Los animales. Esos seres que ronronean, graznan, relinchan, están llenos de garras, pelos y plumas, y mucho, muchísimo más. Justamente de animales —y no tanto— se tratan estos siete libros para leer en el mes de las vacaciones de invierno. Perros, gatos, gallinas, conejos, caballos, axolotls, monos, cocodrilos, pájaros, peces entre otras bestiecillas. Todos con su carácter, sus posibilidades, sus ruidos, sus nombres, sus deseos, su filosofía, su propia música. Niños, niñas, jóvenes y adultos caemos rendidos a sus pies, nos cautivan con sus monerías e historias.
Dice Marcela Carranza: “Sabemos que en la Edad Media existían unos libros llamados bestiarios que parece ser, contenían la descripción de animales reales y fantásticos (no se preocupaban por la diferencia en aquellos tiempos) y cumplían una función ejemplificadora.”
Esta selección es, en sí misma, una suerte de Bestiario para compartir —y disfrutar— en familia.
Dos ilustrados por Isol
Animalia. Escrito por Julio Cortázar. Ilustrado por Isol. Buenos Aires: Alfaguara, 2022.
Isol leyendo con sus ilustraciones a Cortázar. ¿Qué más se puede pedir? Un oso literalmente de cañerías, un conejo de papel borrador arrugado, un camello en un laberinto muy especial, playmóbiles con espinas, piedras, hojas y trazos que iluminan, aún más, estas historias entrañables, que, entre otras cosas, descolocan, producen extrañamiento, habilitan el juego, el absurdo, la ironía, la ternura. Hay dos ilustraciones por cada cuento, al inicio y al final, interesante las secuencias que se armaron.
La selección realizada por Aurora Bernárdez, su albacea, cuenta con veintiuna historias creadas por Julio Cortázar. Leyéndolos nos sumergimos en su universo animal. Podemos encontrar animales comunes, como los conejitos de la calle Suipacha, hasta animales desconocidos, como los rarísimos pinchajaretas, en una edición cuidada y hermosa.
“Andrée, yo no quería venirme a vivir a su departamento de la calle Suipacha. No tanto por los conejitos, más bien porque me duele ingresar en un orden cerrado, construido ya hasta en las más finas mallas del aire, esas que en su casa preservan la música de la lavanda, el aletear de un cisne con polvos, el juego del violín y la viola en el cuarteto de Rará.” (Carta a una señorita en París)
“Ahora pasa que las tortugas son grandes admiradoras de la velocidad, como es natural.
Las esperanzas lo saben, y no se preocupan.
Los famas lo saben, y se burlan.
Los cronopios lo saben, y cada vez que encuentran una tortuga, sacan la caja de tizas de colores y sobre la redonda pizarra de la tortuga dibujan una golondrina.” (Tortugas y Cronopios)
“En casa tengo un pinchajeta muy raro. Apenas se apagan las campanas de Saint-Roch, mi pinchajeta se endereza sobre las patas y empieza a dirigirme su discurso cotidiano. Hundido en mi sillón de mimbre, hace años que trato de fingir indiferencia puesto que las frases de esa criatura no deberían preocuparme, pero hasta ahora mi pinchajeta ha sido siempre más astuto que yo. De manera que apenas comienza su discurso, enunciado en una forma sobre todo onomatopéyica pero fácil de descifrar, estoy obligado a escucharlo como quien dice en estado de alerta, manifestando sin la menor ambigüedad mi aprobación y mi contento.” (Los discursos del pinchajeta)
Isol cuenta que, al principio, cuando recién recibió la propuesta, sintió miedo, pero enseguida se empezó a entusiasmar.
Un libro recomendadísimo para invitar a leer a Cortázar a niños, niñas, jóvenes y ¿por qué no? adultos.
Se siente un perro sentado. Escrito por David Wapner, ilustrado por Isol. Buenos Aires: Ojoreja, 2021.
“Un perro que se sienta
y una vez que está sentado
se vuelve a sentar
y cuando se vuelve a sentar
se sienta de nuevo”
Hermoso este nuevo libro de la colección Primera Poesía. Wapner juega con las palabras. Sentir, sentar, y todo lo que puede suceder cuando cambia una letra en una palabra. Todos los sentidos. Todos los sentados. Una separación mínima, diría Germán Machado. ¿Cuántas veces puede sentarse un perro? Se sienta un perro antes de sentarse. No hablamos esta vez de las vueltas que da un perro antes de acostarse, porque ese seguramente será otro poema.
La dupla creativa Wapner- Isol es muy potente y maneja el humor y la ternura. Hay varios encuentros en este libro: El poeta y la ilustradora, el perro que se sienta y mira al niño que lee, la poesía y las primeras infancias, y mucho más.
Un libro de poesía, cartoné, para leer, manipular, jugar y disfrutar con las personas más pequeñitas de la casa.
