El último encuentro fue hace poco, en abril de este 2022. Kiss, la banda legendaria de rock que sacude al mundo desde hace casi cincuenta años, se presentó por última vez en la Argentina para despedirse para siempre de un público que siempre le fue fiel. Fue en Campo Argentino de Polo, en su gira End Of The Road World Tour, y fue conmovedor.
Es largo el romance entre la banda estadounidense de caras pintadas y vestuario extravagante por un lado, y su público argentino por el otro. No es que la devoción por Kiss sea exclusiva de la Argentina, pero como ocurre con otros grupos musicales, tal vez sea más profunda. Fanáticos aún más fanáticos. Miles de personas que adoptaron a Kiss como referentes musicales pero también de sus estilos de vida.
Kiss en la Argentina, el primer libro de Alejandro Rizzotti, fue editado por Gourmet musical y es un intento por dimensionar esa especie de romance. El enorme aparato de marketing desplegado por Kiss -hecho no sólo de discos sino también de películas, cómics, fanzines, libros y figuritas coleccionables- es una de las vías para hacerle seguimiento a los fanáticos, los socios más activos de la “kissmanía”.
Rizzotti se ocupa de eso, de hacer un repaso detallado de todos los shows que dieron en el país entre 1994 y su despedida, y también de desentrañar los mitos que se difundieron en la Argentina, como la idea de que los músicos pisaban pollitos vivos sobre el escenario o una supuesta enorme rivalidad con Queen, algo que no circuló en ningún otro lugar del mundo.
“Kiss en Argentina” (fragmento)
Capítulo 3: El beso que no fue (1983)
Después de no poder concretarse la visita de 1982, la esperanza de poder ver a Kiss al siguiente año no estaba del todo perdida. El disco Creatures of the Night los puso de gira nuevamente, tras un gran parate, y cuando se confirmaron los shows de Kiss en Brasil, los rumores sobre la venida a la Argentina volvieron a sonar con más fuerza.
El 3 de julio, Chris Lendt, mánager de tour y negocios de la banda junto a Tom Marzullo, jefe técnico de Kiss, hicieron un viaje a Buenos Aires para encontrarse con un promotor local ansioso de contratar al grupo. Se trataba de Daniel Muñoz, un hombre de unos recientes treinta años, pelilargo, que vestía con campera de cuero y jeans. Hablaba poco inglés, pero su asistente Carlos Schwab lo hacía con fluidez. Para ese entonces la situación económica de Kiss era desastrosa, por lo cual debían considerar cada oportunidad que se les presentara.
Los promotores fueron directo al grano: querían que Kiss hiciera tres shows en el estadio de Boca Juniors los días 19, 20 y 21 de agosto. Todo el equipamiento sería provisto a nivel local, excepto el que vendría de Brasil. Según ellos, la compañía Ford Motors Argentina sería el sponsor del tour. Muñoz quería a toda costa cerrar el trato, pero Chris Lendt le respondió que era muy prematuro que lo firmara, ya que debería primero mostrárselo a la banda. Ellos querían un contrato, preliminar o no, firmado por cualquier persona que estuviera ligada a Kiss, para darles credibilidad, poner en venta las entradas y conseguir más sponsors lo antes posible.
A las dos semanas del encuentro, Lendt envió un télex donde especificaba las fechas y lugar de actuación. Dicho télex tenía un valor de pre-contrato que dio luz verde a la venta de entradas el 19 de julio en la cancha de Boca Junios, en un video bar llamado Torremolino, ubicado en Liniers, y en un hotel de la zona de Barrio Norte. En el primer día –según los empresarios– se vendieron 10.000 entradas. Los precios se escalonaron desde los 50 pesos, la entrada más barata, a 140 (campo) con intermedias de 70, 100 y 120 pesos. Aspiraban a vender 55.000 entradas para poder cubrir los altos costos.
El 25 de julio el Comando Capitán Giachino de la organización clandestina 2 de abril amenazó con volar en mil pedazos el estadio de Boca Juniors si se concretaba la actuación de Kiss en nuestro país.
