Un libro de historia puede ser un best seller? Puede, y en la Argentina lo demostró, en 1989, Félix Luna. Ese año salió Soy Roca, una obra sobre un personaje controvertido: Julio Argentino Roca, general y dos veces presidente del país: en 1880 y en 1898.
“Alguna gente habla de Roca como si hubiera sido un genocida. Muchos más indios mató Adolfo Alsina. La expedición de 1879 sobre el río Negro prácticamente no tuvo encuentros con los indios, simplemente fue un avance arrollador”, supo decir Luna.
En un gesto audaz, el historiador toma la voz de Roca y narra en primera persona. Así, a partir de sus investigaciones, reconstruye la vida y la obra de este político, y logra superar ampliamente ese mote de genocida para reflejar otros aportes fundamentales en la construcción del país.
Ahora, en un contrapunto con la visión liberal de Luna, el historiador y escritor Pacho O’Donnell, que ha reflejado a través de su extensa obra una óptica más nacional y popular de la historia, habla en esta entrevista del ex presidente como “una figura polémica, con luces y sombras, y las luces son muy brillantes y las sombras son muy oscuras”, define a Félix Luna como “quien nos enseñó a todos a escribir para la gente”, y al libro Soy Roca como “una visión honestamente liberal de un personaje complejo”.
-Se acaba de reeditar Soy Roca, el libro de Félix Luna que significó algo así como el primer best seller de la historia nacional. Como historiador y también como escritor, ¿qué opinión le merece esta obra y la visión de su autor sobre quien fuera durante doce años presidente de la Argentina?
-Yo he tenido una excelente relación con Félix Luna. Disentimos en la visión sobre la historia. Él ha tenido la versión liberal y yo una versión nacional, popular y federal, pero eso no ha impedido que estuviéramos de acuerdo en muchas cosas, y que yo celebrara, por ejemplo, su rescate de los caudillos federales, en su excelente libro sobre el tema. Además, Félix Luna ha sido quien nos enseñó a todos a escribir para la gente. Hay historiadores que escriben para sus colegas, es decir, con una complejidad que se supone científica, en cambio Félix Luna tuvo como interlocutor a la argentina y el argentino común. En cuanto a su libro Soy Roca, tiene que ver con estas particularidades, es una visión honestamente liberal de un personaje complejo.
-El revisionismo histórico suele condenar figura de Roca, minimizando otros aspectos como el de haber terminado con el predominio de la oligarquía porteña en la política, o la educación laica y gratuita. ¿El ex presidente fue víctima de una antigua grieta?
-No se puede generalizar sobre la versión del revisionismo respecto de la figura de Roca porque algunos de ellos muy importantes, como Jorge Abelardo Ramos, sin bien no dejó de condenar la “Conquista del Desierto”, también reivindicó algunos aspectos. Indudablemente la figura de Roca es una figura polémica, con luces y sombras, y las luces son muy brillantes y las sombras son muy oscuras. Sin duda la mal llamada “Conquista del Desierto” para muchos cubre toda la acción de Roca y no permite una visión más objetiva que rescate algunas singularidades muy remarcables de la acción de Roca.
“La ocupación de la Patagonia,fue una decisión geopolítica correcta, y podríamos decir urgente”
-¿Por qué mal llamada “Conquista del Desierto”?
-Está mal llamada porque no había desierto. Es decir, lo que se conquistó fueron territorios muy fértiles, y por otra parte lo del desierto significaría que no había vida, e indudablemente estaba poblado, no muy poblado pero indudablemente estaban allí los pueblos originarios. Al hablar de la ocupación de la Patagonia, que es como a mi me gusta llamarla, por lo pronto hay que decir que fue una decisión geopolítica correcta, y podríamos decir urgente. De no ocupar Argentina la Patagonia la hubiera hecho otra nación extranjera.
-¿Era el momento?
-Astutamente el ministro de guerra de Avellaneda, Julio Argentino Roca fue partidario de un acción ofensiva y no defensiva, como había planteado su antecesor en el cargo, Adolfo Alsina, con la famosa zanja de Alsina, es decir, que de alguna manera quería fijar un límite entre los cristianos o winkas y los pueblos originarios. Pero Roca que era un zorro, no casualmente ése era su apodo, vio la oportunidad: Chile estaba ocupada en su guerra contra Perú y Bolivia, e incapacitada de abrir otro frente bélico. De eso se habla poco, pero es importante remarcarlo.