Dos de gatos
Federico. ¿Cómo hacés ese ruidito? Escrito e ilustrado por Leo Arias. Buenos Aires: Calibroscopio, 2021.
“Yo tengo un gato que se llama Federico.
Y cuando está contento…
Prrrrrrr
…hace un ruidito muy gracioso.”
Descubrir los sonidos de los animales es un hallazgo. El ronroneo conmueve al niño de esta historia. Y la risa. Sería linda la lectura en tándem con Vida de perros, de Isol (FCE, 1997). La curiosidad suele estar presente en los libros de Leo Arias.
Un libro cartoné, cuadrado, manipulable, con colores vibrantes y planos con personajes con miradas expresivas.
Recomendadísimo para las personas más chiquitas de la casa. Y si se quedan con ganas de más historias de Federico, pueden explorar otros títulos: Federico: ¿Cómo te Llamas, Federico? y Federico: ¿A dónde fuiste anoche?
Arturo. Escrito por Gianni Rodari, ilustrado por Andrea Antinori, traducido por Laura Wittner. Buenos Aires: Niño Editor, 2021. Colección pensada y editada por María Cannata.
La colección propone: “¿Qué pasa cuando los gatos vuelan? Viajamos junto a Gianni Rodari con cuentos y poemas largos y cortos. Con la mirada hacia el cielo, hacia lugares lejanos… ¡Leemos como los gatos!”. Está pensada para las personas más pequeñas, que rescata las canciones de Rodari y las publica en cartoné.
Rodari escribió para todo público: niñas, niños, jóvenes y adultos. “Escribió especialmente para los más pequeños, a quienes les leemos y son lectores, exploradores y observadores del mundo.” Lo real, la ficción, lo cotidiano, lo imaginado. En la contratapa se incluye la biografía de Rodari, cosa que se celebra en un libro cartoné… Es muy enriquecedor para la formación lectora que niños y niñas pequeños/as cuenten con la posibilidad de conocer algo sobre el autor.
El ilustrador es Andrea Antinori, ilustrador italiano. En 2017 ganó el premio Andersen en la categoría «mejor libro 6/9 años» por su libro La zuppa dell’Orco, de la editorial Biancoenero Edizioni, junto a Vincent Cuvellier. Las ilustraciones, sobre fondo blanco, son vibrantes, expresivas y muy inspiradoras.
Arturo es un gato negro que quiere jugar, charlar, mirar y hasta manejar un avión con la cola. ¿Qué hace Arturo? Mira por la ventana, viaja en canasta, come rico y tiene un amigo que se llama Serafín. El texto tiene mucho ritmo y mucho humor.
“Arturo,
gato volador,
va en una hora
de Italia
a China…”
Recomendadísimo para niñas y niños pequeños.
Dos con mucho humor
Animal entendido. Escrito por Laura Wittner y Juan Nadalini. Ilustrado por Brenda Ruseler. Buenos Aires: Tres en línea, 2022.
Personajes y animales que saben lo que dicen. O no. Y lo que dicen son limericks. Que dan risa, que juegan con el absurdo, con el disparate. Un limerick es una forma poética de cinco versos con rima, cargada de humor y nonsense (que puede traducirse como sinsentido o disparate) que nace en el mundo anglosajón y la hace famosa Edward Lear en el siglo XIX.
Wittner y Nadalini hacen un trabajo preciso con las palabras, el humor, el ingenio, son maquinarias perfectas. La edición es una maravilla. Las dobles páginas llenas de misterio, de gestos, muy vibrantes y cargadas de detalles. Gran maridaje entre textos e imágenes.
“Tejeré: necesito mucha lana”,
dijo Adela; su hija entendió rana.
“Acá te traje, mamá,
pero ¿cómo será,
harás un suetercito por semana?”
o este otro:
En un café, Raquel llamó a la moza.
¡Qué conmoción cuando llegó una osa!
“Es que a veces murmuro.
Perdón, en el futuro,
pronunciaré una eme más ruidosa”.
Escuchen bien, propone la contratapa: Hoy día hay tanto ruido/ que todo puede ser malentendido/ un nombre de animal/ a veces suena igual/ que un trueno, un eco, un timbre o un silbido.”
Los límericks hacen pensar. Se trata de un libro inspirador, que invita a leer, a escuchar, a reírse y a escribir.
Recomendadísimo para todo público.
Torre animal. Escrito e ilustrado por Pablo Bernasconi. Buenos Aires: Catapulta, 2022. (Burundi/;8)
¿Jugaron alguna vez a torre animal?
En este libro los animales van llegando, se suman al juego, se apilan, se tambalean, conversan y es muy divertido adivinar quiénes hablan en cada página. Los personajes de Burundi están cada vez más delineados: el mono, la lechuza, el cocodrilo, la serpiente, el elefante... todos. Este nuevo universo creado por Bernasconi invita al juego, al pensamiento, a la creación.
