Mario Mendoza habló con Infobae de su más reciente libro, Leer es resistir: “Fue muy importante saber que yo no era genial”

Exploramos las profundidades de los días más oscuros del escritor colombiano, una dolorosa pandemia, el luto de la pérdida en medio del confinamiento mundial, una reflexión sobre el fracaso y el papel de la lectura como acto de emancipación

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'Leer es resistir' es el más reciente libro del escritor colombiano Mario Mendoza, un ejercicio narrativo y literario sobre la lectura en la vida del autor. Editorial Planeta (2022)
'Leer es resistir' es el más reciente libro del escritor colombiano Mario Mendoza, un ejercicio narrativo y literario sobre la lectura en la vida del autor. Editorial Planeta (2022)

“Seguiremos leyendo porque las páginas que amamos, en medio del infierno que vivimos día a día, son nuestra única redención posible”

En plena pandemia, Mario Mendoza se vio postrado en una cama, desprovisto de cualquier rastro de fuerza, malherido, dependiendo totalmente del apoyo de las enfermeras de la clínica para moverse, y tuvo un flashback a sus siete años de edad, también estaba en una cama, muy cerca de la muerte con una peritonitis que lo había llevado primero a la quietud de la lectura y al encuentro de su poder liberador con un ejemplar de “Cuentos de hadas franceses” dando inicio a esa unión inquebrantable con las grandes historias.

Portada de 'Leer es resisitir', libro del escritor colombiano Mario Mendoza con la fotografía de Luis Carlos Ayala. Editorial Planeta (2022)
Portada de 'Leer es resisitir', libro del escritor colombiano Mario Mendoza con la fotografía de Luis Carlos Ayala. Editorial Planeta (2022)

Mario se cuenta entre los miserables, entre los bichos, entre los que no pudieron visitar a sus seres amados, a su mamá, sus amigos, ni tampoco ir a sus obras fúnebres en medio del primer año de pandemia; se cuenta también entre los que se levantan del polvo, cayeron en el hoyo negro de los monólogos interminables del aislamiento de los solitarios llevados de la ansiedad y de los que se vieron inmóviles en medio de un charco de sangre con tres costillas rotas.

Cree en nuevas generaciones más humanas y empáticas en medio del agobio del mundo actual, de sus poses, de sus injusticias, en pie de lucha y en las bibliotecas, celebra el nuevo gobierno popular y la transformación cultural que esto detonó. Además de proponer un ejercicio de autoanálisis, en el que no solo se expone como lector con sus confesiones, no tiene reparos al comentar que su actual editor es uno de sus exalumnos y honra el camino tras la supervivencia del desastre como un testimonio para celebrar la vida y el fracaso como maestro, así como la continua posibilidad de la transformación de la realidad.

Después de una larga lista de éxitos literarios, en 2018 publica Diario del fin del mundo, con un título coincidencialmente profético que anunciaba el desastre; en 2019, justo antes de la pandemia mundial, por lo que en aquel entonces era conocido como Coronavirus, publica Akelarre; dos años después, en 2021, saca a la luz su Bitácora del Naufragio, un libro de aislamiento que atestigua sobre el apocalípsis que vivíamos y la importancia de adoptar la desesperanza como un estado natural.

Luego de la Feria Internacional del Libro de Bogotá 2022, lanza Leer es resistir, su ejercicio narrativo y literario sobre la lectura, en el que se presenta a sí mismo como un personaje que transita la vida en compañía de los libros, su escritura y el paso de seres humanos que impactaron su camino compartiendo una inmensa lista de grandes libros, y se declara lector de la Pizarnik, Roberto Juarroz, Alfonsina Storni y Shakespeare, entre muchos otros que le marcaron una suerte de hoja de ruta.

La portada de este libro está enmarcada por una poderosa foto de Luis Carlos Ayala que vio en medio de la FiLBo 2022, en el último domingo de firma de libros, inmortalizando una escena de las protestas masivas durante la pandemia en la localidad de Usme, un sector ubicado en la periferia de la capital colombiana, mostrando a un agente del ESMAD (policía antidisturbios) con su máscara y escudo, y a una bailarina encapuchada en medio de esa protesta de aquel barrio humilde de calles sin pavimento y llenas de gases lacrimógenos. La utopía de Mendoza es esa resistencia, la de las artes, la belleza y los mundos fantásticos que la literatura nos entrega para reconocernos en nuevas y emocionantes realidades.

Para muchos no es difícil sentirse identificados con la narración dolorosa de Mario Mendoza, sentir el abatimiento, la oscuridad más absoluta, la completa ausencia de vigor, la experiencia profunda de la tristeza y también el reencuentro con lo que nos hace latir el corazón y reverdecer después de inmensas pérdidas, de despedirnos de nuestras madres, después de la rendición, la muerte y la resurrección. Leer es resistir es un manual para escapar a otros mundos, para desobedecer y elegir el amor, la literatura y una cultura disponible para todos lejos de los cánones de los especialistas.