“Lo criticable de la conquista es no haber hecho más esfuerzos para integrar a los legítimos ocupantes de la Patagonia”
-¿Qué otro país hubiera podido ocupar la Patagonia?
-Hay que decir que Gran Bretaña es casi milagroso que no lo haya hecho, dada la inmensa importancia estratégica de un territorio que le hubiese permitido controlar la comunicación entre ambos océanos, de la misma manera que la ocupación de Gibraltar domina el paso entre el Atlántico y el Mediterráneo. Es decir, son decisiones geopolíticas de primer nivel, y justamente éste fue el motivo de la ocupación de las Malvinas y sigue siéndolo. Hay que decir que también Francia había puesto sus ojos en el territorio austral, y su ejecutor fue el imaginativo Rey de la Patagonia, Orelié Antoine de Tounens, cuyas andanzas en 1869 contaron con el apoyo de Napoleón III. Son andanzas habitualmente tomadas en solfa pero hay que decir que llegó a estar acantonado con su ejército de originarios sublevados contra la autoridad de Buenos Aires, esperando a orillas de mar el desembarco de tropas francesas que le había prometido el rey.
-¿Cuál es, a su entender, el aspecto criticable de la “Conquista del Desierto”?
-Lo criticable de la conquista, y no es poco, es no haber hecho más esfuerzos para integrar a los legítimos ocupantes de la Patagonia al mundo de los winkas o blancos, en vez de la política de confinación y exterminio. Lo cierto es que Roca cumplió con el concepto que los “dueños” de la Argentina tenían de ellos y que había sido expresado por su vocero inclemente, Domingo Faustino Sarmiento, quien en una carta a Mitre le dice “¿lograremos extirpar a los indios? Por los salvajes de América siento una invencible repugnancia sin poderlo remediar. Esa canalla no son más que unos indios asquerosos a quienes mandaría a colgar ahora si reapareciese”. Y así era el concepto que entonces la clase dominante tenía sobre los pueblos originarios. Hay que entenderlo en el marco de la actitud de Roca hacia quienes, incluso basándose en las ciencias de la época, sostenían que tanto los afrodescendientes como los pueblos originarios eran especies inferiores a la humana, es decir a los blancos.
-No es poco.
-Es reprobable no sólo haber ejercido una acción militar contra un enemigo débil y mal armado, astuto, que ofreció una considerable resistencia, sino también es reprochable haber permitido que las fértiles tierras ganadas por las armas hubieran ido a manos de quienes ya las poseían en exceso. El hecho de que casi 42 mil leguas fueran a parar a manos de la oligarquía porteña, ¿fue un proceso inevitable o podrían haber sido entregadas a pequeños productores, como ocurrió en los Estados Unidos?
-¿Y acá cómo fue?
-Entre 1976 y 1903, el Estado argentino regaló o vendió a precio vil 41.787.023 hectáreas, a no más de 1843 terratenientes, elegidos entre los jefes militares de la campaña, funcionarios, personajes relacionados con quienes gobernaron durante esos años, los socios del Círculo de Armas, del club de Progreso, del Jockey, etc. Sesenta y siete propietarios pasaron a ser dueños de más de 6.062.000 hectáreas- Entre ellos se destacaban 24 familias que recibieron parcelas de entre 200.000 y 2.500.000 de hectáreas. La mayor de ellas fue recibida por la familia Martínez de Hoz.
“La idea era fundar una Europa de este lado del océano y renegar de los aspectos criollos e hispánicos de nuestra identidad”
-¿Esto influyó en lo que sería luego el país?
-Lo cierto es que con esta repartija se había perdido la oportunidad de crear un sistema equitativo de repartición de tierras, como durante su gobierno Sarmiento -ahí tenemos un ejemplo de sombras y luces - intentó en Chivilcoy, una experiencia calcada de los Estados Unidos que él tanto admiraba, de formación de cooperativas de chacras de extensiones moderadas y alto rendimiento como alternativa al latifundio subexplotado. Pero se encontró con la cerrada oposición de los terratenientes nucleados en la recientemente fundada Sociedad Rural Argentina. Su presidente, Enrique Olivera, declaró que el sindicato de los terratenientes consideraba “inconveniente implantar colonias como la de Chivilcoy, donde ya estaba arraigada la industria ganadera”.
