Para Adélia Carvalho nada es imposible. Lo mejor de ello es que comparte este poder con los niños. ¿Su arma? La literatura. La editora de cuentos infantiles cuenta emocionada aquella travesía que culminó en la publicación de su obra La cocodrina mandona. “A mí me decían que las cocodrilas no existían, que eso no era posible porque el animal se llamaba cocodrilo, y yo les decía que sí, que tengo un cuento de una cocodrila”, narra.
La literatura representa la mejor aventura que un ser puede tener: el viaje hacia el universo que nuestra propia imaginación crea. Pero este camino no fue siempre accesible para Adélia. Cuando era niña y la dictadura se había apoderado de Portugal, su lugar de origen, los libros eran escasos. La escritora recuerda que habían pequeños buses que transportaban obras con canciones y una pintoresca fachada. Una de las pocas experiencias que les devolvía a los ciudadanos la alegría.
Hoy, reconoce la importancia de desarrollar la creatividad e imaginación de los niños, pero está segura que representa un largo camino que debe ser construido tanto por los miembros de la familia como por los gobiernos. Carvalho es una de las autoras internacionales invitadas a participar de la Feria Internacional del Libro (FIL 2022).
—¿Cómo fomentar la lectura en una familia donde los mismos padres no comparten este hábito?
—Es necesario que el libro sea accesible para las familias. Es decir, que no sean productos muy caros. Para eso es necesario que el gobierno tenga iniciativas de comprar libros, de tener libros en las escuelas, bibliotecas, comunidades de lectores, crear clubes de lectura con las madres e invitar después a la comunidad a contar cuentos escritos.
—¿Cómo deberían ser los espacios de lectura para generar un ambiente de comodidad al momento de leer?
—La biblioteca también tiene que ser un local de invitación para los padres y para los niños, un local de libertad. Tiene que estar llena de mucha diversidad de libros, no solo educativos, porque eso mata la literatura. Los libros educativos es otra cosa, son necesarios para las maestros o para los padres. La literatura es cosa de otro mundo. Los niños necesitan sentir que viajan a otros mundos, sentir que viajan por mundos de la imaginación.
—El desarrollo de la imaginación también forma parte de la creatividad que fortalece la literatura...
—Así es. Pero la literatura también sirve para cuestionarnos más: ¿Qué es esto? ¿Y por qué es así? ¿Y por qué no puede ser otra forma? ¿Por qué yo tengo que caminar siempre con los pies y no con las manos? ¿Por qué ahora yo tengo que ser grande y no como Alicia que es pequeña? Está comprobado por UNICEF que muchas áreas de nuestro cerebro solo son desenrolladas por la lectura. Si no lees, esa área que no va a desarrollarse.
—¿Podemos decir que los niños necesitan de la literatura?
—Yo pienso que va a estar siempre en la humanidad porque nosotros somos hechos historias y necesitamos de eso. Los niños lo necesitan mucho porque cómo se encuentra un sentido para la vida y la literatura les da ese sentido para la vida; cuando estamos leyendo una historia de monstruos, de brujas, de lobos, a los niños le estamos diciendo que no solamente estos personajes pueden ser vencidos y eso es una ayuda en el crecimiento para un mundo que es muy grande.
—¿Deberíamos darle a los niños la libertad de elegir qué quieren leer?
—Debería ser una elección guiada. Considero que es necesario tener un equipo diversificado para dar consejos sobre libros. Pueden ser escritores, contadores de cuentos, maestros, personas de varias áreas culturales para que haya diversidad en en esta elección.
—En Perú, la lectura forma parte de un curso. Incluso, después de cada cuento que los menores leen, se presenta un cuestionario. ¿Esta forma de incluir este hábito como un curso de colegio podría generar la percepción de la lectura como una obligación y no como una forma de entretenimiento?
—Antes de cualquier evaluación está el placer, pero, al trabajar de esa forma, temer que cumplir con un formulario para saber si ha entendido la historia le quita el placer a la lectura. Es como nosotros, los adultos, a medida que vamos creciendo vemos como obligación a la lectura. Y, claro, esto mata el libro y la historia. En el caso de los niños, muchos necesitan una ayuda para leer. Por ello, mejor que tomar una evaluación es leer junto a los menores.
—La evaluación de una lectura también podría limitar la percepción de la literatura, porque no todos siempre entendemos lo mismo de una historia...
—Exacto. Todas las respuestas son posibles, pero muchas veces la maestra se queda con una única respuesta y si haces otra, entonces está mal. Eso no es posible porque la respuesta no siempre será única, no es posible que la respuesta sea un todo.
INVITADA A LA FIL
Adélia Carvalho estuvo en la Feria Internacional del Libro (FIL Lima 2022) como parte de la delegación de Portugal, país invitado a esta edición.
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