Infobae habló con Mario Mendoza para explorar las profundidades de uno de los escritores más populares y amados de Colombia y América Latina, amigo entrañable de una base de lectores cautiva y permanentemente inspirada para creer en un mundo con esperanza en medio del terror

Este libro está enmarcado como una creación de la pandemia, ¿Qué significó la pandemia para usted?

A mí me dio durísimo porque yo creo que una cosa es el exilio y la soledad del escritor por voluntad propia y otra cosa muy distinta es el encierro obligatorio, me pareció muy violento, me parece un acto muy brutal, entonces estar tantas horas encerrado aislado, yo vivo solo, no tengo familia, nunca tuve hijos, nunca me casé, nada, entonces era muy doloroso, monologar y monologar y monologar durante semanas, todo el tiempo con uno mismo me pareció un ejercicio muy agresivo y por el otro lado, muere mi madre en las en los en los primeros meses de pandemia y mi madre murió como consecuencia, digamos también de ese exilio, porque no muere de covid pero ella la depresión de la soledad del no poder tener visitas, no podíamos visitar a nuestros familiares, buena parte de los de los ancianos que habían fallecido en Canadá, en Estados Unidos o en Europa, fallecieron porque el virus entra a los hogares geriátricos y termina matando a todo el mundo.

Entonces la Secretaría de Salud sacó unas medidas restrictivas para las visitas y mi madre preguntaba todo el tiempo, pero cuando vas a venir, pero cuánto podemos conversar, pero cuándo te puedo ver para los abuelos las visitas son la vida y yo no podía y no podía- y no podía y la depresión finalmente se la llevó entre una bacteria y terminó matándola.

Todo eso para mí al comienzo de la pandemia fue terrible, luego no había entierros, no podíamos hacer honras fúnebres ni nada y fue una cadena de cosas, luego vino mi primer accidente, intenté hacer un poquito de ejercicio en los horarios en que estaba permitido y una moto me arrolla, me tira cinco metros y yo termino en la clínica con medio costado destruido y no podía ni siquiera amarrarme los zapatos, dependí por completo de las enfermeras que que me cuidaron durante ese tiempo, entonces te podrás imaginar esa suma fue una presión brutal, entonces ahí mi única salvación siempre ha sido leer y escribir, de ahí tomé notas para un primer libro que fue Bitácora del naufragio.

'Bitácora del naufragio', Mario Mendoza. Editorial Planeta 2021
'Bitácora del naufragio', Mario Mendoza. Editorial Planeta 2021

Me empecé a enterar de otras historias de una cantidad de personas que estaban viviendo cosas muy duras y que yo no era el único que estaba descompuesto, que yo estaba prácticamente ido tanto a nivel físico como a nivel psicológico, me encontraba muy mal pero me di cuenta que no era el único, entonces dije pues creo que puedo tomar notas y de alguna manera de contar qué es lo que está sucediendo y por el otro lado, me di cuenta que nunca había escrito sobre la lectura, no teóricamente, porque la mayoría de los libros que hay son todos teóricos, sino de una manera más dulce, de una manera más tierna y de una manera quizás también, no solo más amorosas, sino narrativa, o sea, con tanto historias, que uno diga hay personajes, yo quiero saber qué va a pasar, esto para dónde va, esta historia me encanta y qué lo que va detrás del hilo narrativo es un lector o un libro, entonces yo dije esto me parece que puede ser muy chévere, nunca lo he visto, jamás he leído un libro en ese tono y dije, pues voy a voy a intentar hacerlo a ver a ver cómo va.

Me llamó mucho la atención en Cuchillo de palo, uno de los relatos de este libro, cuando menciona los libros con “temática de las prisiones”, ¿este libro de alguna manera podría ser un libro de temática de prisiones teniendo en cuenta el significado que tuvo la pandemia para usted?

Claro, buen punto, porque fíjate que yo que he ido a prisiones varias veces, hace poco estuve en la Cárcel Distrital. Creo que es un libro que enseña a salir de una cárcel, de algo que no está como muy acostumbrado a estar atrapado y no se da cuenta y de repente si lees el libro, dices ¡wow, puedo leer, así, puedo leer esto, puedo leer lo otro! Puedo entender la biblioteca desde otro lado, otro ángulo, desde otro lado, otro costado que no se me había ocurrido y espero que sea eso, que sea como una revelación. Ojalá me encantaría.

Además puede funcionar así para quien lo lea…

Ojalá, eso es lo que a mí más me gustaría, que lo vean como “creo que esto me incita, me lleva, me arrastra” a veces uno lee cosas y termina viajando, uno le da algo sobre la Comuna 13 y los grafitis en Medellín y uno termina yendo a Medellín porque quiere visitar y quiere conocer eso que leyó. A mí me gustaría que aquí pasara algo parecido, que sea una invitación a viajar, no que sea una invitación a decir “voy a buscarme esto que dice Mario, voy a buscarme lo otro” y de pronto, cuando menos pienses, estás en una aventura maravillosa.

