De linajes familiares, ciudades complejas y la homosexualidad de Humboldt: Infobae habló con Pedro Ángel Palou sobre su nueva novela: “Mexico”

En su libro, el autor nacido en Puebla y radicado en los Estados Unidos, desarrolla cuatro historias en las cuales se puede apreciar, a partir de lo que pasa en cuatro familias, la evolución del país a lo larto de cinco siglos

Pedro Palou

El escritor y académico Pedro Ángel Palou (Puebla, 1966) lanzó recientemente “México” (Grupo Planeta), una novela en la cual, a partir de lo que pasa con cuatro familias, se cuenta la historia de la Ciudad de México generación tras generación a lo largo de cinco siglos.

En entrevista con Infobae, el escritor, que ha escrito obras de ficción histórica sobre personajes como Emiliano Zapata, Cuauhtémoc, Porfirio Díaz y Pancho Villa, entre otro, revisa los temas más importantes de su más reciente libro. Una de las cosas de las que habló fue el hallazgo de las familias, el recorrido que hizo para desarrollar la novela y cómo es que se debe de normalizar la homosexualidad de personajes históricos, como es el caso de Humboldt, quien aparece en su texto.

Pedro Palou

¿Cuál fue el interés de realizar “México, la novela” y escribir sobre el linaje de cuatro familias importantes?

— Yo empiezo a preguntarme ¿qué nuevo libro puedo escribir? (cuando termino “Tierra roja”, novela sobre el expresidente de México Lázaro Cárdenas). Es mi primera novela histórica en la que mezclo ficción e historia ruda. Me atreví, porque la familia del escritor Rafael Bernal me permitió hacer algo que yo intentaba desde hace mucho tiempo, y era escribir algo sobre Filiberto García, el personaje del “El complot mongol”, y el hijo de Bernal me dijo: si, úsalo.

Esto es algo que se hace mucho en la tradición anglosajona, incluso alguien tan bueno como John Banville escribió un libro con el personaje de Raymond Chandler de Billy Marlon, y dije: bueno, voy a hacer una precuela del “El complot mongol”, porque esta sucede en los 50, y mi novela es de los 30, y ahí me atreví a muchas cosas.

Todas las historias de nota roja que incluyo en esa novela son verdaderas, nada más que ahora las resuelve Filiberto, que obviamente no vive porque es un personaje de ficción, pero me di unas libertades muy grandes y yo me dije: no quiero escribir sobre Ávila Camacho o Alemán (que alguna vez pensé escribir sobre él) porque me parece que la corrupción y todo lo malo de México nace en el Alemanismo del México contemporáneo, pero no, era mejor una novela sobre la ciudad contada desde la familia; primero en singular, una saga familiar.

Entonces, en la Feria del Libro de Guadalajara me encontré con un amigo librero que se llama Antonio Mendoza Tabares y le pido libros de la ciudad, ya con la lista muy concreta de libros usados.

Pedro Palou

Los consigue y me voy a EEUU, ya en el avión me llega una epifanía y digo: no es una familia, son cuatro, pero no sé cuáles familias todavía. Algunas veces se juntan y otras no.

Tiene que ser una de origen prehispánico y una muy rica. No tienen apellido en ese momento. Empezando a investigar, me doy cuenta de que una de las historias no contadas e importantes del país es la historia del pan.

México es un país en el que, obviamente, venimos de la civilización del maíz, es absolutamente cierto, el maíz nace en Tehuacán, pero somo un país de panaderos (no podemos vivir sin pan). Yo me acordé de un editor, amigo mío, que tristemente murió de COVID (Sandro Cohen) y un día estamos discutiendo sobre ¿por qué en Puebla se escribe Cemita con C y no con S y me sacó la enciclopedia de la historia del pan en México y me dijo: estas equivocado.

Me fui y dije “panaderos”, la historia del pan y por la enciclopedia del pan y la bibliografía encontré un libro con el título “Panaderos y vascos en la historia de México” (en inglés). Es un libro fenomenal, que habla del gremio completo, de cuánto pagaban y todo lo que cuento en mi novela.

Ya estaba escribiendo la historia, me faltaba una cuarta familia que yo no quería que estuviera desde un inicio, no sabía que iban a ser judíos hasta que encuentro esa anécdota del esclavo africano que se hace pasar por judío, aquí fue donde me enteré de que faltaba una familia judía.