Para quienes no conocen Burundi, se trata de un juego de palabras, un encuentro fortuito, como los que tienen los animales que lo habitan.
Torre animal además propone una lectura hermosa. Puede ser hermoso leído en serie con ¿Por qué los elefantes prefieren jugar a la mancha?, escrito por Silvina Rocha e ilustrado por Mey (Pequeño editor, 2014).
Torre animal es un libro con lengüetas para leer, jugar, participar y repetir. Quienes miran el libro se van metiendo dentro él.
“—¡Muy bien! ¡Lo logramos!
—Esto es muy fácil. Hasta puedo pararme en una pata…
Entonces se escuchó una voz:
—¡Hola! ¿A qué juegan?
—¡A… torre animal!
—¿Puedo jugar?
¿Puedo ir arriba?”
La historia se va encadenando y es muy bella la reacción de chicos y chicas al escuchar y al leer. Un libro hermoso para compartir entre varios y también para disfrutar en soledad.
El formato alargado y las lengüetas que se abren no solo sostienen la intriga de qué animal llega a ser parte de la torre, también envuelve a quien lee.
Muy recomendado para leer, jugar e imaginar.
Uno de caballos y no tanto
No caballo entre caballos. Escrito por Manuel Duarte, con comentarios de Alan Talevi. Ilustrado por María Valeria Chinnici, Mágicas naranjas, 2022.
Las apuestas de Mágicas naranjas siempre nos dejan pensando. Un libro para leer y releer.
Un libro de poemas de caballos y no solo de caballos, también de filosofía. De la guerra, de lo injusto, de la dictadura, de la falta de trabajo. Caballos que nacen en distintos lugares del mundo. En Colombia, en Uruguay, en Estados Unidos, en la Pampa húmeda, en México…
El libro comienza con una cita de Héctor Viel Temperley y otra de Mark Strand que dice: “Yo amaba ese caballo”, piensa el poeta. “Podría haber amado cualquier cosa, pero amaba ese caballo”. Estos dos autores van a estar presentes durante todo el libro, como apadrinándolo.
El libro está dividido en tres partes en las que se exploran distintas formas: 1- Donde nacen, 2-Donde mueren y 3-Donde sueñan.
#3 CAMILO SUEÑA EL REEMPLAZO POR MÁQUINAS
Traían caballos. Más grandes, más
mejores, de otra raza ¿vio? Llegaban
por la mañana y el sol les araba los lomos
encima y uno se decía: qué cosa, qué tranco,
¡qué caballos! Entonces se acercaba
el Patrón hacia nosotros, donde el establo y que somos
libres sugería, con palabra y con gesto, porque
nos desataba para después señalar el río y las grandes,
las verdes colinas a lo lejos. Y nos íbamos ¿vio?
Íbamos yendo, cuando sonaron tiros, uno tras otro,
desde atrás. Entonces galopábamos o en verdad
queríamos galopar más rápido, pero la marcha
era lenta, cada vez más torpe, más lenta. Y
luego nada. No recuerdo bien, ni cómo, pero de pronto
el agua: nadábamos, todos, cruzando el río.
Que era rojo. Como la libertad.
Cuenta el autor que en su infancia creía que los caballos eran caballos, pero también otra cosa, animales de este mundo, pero también de otro… esa idea… la mente como un otro lugar, llena de palabras, nos advierte el autor en el prólogo.
Alan Talevi en la contratapa propone: “Este podría ser, a primera vista, un libro sobre caballos. Pero los caballos que lo habitan no son caballos cualesquiera. Son bestias filosóficas que sueñan y se preguntan, a sí mismas o al mundo, sobre las ideas y el destino, sobre el espejismo de la realidad y sobre el sueño definitivo de la muerte.”
Manuel Duarte experimenta y juega con las palabras. Una aventura leerlo. Nació en Bueno Aires en 1993.
María Valeria Chinnici hizo las fotos y las ilustraciones que son muy sugerentes y arman una única música con el texto.
Recomendadísimo para lectores jóvenes con ganas de leer poesía y galopar.
***
Dice María Teresa Andruetto en su libro Ecos de la lengua, publicado por Ediciones De la Terraza (2021): “En líneas generales, eso es lo que sucede. Muchas veces, creemos que tenemos una opinión personal, pero en realidad estamos repitiendo una opinión que es foránea, reglas que desconocemos y que penetran por las redes, por la televisión, por los medios masivos de comunicación... así somos muchas veces hablados por otros, no tenemos un posicionamiento propio. Una persona lectora puede ir construyendo una mirada crítica y una opinión propia. Entonces, una sociedad más lectora es de esperar que sea una sociedad más consciente de sí, más amplia en sus criterios, menos manipulable.”
La lectura agranda la mirada, la enriquece, la complejiza. Les invito a leer y a compartir espacio y tiempo entre poemas e historias.
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