Ese ejercicio narrativo y literario que hace sobre la lectura en donde usted mismo además se presenta como un personaje dentro de su narración, es muy interesante, se expone también con las cosas que iban pasando en cada momento, como un ejercicio de autoanálisis también. ¿Cree que ese efecto también podría tener en el lector al leerlo a usted y revisar el paso que ha tenido la literatura en su vida?

No se me había ocurrido y sería maravilloso, claro, sería genial, porque fíjate que los libros nos llegan en momentos determinados. Uno uno a veces siente que el libro le llega para uno. Vargas Llosa dice por ahí en algún momento que cuando lee Madame Bovary, él estaba en una depresión profunda, a él se le ocurre en algún momento suicidarse y dice que Emma Bovary se mata en la novela para que él no lo haga, como salvándolo, como rescatándolo y dijo “Emma se mató para que yo viviera” y me pareció encantadora esa frase, nunca la olvidé.

Creo que los libros le llegan a uno como en momentos determinados donde uno dice esto parece escrito para mí, entonces sería lindo recopilar y mirar hacia atrás cada lector y decir cuando me llegó esto cuando me llegó lo otro que estaba pasando en mi vida y ahí empieza uno a mirar esa teoría de cuerdas, esas extrañas sincronías donde uno cree que la vida no tiene ninguna hoja de ruta clara y resulta que sí, resulta que a veces tú en los duelos, en la separaciones, es en los momentos de angustia, si alguna vez te hicieron bullying, si alguna vez te masacraron, si alguna vez se burlaron de ti o te abandonaron, uno leyó ciertas cosas y a mí me parece que ahí no hay casualidad. A mí me parece que uno leyó eso por algo para algo.

Siento que de alguna manera también desde la portada, la palabra resistir, la mención que hace a ese acto de resistencia, de alguna manera tiene algo de crítica social al papel que tiene la lectura y la educación en este momento ¿Cuál cree que es el lugar que en este momento de la historia en Colombia, no sé si el gobierno, el sistema, el establecimiento, le han dado a la educación y por consiguiente, a la lectura?

Fíjate que los que defendimos el proceso de paz en Colombia, nosotros votamos por ese plebiscito con una ilusión tremenda, la ilusión de que sacaran los dineros de la guerra y los pasarán a educación y cultura, ese era el objetivo de todo el proceso de paz. ¿Cómo despega una sociedad? Una sociedad no despega comprando tanques ni comprando fusiles Galil, ni comprando armas, ni comprando bombas, ¿qué sociedad ha salido del subdesarrollo comprando armas de guerra? No podría citar un solo país, ¿cómo se sale del subdesarrollo? a punta de educación y cultura y los ejemplos ahí sí abundan, Corea del Sur, la India, Singapur, etcétera, son son grandes fenómenos de educación y cultura, entonces nosotros sabemos que la tasa de lectura, la tasa de doctorandos, la tasa de maestrías, es lo que puede sacar a una sociedad como la nuestra de ese pantano.

Entonces, cómo hacíamos para pasar esos dineros del Ministerio de Guerra, del Ministerio de Defensa a educación y cultura, y empujar a todas las nuevas generaciones en esa línea que es la línea del pensamiento y de la creatividad, de patrimonio inmaterial y para eso votamos. Ahora acabamos de descubrir que se robaron millones de millones de miles de millones de pesos del proceso de paz, estos sinvergüenzas se robaron la plata que era para para ustedes, para las nuevas generaciones, era para estudiar, era para los excombatientes, como fomentamos empresa y como los lanzamos a la universidad y como les brindamos oportunidades y toda esa plata se la robaron estos sinvergüenzas, no puede ser.

Entonces, ¿nosotros consideramos que la educación y la cultura son movimientos de emancipación social? ¡Sí! Yo sí creo eso, creo que son movimientos de resistencia porque te hacen un desobediente, la obediencia no es una virtud, la obediencia es un defecto y es un defecto grave, uno no debe obedecer lo que no considera que está dentro de sus determinados patrones de conducta y uno tiene que decir “no”, ¿verdad? Si acá se vuelve una institución matonear a esta chica que está aquí sentada a nuestro lado y nosotros no tenemos porqué obedecer eso, si la empresa tiene unas determinadas políticas, no tenemos porqué obedecer si eso nos cuesta el puesto, que nos cueste, en una relación sentimental uno no tiene por qué andar obedeciendo, qué es eso, entonces puedo decir, “¡Qué pena, yo lo siento muchísimo, pero difiero de esto por completo!” que eso me cuesta la relación, que me cueste la relación.

