José Manuel Caballero Bonald (Jerez de la Frontera, 1926 - Madrid, 2021) fue un destacado poeta español, con grandes reconocimientos entre los que destacan Premio Nacional de las Letras Españolas en 2005, Premio Nacional de Poesía en 2006 y Premio Cervantes de Literatura en 2012; y que a lo largo de su vida fue un hombre estrechamente ligado a Colombia, en donde, aparte de residir, vivió una de las etapas más productivas.
El autor llegó al país invitado por el entonces Rector de la Universidad Nacional, don Mario Laserna, con el fin de incorporarse como profesor de Literatura Española en el Departamento de Humanidades de esa Facultad; según comenta José Ángel Valente, el aceptar la plaza en esta institución permitió a Caballero extender su perspectiva y apartarse de la opresión y dolor de la posguerra de España, así como el poder evadir posibles consecuencias penales ligadas a sus actividades políticas.
En Colombia también daría rienda suelta a su creación literaria, escribiría su primera novela “Dos días de septiembre”; publicaría en varias ediciones de la revista Mito su libro de poemas “El papel del coro” y colaboraría con artículos y poemas en varios periódicos como El Espectador y el suplemento literario del diario El Tiempo; durante este período compartió la vida cultural y política de Colombia con pasión, lo que le hizo cultivar otras grandes afinidades, como con Guillermo Cano, director del diario El Espectador, sujeto de su admiración por su postura ética y con tristeza por su trágico final, Gabriel García Márquez, Álvaro Cepeda Samudio, Camilo Torres, Alejandro Obregón, Fernando Arbeláez, Ramón de Zubiría y Álvaro Castaño Castillo.
Este ilustre español haría un viaje iniciático y antológico por el río Magdalena, registrado además en una crónica en “La costumbre de vivir” ya que sería la última vez que navegaría un barco de vapor y palas por esta arteria fluvial; después de esto conocería también de una manera cercana y especial el mar Caribe y el océano Pacífico, reconociendo y descubriendo sus atributos multiétnicos y pluriculturales.
Otra manera de conocer a este autor español y su relación con Colombia es la lectura de sus dos tomos de memorias “Tiempo de guerras perdidas” (1995) y “La costumbre de vivir” (2001), en donde, en medio de grandes experiencias y aprendizajes, se destacaría su amistad con grandes poetas colombianos como Jorge Gaitán Duran o Eduardo Cote Lamus, que conocería en los años cincuenta en el Colegio Mayor Guadalupe y en las tertulias hispanoamericanas de Madrid.
“Por un lado, conviene recordar que el Caro y Cuervo es una institución de enorme prestigio, tanto a nivel nacional como internacional, por sus contribuciones al estudio del idioma español y a la salvaguarda del patrimonio lingüístico de Colombia y, por extensión, de Iberoamérica, de la comunidad hispanohablante y de otras muchas lenguas, colombianas y regionales, reconocidas y protegidas en su Constitución” señaló el Embajador de España en Colombia, Joaquín de Arístegui Laborde.
SEGUIR LEYENDO