La crítica sobre la novela Santa Evita es impiadosa: “Me parece una obra canalla y sin mucho valor literario”. Quien la hizo es Soledad Quereilhac, que es Doctora en Letras pero también es la esposa de Axel Kicillof, el gobernador de Buenos Aires.
Santa Evita fue escrita por Tomás Eloy Martínez en 1995 y es, hasta hoy un best seller internacional. Esta semana, a 70 años de la muerte de Eva Perón, también se convirtió en una serie protagonizada por Natalia Oreiro. En su momento, Gabriel García Márquez dijo que era “la novela que quería leer”.
Esta novela narra el devenir del cadáver de Eva Perón -que fue secuestrado y ocultado por los militares- y de otras tres copias, ficticias. Cruzando ficción e Historia, Martínez retrata un país y al peronismo.
El nombre de Quereilhac ya fue parte de la conversación pública cuando, en marzo de 2021, la académica Beatriz Sarlo dijo que ella le había ofrecido vacunarse antes de que le llegara el turno y que lo había hecho a través de un editor. Quereilhac declaró entonces que hacía muchos años que no la veía y que sólo había ayudado a su marido “a pensar posibles nombres para la lista de 100 referentes (para una campaña de concientización sobre la vacuna que finalmente no se realizó)”.
Noventista
En declaraciones a Radio Con Vos, Quereilhac abundó. Dijo que hubo: “una operación muy fuerte de prensa y en el campo literario para poner a la novela en un pedestal”. Y que es una novela “muy noventista” y que le resta dimensión política a Eva Perón. En cambio, dijo: “la reduce a su condición de bastarda, resentida, caprichosa y arribista al poder”.
Quereilhac apuntó a una de las características más señaladas e incluso elogiadas de la novela: su mezcla de géneros, la forma en que se diluyen fantasía y realidad: “La novela de Eloy Martínez tiene un defecto grande de construcción, se presenta como una novela pero se hace pasar por una investigación periodística, y no deja claro cuándo es una y cuándo es otra”.
En el mismo sentido, días antes, en declaraciones a la agencia Telam, Quereilhac habló de “un pacto ‘desleal’ de lectura”. Y argumentó que: “Tiene que ver con la torpe indistinción, a nivel de la técnica narrativa, entre lo ficticio y lo real, entre lo que está basado en documentos históricos (testimonios, memorias, filmaciones, entrevistas) y aquello que se inventa. Por supuesto que la narrativa literaria se dedica básicamente a contar ficciones, esto es, a hacer un arte de lo que no sucedió y puede ser contado. No es a eso a lo que me refiero. Si no a la muy mala resolución entre literatura e historia, entre non-fiction y novela, entre una perspectiva omnisciente y un exagerado protagonismo (autocelebratorio) de la voz narradora, que se presenta como la del mismo Tomás Eloy Martínez”.
También dijo a la radio que hoy existe “un lugar enorme y vacante para representar a Eva con más sintonía de clase, género, y política”. Y señaló, como de su gusto, el libro de Aurora Venturini, Eva Alfa y Omega”. Se trata de un libro publicado recientemente por Tusquets, en que indaga en la amistad que la escritora argentina Aurora Venturini mantuvo con Eva Perón, mientras la escritora trabajaba en el Instituto de Psicología y Reeducación del Menor, donde la conoció, y luego en la Fundación de la entonces primera dama.
SEGUIR LEYENDO