Hay que pensar cada cosa que yo voy a hacer o cada toma de decisión tengo que pensarla, creo que la lectura genera desobediencia y la desobediencia es mal vista en un establecimiento como el nuestro, entonces termina siendo finalmente un movimiento de emancipación y termina siendo un movimiento de contracultura, porque uno se opone a un determinado establecimiento que cree que ciertas praxis son las correctas, entonces fíjate que sí ha pasado algo, yo creo que hemos avanzado, yo creo que yo creo que las últimas elecciones nos enseñaron a que era posible subir a la Vicepresidencia de la República una persona como Francia Márquez, me pareció maravilloso, extraordinario, a un tipo como Petro me parece increíble, me parece muy bien y vamos logrando cosas, vamos saliendo de la xenofobia, vamos saliendo de la transfobia, vamos saliendo de la homofobia, vamos entendiendo que la violencia de género es una cosa muy seria, y que nos corresponde a todos los hombres revisarnos, o sea, no creo que haya un solo tipo que pueda decir “no, no, no, revísense ustedes que yo lo tengo todo claro”, ¿por qué? porque fuimos educados de esa manera, entonces estoy en la obligación de corregirme y de revisarme permanentemente todo el tiempo, si no leo, si no me instruyo, me va a costar mucho más trabajo.

Entonces, yo sí creo que hay que estar revisándose y en ese sentido creo que la lectura cumple una función y es desaprender y volver a corregir, volver uno a pensar y volver a tomar decisiones, por eso considero que es un movimiento de emancipación casi que política.

En el ese movimiento de desaprender todo esto inevitablemente hay un reencuentro con las emociones, con los sentimientos, con la ternura, con la sensibilidad, con la realidad de otros, ¿cree que por eso mismo está tan desestimada la importancia de la educación, porque nos convierte en seres más sensibles?

Sí, totalmente, absolutamente. Yo creo en una educación más dulce y esta es una educación muy arbitraria, muy vertical y lo mismo me pasa con la lectura, la lectura es obligatoria, ¿qué es eso de que tienes que leer el Quijote en noveno o en octavo? No, ¿quién dijo? ¿Por qué? ¿Porque eso está bien visto y así es como castran lectores, ¿verdad? Yo creo que es un ejercicio de seducción, entonces yo tengo que entender cuántos años tienes, qué sería una literatura para ti, cómo te brindo un libro, que verdad que de pronto sea acorde con tu edad, si eres un chico joven ahora que está metido en el mundo contemporáneo, en el hiphop, en el rap, que tienes celular, pantallas, tienes computador, tienes tablets, tienes mil aparatos que te que te multiplican lo real, qué literatura te sugeriría yo para seducirte, estás en una crisis, tienes 15 o 14 años y estás en esa crisis de la adolescencia que es tan dura, qué sería atractivo para ti.

Esa es la pregunta de un buen profesor, entonces yo no creo en la lectura obligatoria, yo creo en una lectura de seducción dulce, tierna, sugerida, atractiva y si no es ese libro entonces te lo cambio, y voy dando y dando hasta que por fin dé en el blanco, pero creo que así hemos castrado a mucha gente, los hemos alejado y hemos enviado un mensaje muy equivocado que es la cultura para unos pocos, nosotros los elegidos, nosotros los cultos, nosotros los educados, eso es una fanfarronería y es una completa tontería, todos estamos convocados a la biblioteca, ahí hay un libro siempre para todos esperándonos y eso es lo lindo, yo creo, de seducir a lectores o crear lectores que es algo a lo que yo me dediqué muchos años en colegios, en casas de la cultura en bibliotecas públicas, era intentar seducir e intentar crear lectores y quién se dedicaba y a crear lectores, fíjate que a nadie le interesa esa profesión y a mí me parece que es ahí donde nos jugamos la democracia.

Former rebel Gustavo Petro and his running mate Francia Marquez, celebrate before supporters after winning a runoff presidential election in Bogota, Colombia, Sunday, June 19, 2022. (AP Photo/Fernando Vergara)
Former rebel Gustavo Petro and his running mate Francia Marquez, celebrate before supporters after winning a runoff presidential election in Bogota, Colombia, Sunday, June 19, 2022. (AP Photo/Fernando Vergara)

Volviendo al tema del cambio de gobierno, es una narrativa completamente diferente la que ya se establece. ¿Cree que esto va a propiciar un cambio cultural en Colombia?

Yo creo que ya lo hizo, las protestas, las marchas, un gobierno insensible que entiende la democracia desde una perspectiva vertical, desde la importancia personal, “es que usted no sabe quién soy yo, soy el presidente de la República, usted está equivocada, usted es una líder estudiantil, ¿yo por qué me tengo que reunir con usted, qué le pasa?, usted no entiende las distancias que hay acá, regrese hacia donde usted pertenece que yo soy el presidente de la República” Gran error, grave, error gravísimo, era necesario reunirse con los muchachos, había que trabajar en equipo con ellos, entendiendo la democracia horizontalmente, ¿cómo así que yo no me reúno con los indígenas? ¿Qué es eso?, es vergonzoso, eso es penoso. Enviar esos mensajes tan equivocados, me parece que las consecuencias las están pagando justamente ahora, yo creo que ya hubo una revolución cultural, yo sí creo que subir a una persona como Francia, entender y oír los argumentos de Petro leernos el libro de Petro, que es importantísimo, maravilloso, Zipaquirá, el colegio en donde estudió García Márquez, el club de lectura sobre la obra de García Márquez, así arranca el libro el libro arranca con un club de lectura, increíble y precioso, a mí eso me pareció fascinante.

