Los libros de Verónica Gerber tienen la fuerza de propiciar encuentros imprevistos. En Mudanza, Vito Acconci, Sophie Calle, Ulises Carrión, Marcel Broodthaers y Öyvind Fahlström están unidos no tanto por su condición de artistas sino por haber abandonado la literatura para dedicarse al arte conceptual, una suerte de gesto inverso al que ha realizado la propia autora: ser una artista visual que escribe.
Mudanza es el nombre de esa salida, de esa alteración, de esa renovación o variación, una forma de explorar en la propia narración las posibilidades que se abren en el encuentro entre la imagen y la palabra, entre la literatura y el arte.
No se trata, en este libro de Gerber, de expandir lo literario o lo artístico introduciendo en ellos un cuerpo extraño sino de hacer que en ese encuentro se pongan a tambalear las clasificaciones, los juicios, los valores que rigen ambas instituciones: la literaria y la artística. De hacer que en ese encuentro entre la palabra y la imagen ninguna salga completamente indemne ni terminen por ceder completamente.
Es interesante, en ese sentido, la condición de suspenso, de inminencia que tienen cada uno de los ensayos dedicados a cada artista. Lo que hace Gerber no es mostrarnos el lugar de arribo (no sabemos muy bien el destino de esa mudanza) sino el instante mismo de la mutación, como si ninguno tuviera la fuerza de una metamorfosis completa: Acconci renunciando a la escritura por las dudas que se agrupan en círculos alrededor de cada palabra; Carrión convertido entre sus amigos en un chisme, en palabra viajera, deportada; Calle angustiada por la ambigüedad del intercambio epistolar con Paul Auster; Broodthaers pensando en el vacío, en el secreto que portan las palabras; Fahlström, buscando en el bosque versiones acústicas de la escritura.
Lo que hacen estos textos es abrir una zona de intervalo, de indeterminación, una suerte de tierra de nadie en el corazón de la palabra y de la imagen, como si los escritores devenidos artistas sacrificaran los resultados de esa mudanza para poder explorar todo lo que acontece en ese traslado. Con esa misma ambigüedad escribe Gerber, componiendo textos a medio camino entre la literatura, el ensayo, la autobiografía, la escritura visual. Una indeterminación que Gerber, pienso, considera que portan las mismas imágenes, las mismas palabras, como si ellas no fueran nunca una congruencia ideal sino un campo de posibilidades. “El secreto no yace en el fondo de lo visible o lo legible sino en la migración de su sentido”, dice la autora. En la mudanza.
El texto lo abre y lo cierra un ensayo donde episodios de la vida de la escritora, algo así como su mundo personal, enmarcan el despliegue del libro. No creo que estén allí para que los lectores encontremos la génesis de sus preocupaciones literarias y artísticas, para “iluminar” el contenido del libro, sino para intensificar el gesto de los artistas que ella reúne en el libro: pasar “del texto a la acción. De la página al cuerpo, de la palabra al espacio, al lugar; de la frase al suceso (…), de la novela a la vida escenificada”. La ambliopía (ojo perezoso) de la escritora –esa afectación de la visión–, su zurdera –una suerte de mundo al revés– y su propio nombre, Verónica –que significa verdadera imagen–, se vuelven en estos dos ensayos una suerte de performance, de body art, eso que desafía el registro, la palabra. Otra vez lo irresuelto.
Este libro, pero también los que ha venido publicando, incluido su trabajo como editora de ese trabajo colectivo titulado En una orilla brumosa (Gris Tormenta, 2021), no trabajan tanto en nombre de una literatura o un arte expandido (¿qué sería eso hoy?), sino que son una manera de hacer pasar los vínculos entre imagen y palabra por unas vías menos estrechas que las acostumbradas.
Quizás narrar sea para Gerber eso, algo cuya dirección no se puede predecir ni consumar, eso que sortea las capturas ideológicas, morales y temáticas (incluso las biempensantes), algo que permite experimentar nuevas formas de vida, algo, en fin, muy lejos del lenguaje de la afirmación y la respuesta. Una mudanza sin destino prefijado, una pasión de búsqueda.
*Publicado el 2010, Mudanza fue reeditado por Montacerdos editorial el año 2019
Quién es Verónica Gerber
♦ Nació en Ciudad de México en 1981.
♦ Es artista y escritora.
♦ Su obra explora las relaciones entre arte y literatura, texto e imagen.
♦ Ha publicado ensayos, artículos y reseñas en las revistas Letras Libres, Make, Grante y Tierra adentro.
♦ Su novela Conjunto vacío ha sido reconocida como innovadora por el uso de dibujos inspirados en los diagramas de Venn.
La semana próxima continúa la cadena de recomendaciones de De boca en boca.
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