Pedro Palou

En la historia de México se sabe perfectamente que no hay de culto religioso hasta Maximiliano que es “el más liberal de los conservadores”. Llegan con Maximiliano, pero en realidad se empiezan a fincar en el país, como comunidad, que se llaman ellos mismos en el porfirismo.

Tengo este amigo que cito en la guía de los forasteros, Jacobo Sefamí, que es un poeta académico que vive en California y le digo: recuéntame la historia de tú familia, de plano, y al final le digo: ´sabes qué, como tu apellido no es uno de los más comunes de México, préstame tu apellido, ya sé que voy a cambiarle mucho, no voy a contar tú historia, pero déjame tu apellido y me hizo el favor.

Tengo las cuatro familias, pero eso no explica cómo las imbricas, cómo las cambias o las mezclas y ahí es donde viene la parte más difícil que es escoger las fechas de esos 500 años que son relevantes y que no siempre sean las fechas de las efemérides. No vas a agarrar el calendario para checar estas fechas importantes.

Pedro Palou

¿Cómo empezaste a hacer este recorrido de la Ciudad?

— Esta ciudad es de una complejidad brutal, en cada esquina estamos todos, todas las clases sociales. Lo vimos cuando caminamos y vimos a un señor haciendo un podcast personal para su pueblo en el Templo Mayor que estaba genial. Fue fenomenal, ese señor sí era de una autenticidad que estaba convencido que les estaba contando a gente de otro lugar, que no sea del DF (CDMX, se le llamaba anteriormente Distrito Federal), su impacto de ver las ruinas.

Es una ciudad inacabable, no me la voy a acabar para una novela, siempre es mestiza, Mezcla. Yo he vivido en varias ciudades del mundo y las mezclas suceden en esas ciudades, incluso en las más cosmopolitas o en las más abiertas.

Yo vivía en París y en el barrio que yo vivía era el barrio de la migración africana y mis hijos iban a una escuela con la mayoría de sus compañeros que eran árabes y aquí no. Esta es una ciudad que vive todos los tiempos, todas las culturas, todas las etnias, colores. No quiero decir que no sea una ciudad racista y que tenga sus problemas de discriminación, no estoy haciendo una utopía de esta ciudad, pero sí creo que es una ciudad muy rara, por algo es rara.

Esta ciudad, con todo y sus conflictos o problemas es una ciudad de la mezcla pura. Pasamos por un puesto de tacos que junto tenía una joyería, y junto tenía un banco o un Sanborns, porque Slim es dueño de medio Centro Histórico entre otras cosas de este país.

Pedro Palou

En relación con Humboldt, que también forma parte de esta historia, ¿crees que se escandalizaría si se dijera que era homosexual?

Creo que hay que normalizar las sexualidades distintas ¿Por qué siempre estar pensando que eso es una desviación?

Todavía atrás, en historiadores o mucha gente que hace historia de la ciencia piensan que eso es una desviación.

Cuando escribí sobre Zapata y que ahora escribo sobre Humboldt, por un lado digo, yo no estoy ni buscando ni me interesa el escándalo. Lo que estoy haciendo es normalizar una sexualidad distinta que ha existido a lo largo de los siglos.

Es como cuando discutes con una persona y te dice: es que ahorita hay más gays que nunca y esto es horrible de que se cambien el género y eso es por culpa de la ley.

Pedro Palou

Discúlpame, la ley, lo único que está haciendo es normalizar una conducta del cuerpo y del género que ha existido a lo largo de la humanidad y el hecho de que en la Ciudad de México, porque este lado de la ciudad me fascina siempre vive en el futuro pero no lo planea, es una ciudad donde la utopía se hace presente.

Normalizar eso, yo lo cuento con personajes de la novela, con personajes más comunes o de hecho no famosos o ficticios, pero ¿por qué contarlo con Humboldt? Me parece que si le sacudes al lector el tapete y le dices que Humboldt se atreve, incluso, a decirle al hijo de un minero que se vaya a Europa con él no es que vayan a salir agarrados de la mano porque no era el momento, pero acéptate y lo que yo hago es traslapar esa historia de la sexualidad que creo que la debemos en México (tipo Foucault) pero la ligo con la historia del cambio de las mentalidades, por eso hablo de Revillagigedo, cambio del renacimiento de la ciudad, el orden del estamento social. Ellos entendieron que no estaban en España.

Es más, muchos mexicanos que se sienten españoles siguen sin entender que esto no es España, hoy. Hasta lo cuenta la película “Nosotros los Nobles”, la película se burla de eso.

Odiamos a España y también amamos esa madre patria.

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