¿Cómo es posible que nosotros tengamos a un estadista, un político, que cita a filósofos, a Foucault, a Gramsci, cuándo hemos tenido un estadista que cite a filósofos correctamente, porque a veces los citan incorrectamente, un erudito, un ilustrado, una persona que ama la biblioteca de la manera como la ama Petro, que siempre estuvo becado, un tipo al que le dicen “guerrillero” pero se le se les olvida que fue un senador estrella, un tipo que dio grandes debates durante muchísimos años, es un tipo muy entrenado en la democracia argumentativa dentro del Congreso, es un individuo que estudió en Lovaina, es un tipo es un tipo de academia, de libros, entonces a mí me parece que eso ya marca una diferencia en este país muy significativa y abre la esperanza para las nuevas generaciones, creo que si hay algo ya que es muy importante la esperanza porque veníamos de ese país traqueto, déspota, arrogante, petulante, clasista; pero un tipo con una pinta ahí como de indiecito y una afrodescendiente en el poder qué maravilla, es extraordinario, me parece fascinante en este país que están clasistas y tan racista, me parece que ya es un muy buen comienzo.

¿Qué opina de esa barrera elitista que siempre se le pone a la lectura, a los libros, a la cultura?

Esa es una de las grandes luchas mías en este libro es precisamente, no enviar el mensaje equivocado de la lectura para pocos, de vamos a hablar de libros acá nosotros los entendidos, me voy a referir sobre la lectura entre nosotros los que entendemos de estos temas… No, definitivamente esto ha hecho un daño terrible, la pose es lo que más ha alejado a los a lo que más ha castrado lectores es la pose y fíjate que yo desde hace muchos años me niego a lanzar libros en círculos cerrados, que en el hotel tal unos pocos invitados con un cóctel de vino en donde otro escritor me presenta y entonces somos “nosotros” acá reunidos alrededor del libro, eso a mí me parece espantoso. Yo lanzo en Filbo, yo lanzo en bibliotecas públicas, abierto a todo el público, paso unas diapositivas preparo una charla para toda la gente que sea lo más agradable posible, invitando a la gente siempre a que entienda que la biblioteca es para ellos, es de ellos y así es como vamos a construir una nueva sociedad, no de otro modo, no hay otra forma.

Esa es una costumbre que también se ha llevado a la creación y a las artes…

Sí, exactamente, entonces este libro es como una invitación a no creerles tampoco a los que nos han dicho que la cultura es una cosa muy selecta, no, no hay que creernos eso, al teatro podemos ir todos, los libros son para todos, el cine es para todos, la filosofía es algo que podemos también empezar a coquetear con ella y hay un bellísimo apartado sobre de Deleuze en donde yo me explayo de lo que significó leer ese filósofo para mí entre tantos otros que leí que me iluminaron la vida, es una invitación a la que podemos pensar todos y discutir todos, ¿cómo vamos a crear una democracia participativa, si no es así?, imagínate ¿de dónde?

Llamó la atención cuando menciona a Cordelia, su maestra del colegio, que aún con su propio ser nada más, ya le presentó un ejemplo y una premisa para enfrentar el el camino y los retos... ¿Cuál cree que es el rol de los profesores en medio de este cambio cultural?

Fundamental, mira, si yo tuviera que elegir hoy en día volver a ser profesor, fui profesor 11 años del Departamento de Literatura de la Javeriana, pero si yo si yo tuviera que elegir hoy en día, yo sería profesor de colegio, a mí me encantaría ser profesor de colegio, es ahí donde se gesta todo, es ahí donde si tú puedes salvar a alguien, lo salvas ahí, en esos años tan duros tan difíciles que son la adolescencia, ¿verdad? Y a mí me parece que hay grandes maestros, he trabajado con muchos de ellos y son memorables gente, que está dando unas batallas en silencio, que son que son batallas tremendas. Hemos hecho país gracias a ellos, pero también hay de los otros, también hay una cantidad de profesores que se han dedicado a castrar lectores por andar imponiendo la lectura de esa manera andar entendiendo la cultura de esa manera.

En mi caso, Carlota ya no fue mi salvación, algo que no he hecho y que confieso acá en micrófonos, es que la tengo que buscar y le tengo que dar el libro, no la he buscado, tengo que buscar a Carlota hace muchos años que no la veo y ya su alumno viejo que ahora es escritor que le regrese el libro me parece que es una manera muy tardía, porque es muy tardía, de darle las gracias y de decirle lo que significó para mí su clase, me salvó la vida literalmente. Entonces tengo que buscar a Carlota no tengo ni idea si está en algún montaje o algo, pero ya lo averiguaré con mis amigos de teatro a ver dónde la pillo y debo darle el libro que es una manera de un discípulo viejo ya barbado, canoso que regresa dar las gracias, aunque sea tan tarde.