Jorge Omar Vázquez (ex combatiente de Malvinas): “Marcos García y yo estábamos sentados en el café La Paz. De repente vemos pasar a Marta Vasallo, la mamá de un caído en el Crucero General Belgrano e iniciadora del CESCEM (Centro de Ex Soldados Combatientes en Malvinas). Nos ve y entra. Le ofrecemos sentarse junto a nosotros y comienza a decirnos que había un grupo de rock que se llamaba Kiss, que iba a venir tocar a la Argentina, que se comían pollitos en el escenario, que orinaban al público y que eran unos degenerados y mil cosas por el estilo. Marta estaba envenenada y desencajada con ese tema. Quienes la conocen recordarán su persistencia. Así que tenía claro que lo único que conformaría a esa madre era hacer algo delante de ella como para que sintiera que alguien al menos intentaba hacer algo. Marcos García tenía una voz grave. Respetuosamente, parecía esa voz de borracho de vino tinto. Era su voz. Así que saqué de la agenda el teléfono del diario Crónica y le dije: ‘Llamá por teléfono y decí que llamás de parte del Comando Capitán Giachino, que si llega a venir Kiss a la Argentina le vamos a meter una bomba’. Él se levantó, fue al teléfono que estaba a la entrada de los baños e hizo la llamada. Concluido esto, Marta Vasallo se fue tranquilamente a su casa y nosotros seguimos con nuestra charla de café. Al otro día la tapa del diario Crónica anunciaba con letras catástrofe que meterían una bomba en la cancha de Boca si llegaba a tocar Kiss. La verdad es que me causó mucha gracia que le dieran entidad a esa amenaza”.
El Centro de ex Soldados Combatientes en Malvinas convocó a los medios periodísticos para dar a conocer su posición respecto a la llegada de Kiss. Solicitaron a las autoridades nacionales que se prohibiera la actuación y el ingreso al país del grupo, en virtud de lo establecido por el reglamento de migraciones. Los ex combatientes indicaban que el nombre de la banda significaba ‘’reyes imperiales al servicio de satanás’', y que su espectáculo era una muestra de salvajismo y depravación, además que atentaban contra los valores morales de la juventud y que un show así solo corrompería los valores de la nación. Aludían además que cada uno de los caídos murió por una bala anglo-yanqui en la Guerra de Malvinas. Otro integrante calificó a los músicos como “banda de drogadictos, degenerados y homosexuales”.
En una comunicación telefónica con la agencia Noticias Argentinas un vocero del Comando Capitán Giachino anunció que en caso de que en 48 horas a partir de la cero hora del día 3 de agosto no se desmintiera la llegada y actuación de este grupo, accionarían militarmente contra los empresarios que los traían y sus familias. El día 5 de agosto se reunió la comisión directiva del club Boca Juniors para resolver el tema Kiss.
En la conferencia se explicó que se había montado un severísimo operativo de seguridad, a cuyo cargo estaba directamente la Policía Federal, por lo que se garantizó que no habría desórdenes ni violencia. También se aprovechó para desmentir que no lanzan sangre al público ni pisan pollitos. Aclararon además que los músicos son estadounidenses y no británicos, como decían los ex combatientes de Malvinas.
El 12 de agosto, Gerardo Sofovich anunciaba en su programa que Kiss no tocaría en la Argentina, noticia que al día siguiente apareció en todos los diarios. Al poco tiempo se realizó una nueva conferencia donde daban a conocer que los shows se postergaban para septiembre, negando la rescisión del contrato con la empresa y aludiendo a problemas técnicos.
El 23 de agosto un comunicado oficial de Kiss confirmaba la cancelación y, tres días después, Demorcs Producciones comenzó a devolver el dinero de las entradas. Muy pocos afortunados lograron cobrar el importe completo; otros recibieron parte del costo de las entradas. Muñoz ya se había fugado con el dinero. Los shows en la Argentina hubiesen sido los últimos con el maquillaje y los trajes característicos, que finalmente se dieron en Brasil el 18, 23 y 25 de junio, cerrando así el Creatures of the Night Tour, para entrar a grabar al álbum Lick it Up, entre julio y agosto. El primer show a cara lavada de la nueva gira se realizó en Portugal el 11 de octubre, menos de dos meses después de los shows programados en nuestro país.
Quién es Alejandro Rizzotti
♦ Nació en Córdoba, Argentina, en 1984.
♦ Es diseñador gráfico y publicitario.
♦ Empezó a escuchar Kiss a los 12 años. Se convirtió en coleccionista, especialmente de vinilos, cassettes y CDs. Kiss en Argentina es su primer libro.
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