-¿Y qué hizo Sarmiento?
-Sarmiento, que no se guardaba nada, respondió airadamente: “nuestros hacendados no entienden jota del asunto y prefieren hacerse un palacio en la avenida Alvear que meterse en negocios que los llenarían de aflicciones. Quieren que el Gobierno, quieren que nosotros, los que no tenemos una vaca contribuyamos a duplicarle o triplicarle su fortuna a los Anchorena, a los Unzué, a los Pereira y a todos los millonarios que pasan sus vidas mirando como paren las vacas”.
-¿Qué se está atacando cuando se desconoce la importancia de Roca en el desarrollo del país?
-Cuando se ataca a Roca se está atacando un proyecto liberal, el proyecto que venció en las guerras civiles y que después de Pavón aplicó el criterio que la oligarquía porteñista tenía de la organización nacional. Este se caracterizó por concebir el país como un monoproductor de alimentos para abastecer a la que era entonces la gran potencia, que era Inglaterra, descuidando y desconociendo las posibilidades de industrialización que tenía el país. Por otra parte, la idea era fundar una Europa de este lado del océano y renegar, como acabamos de leer en la cita de Sarmiento, de los aspectos criollos e hispánicos de nuestra identidad. Es decir, se pretendió desarrollar un país sin articular la incorporación de aquellas particularidades de raíz que constituían nuestra identidad. Eso ha seguido sucediendo hasta ahora, es uno de los grandes pecados de nuestro país y una de las indudables causas, si bien no se lo tiene muy en cuenta, de nuestros fracasos nacionales.
-La gestión de Roca, en particular con la ley de la enseñanza libre, laica y gratuita, también estuvo enfrentado con la Iglesia ¿Cómo fue ese proceso?
-Este es uno de los aspectos más remarcables de un Roca que apostaba a un país moderno y avanzado que se despegara de las rémoras del pasado. Los grupos dirigentes del 80 y del 90, fuertemente influidos por la masonería, consideraron que era indispensable erradicar la influencia de la religión católica, a la que consideraba retrógrada y enemiga del progreso. Adhería en eso a tendencias vigente en Francia e Inglaterra. Ya Sarmiento, quien era gran maestro e la masonería argentina, había criticado la labor de los colegios religiosos. Roca se mostró a favor de la enseñanza laica, por lo que la ley 1420 de enseñanza laica, obligatoria y gratuita fue en su presidencia aunque tendemos a adjudicársela a Sarmiento. Si bien Sarmiento abogó por ella, el que la firmó fue Roca como presidente.
“Roca fue excomulgado por el Vaticano. Las relaciones con el Vaticano quedaron rotas”
-No debe haber sido gratis.
-Eso determinó que grupos católicos, entre los que se encontraban Goyena y Estrada, reaccionaron ante las reformas y volverían a hacerlo años más tarde, en contra de la ley de matrimonio civil, que también tiene que ver con Roca y es de gran importancia, porque hasta entonces nacíamos, nos casábamos y moríamos ante la Iglesia, y a partir de esa ley pasamos a nacer, casarnos y morir ante el Estado. La tensión entre clericales y anticlericales, surgida a raíz de las medidas de Roca, creció a tal extremo que el nuncio papal Matera fue expulsado por apoyar al obispo de Córdoba, Inclusive Roca fue excomulgado por el Vaticano. Las relaciones con el Vaticano quedaron rotas. Esa situación cambiará en la segunda presidencia, de 1898 a 1904, en parte porque había experimentado el elevado costo político de dicho enfrentamiento. También porque Gobierno y clero enfrentaban entonces un enemigo común, las ideas marxistas, y la alarmante propagación de los sectores obreros que habían empezado a organizarse en sindicatos.
-Por último, ¿usted coincide con la apreciación de Félix Luna de que Roca fue el auténtico fundador del Estado Argentino?
-Es indudable que Roca ha tenido una enorme importancia en la construcción de lo que es nuestro sistema político que perdura hasta hoy, con sus aspectos positivos y sus aspectos negativos. Sin duda Roca fue un gran organizador, un hombre muy carismático, y que tenia claro su proyecto de país. Podemos disentir con este proyecto de país pero lo que podría decir es “ojalá tuviéramos un Roca en los días que corren”.
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