¿Tiene maestros en este momento de tu vida?

No, qué curioso el otro día pensé en eso, dije “carajo, me faltan” porque se me murieron muchos durante la pandemia, entonces perdí a personas que admiraba mucho y que quería mucho y se me fueron durante la pandemia, pero tengo un par de nombres que respeto profundamente que les agradezco mucho cada vez que puedo hablar con ellos Paco Ignacio Taibo II en México entre los colegas es una persona a quien respeto mucho, no siempre estoy de acuerdo con sus posiciones políticas o con sus posiciones digamos, literarias, pero es una persona que me parece sensata y de la que he aprendido cantidades a lo largo de la vida y en Colombia hay un editor aquí a quien yo quiero mucho que es Ricardo Arango, el de Arango Editores, que ahora ya la editorial digamos está cerrada, no funciona él fue el gerente de Océano durante muchos años y ahora está retirado y suelo consultarle cosas y suelo enviarle a veces manuscritos y escuchar sus opiniones y bueno, tengo una muy buena relación con mi editor con Andrés Grillo porque fue mi alumno en la universidad y ahora es mi editor, entonces la relación se dio la vuelta, yo le dicté clase y terminó convirtiéndose en ese monstruo editor que es y ahora acato sus consejos, por ejemplo, el ensayo final sobre Satanás es un consejo de él, me llamó y me dijo “yo creo que podríamos cerrar sería chévere para los lectores escucharte hablar de Satanás detrás de bambalinas, lo que ha significado para ti en estos 20 años” yo dije “de una, listo” y me senté a escribirlo por sugerencia de él. Entonces a Andrés lo quiero mucho y lo respeto mucho.

¿Cuál fue la mayor lección que recuerda haber recibido cuando era un escritor joven?

En el libro cito la importancia del fracaso, me parece que las veces que me apalearon, que me dieron tan duro y las veces que me negaron la publicación en las editoriales y que recibí las cartas de negación fueron muy importantes, fueron muy como formadoras, creo que me formaron porque te forma el carácter y esa es la base de la profesión, o sea, si tú no tienes carácter y no tienes no te has forjado, el verbo que se usa incluso es el verbo de los metales forjar espadas y se usa el mismo verbo de templanza interior, se usa el mismo verbo para hablar sobre el carácter y creo que es por eso, porque uno se va forjando en el fuego, a golpes, es a martillos, que los metales se van a forjar y a uno le pasa igual, entonces yo creo que eso fue muy importante saber que yo no era genial, que no era gran cosa, que no era ningún diamante en bruto, que no estaba llamado a grandes cosas, que yo era una persona vulgar común y corriente, y que lo que tenía que demostrar era disciplina, temple, confianza, terquedad, de que había que volver a insistir y continuar y continuar.

Entonces, hoy en día me parece por eso tan nocivo que valen tanto del éxito, me parece horrible, si yo tuviera discípulos hablaría exactamente de todo lo contrario, de aprender a fracasar, ahí está la base de todo finalmente.

¿Puede resaltar un aprendizaje que haya tenido en estos últimos tiempos, ya como escritor establecido?

La pandemia, lo que me preguntaste al comienzo, para mí la pandemia fue una lección brutal y fue una lección brutal porque como te conté yo sufrí dos accidentes, después sufrió otro, después del de la bici, después me rompí tres costillas y volví a a terminar otra vez en la clínica y volver a terminar otra vez. Ahí me di cuenta que no era nada, que yo no era nadie, que me estaba envejeciendo, que estaba atravesando una pandemia, que no era gran cosa. Entonces la fama, el reconocimiento, la misma obra no te salvan en esos momentos de dificultad, puedes tener una cantidad de libros publicados, puedes tener premios, puedes tener de todo y sin embargo que eres nada, un bicho defendiéndose de otros bichos, porque eso es lo que éramos, intentando ponernos las vacunas a ver si nos salvamos y yo estaba en fila con todo el mundo ahí en El Campín a ver si me podían vacunar y al final pues me vacuné con mi edad, al momento en que me llamaron.

Creo que eso es muy aleccionador cada vez que te golpean el ego hay que agradecerlo, entonces cada vez que la vida te patea, te obliga, te reduce y te convierte en una cosa insignificante uno tiene que agradecerlo y para mí estos dos años fueron brutales, muy duros y me parece que estuvo bien, me puse en mi lugar una vez más…

Sentir la derrota también con un duelo, una pérdida, es sentirlo también en el cuerpo y como que la mente se pone más lúcida… ¿No cree?

