura. Esta trama de la historia de la protagonista pertenece a su pasado.
Su presente es algo incierto, ya que la mujer fue una de las víctimas de un salvaje atentado en México que le provocó la pérdida de memoria. Se enamoró de Carlos, su médico, y junto a él deciden visitar Pedrafita do Cebreiro (en Lugo, Galicia, España) con la intención de iniciar el Camino de Santiago de Compostela, en parte por agradecimiento y en parte con la esperanza de que vistar España conecte a Laura con sus recuerdos perdidos.
Sin embargo, una noche, mientras la pareja está cenando, Laura recibe un extraño llamado de alguien quien cree no conocer pero que sí la conoce a ella, y mucho. Esta persona le asigna una misión: robar las reliquias del Apóstol en la catedral de Santiago. La protagonista pasará de no conocer su identidad a realizar el camino de Santiago recuperando de a poco sus memorias y encontrando su verdadera identidad, mientras, además, tiene como misión salvar a Carlos de un trágico destino.
Esta novela tiene un ritmo frenético pero al mismo tiempo una pluma muy detallista, lo cual hace que el lector deba dedicarle un buen tiempo. No es un clásico libro de lectura rápida. Laura es un personaje que combina ciertos aspectos de Evelyn Salt (Phillip Noyce, 2010, luego interpretada en el cine por Angelina Jolie) y Natasha Romanoff (personaje de novelas gráficas y películas de Marvel). El global de la historia tiene mucha acción y hasta por momentos se siente que fue planificada para una adaptación cinematográfica y no tanto para el ámbito literario. Sin embargo, logra captar de forma completa la atención del lector y en ciertos momentos tiene algunos guiños a los libros de Dan Brown. La ladrona de huesos nos relata la transformación de una mujer vulnerable, perdida, en una poderosa mujer que tiene una trayectoria de agente y ladrona de guante blanco con todos los honores.
Ambos libros poseen misterio, acción y el desarrollo de personajes femeninos que muestran la independencia y el poder que pueden tener sin necesidad de tener un hombre detrás cuidándoles las espaldas. Son libros distintos y similares al mismo tiempo, que recomiendo a los jóvenes lectores para iniciarse en el género, seguir con su exploración y probar nuevos tópicos literarios para salir de la zona de confort que muchas veces abraza a los lectores de historias juveniles clásicas.
“Hora de pagar” (fragmento)
La suya era una belleza limpia, de catálogo, que lograba ser a la vez agradable y alienante. Pero era su frescura —del tipo que muy pocas mujeres poseen después de los veinte años— lo que resultaba más desconcertante. Maya tenía unos cuantos años más que Alex y, sin embargo, todo, desde su pelo y sus labios, al natural salvo por un toque de brillo rosa coral, hasta la piel algo bronceada de sus brazos, poseía una cualidad intacta, una novedad; como si la vida no la hubiera tocado o como si Maya hubiera estado protegida de cualquier cosa desagradable que pudiera haberle dejado una marca.
Alex volvió a una imagen de Instagram en particular. Tomada unos meses antes, dieciséis días exactos después de dar a luz (Alex lo calculó), mostraba a Maya de pie en su jardín trasero de Bedford Park, con vaqueros y un jersey. Mientras Maya había extendido una mano con un guante de jardinería hacia quien estaba tomando la foto —se suponía que Jamie— con la boca abierta en señal de protesta, el jersey se le había levantado para dejar al descubierto unos centímetros de la parte inferior del estómago.
Alex casi podía oírla gritar a su orgulloso esposo: “¡No se te ocurra!”. Porque, aunque a los ojos de Alex lucía tan perfecta que daba escalofríos, sin una várice ni una estría a la vista, para la mente de Maya, aún no había recuperado su figura. Jamie debió de saber cómo se sentía su mujer. Ella se lo habría dicho aquella mañana cuando él rodó, sin aliento, encima de ella y ella se pellizcó el más mínimo centímetro de abdomen entre su pulgar y el índice y se quejó con un mohín: “Mira lo que me hiciste”. Y Jamie se habría reído y le habría asegurado que estaba tan divina como siempre, y hasta se habría inclinado para besarle el estómago.
Jamie solo había hecho una publicación desde ese día. Una escena en un parque del oeste de Londres el primer fin de semana de mayo. La lona de cuadros escoceses estaba allí, pero los restos no eran los de un típico picnic: nada de huevos escoceses ni salchichas de cóctel para esta familia. En su lugar, había algo parecido a una tarta en una bolsa de papel marrón de comida orgánica Daylesford, un pomelo pelado y cortado en cuartos, y el cuello verde y brillante de lo que debía ser un sancerre o un chablis —ambos favoritos de Jamie, como bien sabía Alex—que asomaba por una nevera. La pequeña Elsa dormía sobre el pecho de Maya y Christel hacía una mueca detrás de su padre: “Mis chicas”.
“La ladrona de huesos” (fragmento)
La pequeña Laura estaba metida en un buen lío.
No había podido pegar ojo en toda la noche devanándose los sesos en busca de un modo de cumplir el acuerdo diabólico que le habían impuesto los dos chicos mayores. Su amigo Omag tenía un aspecto aún peor que ella y lanzaba gemidos de dolor cada vez que daba un paso. Sus costillas eran una colección de verdugones de distinto color, que iban del amarillo al negro más oscuro. Si alguno de los profesores se había dado cuenta del estado del chico, habían decidido ignorarlo. El darwinismo salvaje del Nido funcionaba a plena potencia, obedeciendo a unos designios que a la niña se le escapaban por completo.
Era injusto. Todo en el Nido le resultaba duro e incomprensible, pero la vida era un desafío constante. Eso, desde luego, le había quedado claro.
Estaba sentada en la esquina del comedor, cerca del carro de los platos sucios y de la puerta de la cocina. Había madrugado más de lo normal y hacía un buen rato que había terminado de desayunar, pero había dejado un poco de la masa de verdura hervida en el plato y jugueteaba con ella. Esperando.
Su mirada saltaba cada poco hacia el reloj de la sala. Los soldados se retrasaban. Si aquel día, por algún motivo, llegaban más tarde de lo habitual, tendría que irse de vacío antes de que alguien la echase en falta en la primera clase. Y solo de pensar en las consecuencias que supondría eso para ella y para Omar, se retorcía de angustia.
Quién es Celia Walden
♦ Nació en París en 1976, pero es de nacionalidad británica.
♦ Fue una exitosa columnista de espectáculos y farándula, integrante del desaparecido diario The Daily Telegraph.
♦ En 2008 empezó a publicar sus obras de ficción. Es autora de Harm’s Way y Hora de pagar, entre otros.
Quién es Manel Loureiro
♦ Nació en Pontevedra, España, en 1975.
♦ Es escritor, abogado, guionista y ha trabajado como presentador en la Televisión de Galicia.
♦ Entre sus novelas se encuentran Apocalipsis Z. El principio del fin, Los días oscuros, La ira de los justos, Veinte, El puente y Fulgor.
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