En un principio, el poemario Una esquirla basta busca formas de alquimizar el duelo a través del arte. Impulsado por un evento trágico, pretende imprimir el luto sobre la página en blanco para que este no quede simplemente como una experiencia que llega, pasa, y se disuelve con el primer vendaval.
En ese sentido, el primer impulso creativo es un acto de aferrarse a lo que inevitablemente se va perdiendo. Creo que ese impulso es muy parecido al impulso que motiva a nuestra especie. Como dice Albert Camus, “el hombre es el único animal que se niega a ser lo que es”. Podríamos agregar que el humano siempre se resiste también al transcurrir del tiempo, que todo lo disuelve. Es una batalla perdida, sin embargo, la libramos sin cesar: no hacemos más en la vida que resistirnos, con los dientes, al tiempo y a la realidad.
Como es natural, el duelo se va transformando, y pasa de ser el protagonista de nuestros días a convertirse en un filtro a través del cual miramos el mundo. El luto se hace un prisma, cada vez más delgado, que colorea de maneras sutiles nuestro entorno. Eso, hasta que por fin desaparece, y deja tan solo ciertas estelas y hermosas secuelas periódicas. A través de dicho prisma está escrito Una esquirla basta. Es decir, más allá del impulso, este no es un libro sobre el estado del duelo, sino un libro sobre el mundo observado desde ese estado.
En esos momentos, tales como los que Cesar Vallejo llama “el momento más grave de la vida”, mi interés principal fue explorar la relación que tenemos con el lenguaje, y cómo este cincela nuestra consciencia.
De esta sospecha provienen poemas que son casi preguntas abiertas, como, por ejemplo, el poema “Pecado no tan original”. También hay una exploración de la locura, que ha sido un tema de interés para tantos pensadores, y que genera también una vertiginosa fuerza gravitacional en los momentos complicados. Y de esa intriga nacen poemas como “La raya blanca”, que busca explorar los lindes de la locura sin caer de lleno en ella. Influencias hay muchas, algunas con citas explícitas y otras que se infiltran sin decirlo, pero algunos nombres que resuenan siempre en mí son Cesar Vallejo, Rumi, Holderlin, Rilke y Eros Alesi.
Pecado no tan original
Hace tres milenios
varios sabios dijeron:
‘Nada nuevo puede pasar bajo el sol.’
Hoy vemos, que en efecto
nada nuevo ha sucedido
en el fondo.
No se halló conclusión entonces
ni siquiera en la aparente conclusión.
No se halla conclusión tampoco hoy
largamente macerado el ego ya
en el inmóvil tiempo
y en la líquida verdad.
Creo yo, en parte
que han esperado suficiente...
Mas me retracto habitualmente
y sigo buscando
de la mano con mis perdidos libros.
Otra parte de mí es libre
sabe que el problema es que no hay problema
esta parte mía imita a la flor:
“La rosa es sin por qué
florece porque florece”
O también:
“A rose is a rose
a poem is a poem”
Pero claro, difícil no preguntarse
si es el destino del hombre
ser como una flor
¿Por qué lees?
Canción del átomo
No percibo límites entre los bloques de cemento
y los templos de amplias piedras
o los pueblos donde el barro
forma cuartos con ventanas paralelas
empleando las ventiscas del verano.
Exiliada la ilusión con una tenue vela
todo ha vuelto.
Las praderas son más verdes por ello
incluso de noche
pues el sol y la luna son juntos
siempre lo fueron y siempre es ahora.
Susurran en mi cuello los Aqueos
los Brahmanes, los Sunitas, los Mochicas
y el rey poeta Netzahualcóyotl;
oigo retumbar su sangre en nuestras venas
y la siento derramarse sempiterna
en los campos designados a la lucha:
el que nace nunca muere
es aquella la verdad.
También aquí
hemos debido aspirar la cal de golpe
en un día en exceso cualquiera.
También en este aquí
hemos injuriado al tiempo
a su péndulo
a su supuesta guillotina del ayer.
Pero ante un cementerio de péndulos
nos postramos hoy
y se ha hecho el presente
Él, que aparentaba también
su supuesta pasada ausencia
sugiriendo cosas previas
actuando
incluso ahora
ahora que los ojos de los muertos
encandilan mis pupilas
ahora que sentimos a los otros y a nosotros
palpitando a un mismo son
y habitando coordinados
un mismo átomo extasiado.
(de Una esquirla basta, Editorial Piedralada, 2022)
Quién es Rodrigo Luque
♦ Nació en Lima en 1995.
♦ Se graduó con doble licenciatura en Cine y en Filosofía por la Universidad de Nueva York en Abu Dhabi (NYU), con honores (magna cum laude) en el 2021.
♦ Ha escrito y dirigido cortometrajes documentales que han sido premiados en diversos festivales como el Emirates Short Film Festival (premio a mejor documental, 2018) y el Global Impact Film Festival (mención honrosa del jurado, 2018). Ha trabajado como editor en diversos documentales como Meraya (finalista para “mejor pieza experimental”, Prague Film Awards 2020) y La Danza de los Mirlos (película de inauguración del Festival de Cine de Lima, 2022), y como asistente de edición en Pacha Films.
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