Exactamente, lo acabas de decir muy bien, correcto, me golpearon en el cuerpo y esas son las lecciones inolvidables porque no te puedes amarrar los zapatos, no podía caminar, yo dormí durante meses sentado, dando alaridos de dolor y creo que ahí es cuando te das cuenta, cómo vas a posar de persona importante después de eso, imagínate cómo entras y te crees la figura de tal y porque sabes que eres una miseria inmunda asquerosa, que yo tenía que decirle a mi enfermera “por favor, ayúdame” y era agarrado a ella para llegar hasta el baño y poder orinar, imagínate cómo me engrandezco sí ya sé que soy eso y que al final me voy a morir como un bicho, una cosa repugnante quién sabe qué enfermedad, quién sabe cómo me va a tocar, pero va a ser horrible, porque no hay no hay muertes felices excepto las que son rápidas, que ojalá me toque alguna, pero de resto eso es aprender finalmente a darte cuenta que como muy bien lo dicen en las ondas fúnebres “eres polvo sobre polvo”.

Entonces creo que no envanecerte, no creerte nada, eso me parece que está muy bien sí, y se lo deseo a todo el mundo, le deseo que en algún momento a los más famosos y a los más importantes el dolor nos pone en nuestro sitio.

Cuando estaba en la clínica después de ese accidente, en ese punto de quiebre tan tenaz, tuvo ese flashback a cuando estaba chiquito con esa peritonitis?

Exacto, volví a sentir exactamente lo mismo. Las costillas me las rompí saliendo de la ducha, de la manera más idiota, de la manera más estúpida y es que no puse la toallita que se pone en los hoteles con la que hay que secarse la planta de los pies, entonces en una cuestión de segundos, todo se va para atrás, caí contra la taza del baño, reboté, caí al piso y ahí me rompí tres costillas, no sé en qué momento puse el pie sobre el filo de la puerta corrediza del baño, me rajé el pie de lado a lado y quedé en medio de un charco de sangre.

Ahí fue necesario coserme, pero para coserme necesitaba anestesia en la planta del pie, entonces en algún momento la enfermera me dijo pues muerde algo, te toca porque qué más para soportar el dolor Y yo miraba esa enfermera y decía “esta enfermera puede dar testimonio de la basura que soy” claro, casi suplicando, casi hecho pedazos, se me escurrían las lágrimas del dolor de las inyecciones y ahí dices “esto es la miserableza humana que soy”, lo poco que soy, la poquedad, la miseria, luego en una relación sentimental cómo podrías engrandecerte o cómo te crees nada, con los amigos, con todo el mundo empiezas a darte cuenta que todos estamos igual y vamos camino hacia la muerte y qué es lo que somos, futuros cadáveres, futuros enfermos que van a terminar bastante mal porque de aquí es difícil que alguien salga bien librado, todos vamos a perder, la historia de toda vida es la historia de una derrota, porque al final nadie triunfa, al final todos vamos camino al cementerio.

Entonces yo creo que toda esa cultura del ego, del éxito, del triunfo, de la fama, de yo aquí en el resort, yo aquí no sé dónde, yo en la playa, yo llevando la vida que me merezco, no sé qué, todo eso hace mucho daño y todo eso es muy enfermizo mentalmente deberíamos aceptar lo contrario.

Es algo recurrente escucharlo y sobre todo leerlo mencionando a las personas con las que trabaja, la manera en cómo describe en el libro el proceso del encuentro con la foto de la portada tomada por Luis Carlos Ayala, su cercanía con Andrés Grillo tu editor, a Keko Olano, como esas llaves de creación también, me llama mucho la atención esa colaboración que hizo con Nicolas y LosPetitFellas ¿Cuál es el lugar que tienen esos colaboradores en su creación?

Fundamental, he aprendido cantidades, he aprendido muchísimo, cuando hicimos Satanás aprendí una cantidad viendo Andi (Andi Baiz, director de Satanás, la adaptación cinematográfica de su libro de 2002) a Rodrigo Guerrero (productor de la cinta), viendo a los actores ensayando a los personajes, me dije ¡no puede ser esto!, qué maravilla y aprendí muchísimo con ellos; y con Keko (coautor e ilustrador de la novela gráfica de Satanás y otros de sus libros de novela gráfica) lo que he aprendido es brutal, es un genio, a mí me parece el gran ilustrador en este momento que tiene el país de novela gráfica y de cómic, me parece que es un monstruo y con cada uno de ellos, le agradezco mucho que me haya sacado de la creatividad de Mario Mendoza, o sea que, que haya enriquecido la creatividad de Mario, creo que soy mejor escritor porque he estado con ellos y Andrés (Andrés Grillo) es un editor increíble, nosotros los escritores funcionamos como los atletas de alto rendimiento y es que uno no puede llegar a una competencia solo, uno llega con su entrenador y el entrenador cumple un papel fundamental, eso es Andrés para mí, es la persona que me acompaña, que está, que me aconseja que me dice esto y lo otro, sin esa compañía sería impensable, sería imposible, entonces ha sido muy chévere. Para la canción con Nicolás ese sinvergüenza me puso a grabar una prueba (ríe), la terminó dejando ahí y esa canción era para él, me gustó mucho porque el rap me encanta. Gracias a ellos creo que soy mejor escritor, más otra gente que he tenido alrededor también.

Es un autor pionero en la novela gráfica y en ese nuevo lenguaje que también ha sido vital para alcanzar otras audiencias, ¿cuál es para usted la importancia de la novela gráfica y de esa supuesta falta de rigor que quieren denunciar esos promotores de la lectura de élite?

Sí, exacto, ni les gusta la literatura infantil mucho que digamos, ni les gusta la literatura juvenil. También tengo una saga de 10 volúmenes sobre el tema y si lo comentan, lo comentan de paso, rápidamente, como por cumplir con la cuota y ya, pero en realidad no les interesa para nada. La novela gráfica y el cómic solo hasta ahora ya se está volviendo algo más aceptado, entonces ya empezaron como a encender las alarmas y a decir ahí sí nos toca, pero todo es bajo presión, pero que les nazca en realidad no tanto.

Portada de ‘Los fugitivos’, Mario Mendoza y Keco Olano. Editorial Planeta Cómic
Portada de ‘Los fugitivos’, Mario Mendoza y Keco Olano. Editorial Planeta Cómic

Creo que dedicarse a géneros alternativos o mal vistos o que no pertenecen al canon ha sido también maravilloso y ha sido una manera desacartonarse también y una manera de demostrar que si quieres ser creativo, tienes que quitarte esas camisas de fuerza y si no, vas a repetir y vas a ser más de lo mismo.

¿Cómo le fue en la Filbo?

Fue muy raro llegar después de estos dos años que acabamos de comentar y verme de pie, solo el hecho de poder caminar me sorprendió y volver a estar en un auditorio y ver a los lectores fue como de mentira. Yo sí sentía de verdad que había resucitado, que había regresado de los infiernos y fue muy grato y fue muy bello y los lectores conmigo son increíbles, siempre me da tristeza también pensar que no tengo tiempo para conocerlos más, para preguntar quiénes son, qué hacen, dónde estudiar, a veces yo les pregunto ahí en la firma y tú qué haces, pero no alcanzo a preguntarles dónde viven, quiénes son sus papás, cómo es su vida, que me cuenten ahí rápido en tres minutos, qué onda, no alcanzo, eso es lo que me da pesar, pero pero verlos ha sido maravilloso, porque es verlos en pie de lucha, entonces yo dije bien, marchamos, aguantamos dos años, aquí estamos y eso fue muy chévere, esa es mi verdadero salario, ese es mi verdadero motor de vida, son ellos.

¿Algo le llama la atención de las nuevas generaciones de escritores?

Mucho, hay gente que respeto mucho, hay gente que he leído de los que arrancaron hace poso que me gustan mucho, me gusta Diana Ospina, esa novela de ella me encantó, ella fue alumna mía pero hasta ahora está publicando, leí en crónica a Diana López Zuleta Lo que no borró el desierto, toda la confesión de lo de su padre, me pareció tremendo, me pareció increíble, me pareció un libro testimonialmente muy desgarrador.

‘Lo que no borró el desierto’ (2020) , Diana López Zuleta, Editorial Planeta
‘Lo que no borró el desierto’ (2020) , Diana López Zuleta, Editorial Planeta

Tengo también muy buena relación con la generación que viene después de la mía, con Ricardo Silva Romero, con Antonio García, Juan Carlos Rodríguez, con todos ellos tengo muy buena relación y suelo leerlos con cuidado.

¿Qué está leyendo en este momento?

Estoy leyendo a Rosa Montero con El peligro de estar cuerda, fascinado, lo estoy terminando, hasta ahora me faltan unas páginas y me ha parecido extraordinario maravilloso.

¿Ha leído más de ella?

Sí, claro, la conozco personalmente y en el libro confieso además que la seguí como columnista y me encanta, pero me ha fascinado sobre todo ese capítulo cuando habla de otra mujer que le hace pasar por ella y que se obsesiona con Rosa Montero, es increíble, estoy muy contento con este libro.

Mario, una pregunta para terminar, ¿cómo se presentaría ante alguien que no sabe que es escritor o que está relacionado con los libros?

Qué difícil, me presentaría como lector, me presentaría como alguien que ama a contar historias y escuchar historias, que disfruto mucho pasándome a otra realidad, me fascina la ficción, me encantan las series, me encantan las buenas películas, me encantan los libros, me encanta todo aquello que signifique salir de esta realidad tan opresiva y pasarme a otra me encanta, entonces yo creo que me presentaría como lector, me presentaría como alguien que le puede contar una buena historia, no necesariamente mía, sino algo que he leído, que me ha parecido chévere. Yo creo que sería como eso, como alguien que puede contarle una historia y que es un buen lector o que ha intentado serlo.

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