Mario Vargas Llosa decía que el mejor título de la literatura era Los tres mosqueteros, porque la novela de Dumas, en realidad, hablaba del cuarto. Siguiendo con esa lógica, el nuevo libro del escritor argentino Marcos Aguinis tiene un gran título: el personaje principal de La amante del populismo es un hombre. Pero, en este caso, el libro no va detrás de un héroe como D’Artagnan, sino que mira a uno de las figuras más complejas y aciagas del siglo XX, Benito Mussolini.
Con casi 50 años de trayectoria, Aguinis ha publicado una profusa obra que incluye ficción, ensayos, biografías y memorias. Entre otros títulos, se pueden destacar: La cruz invertida, La Gesta del Marrano, Carta esperanzada a un General, El atroz encanto de ser argentinos y La novela de mi vida. En todos los libros, al igual que en el nuevo —que, hay que decirlo, está por debajo de la media—, la realidad es marco y paisaje, motor y elemento. Aguinis tiene la vocación de comprender los grandes procesos históricos, pero, sobre todo, la de comprender la moral y la ética de las personas que los involucran.
En La amante del populismo (Sudamericana) el vehículo para esta indagación es Margherita Sarfatti, la periodista italiana que acompañó a Mussolini desde sus comienzos hasta el momento en que, en ese hombre en el que convivían Jeckyll y Hyde, no hubo dudas de que el monstruo se había adueñado de todo.
Aguinis construye la novela como una larga entrevista a Sarfatti. Una artificio que afecta a la trama pero potencia al contenido: lo que dice Sarfatti se lee como verdad, se lee con la sensación de estar ante una profunda investigación.
Conversación en La Catedral
Hay dos grandes preguntas en La amante del populismo. La primera tiene que ver con la dinámica de la Historia: ¿cómo nadie, ni Roosevelt, ni Hearst, ni siquiera su amante, ¡nadie!, vio en qué se iba a convertir Mussolini? La otra —otra vez la doble vocación de Aguinis— toca el corazón de las personas: ¿cuándo se pasa del amor al odio?
Intelectual de izquierda y judía, Sarfatti estaba enamorada de Mussolini. Creía reconocer en él al estadista del futuro. Fue ella quien lo ayudó a construir el partido fascista cuando él tomó distancia del comunismo, fue quien lo asesoró en cuestiones de política moderna, fue una suerte de vocera en el extranjero. Fue también quien logró llevar a cabo la reforma para que voten a las mujeres, impulsó la jornada de trabajo de ocho horas y mejoras en el transporte, la educación y el sistema de pensiones.
Toleraba la brusquedad, ambición y el hambre sexual del hombre que iba a ser Il Duce pensando en que el nuevo orden social iba a imponer justicia, igualdad, progreso, bienestar. En esta entrevista retrospectiva, Sarfatti se lamenta de haber sido tan ingenua. El punto culminante fue la alianza que Mussolini selló con Hitler, lo que significó el comienzo de la persecución a los judíos en el país: cómo podía ser que el hombre que ella amaba rompiera los ideales que los convocaba a punto tal que la dejara indefensa y segregada por su religión.
En 1969, Vargas Llosa se preguntaba en un bar de Lima “en qué momento se había jodido el Perú”. Ocho años antes, Margherita moría en Venecia tal vez con esa misma pregunta en la boca: cuándo fue que se jodió Italia.
Travesuras de la niña mala
Dice Sarfatti: “Ayudé a edificar el fascismo, primero en su versión positiva y luego en su versión horrible”.
Dice: “Benito no fue un antisemita consciente, hasta transformarlo en consciente cuando así le obligaron las circunstancias. Tampoco lo son los populismos mientras la judeofobia no signifique una ganancia”.
Dice: “Quienes oponen el comunismo staliniano con el fascismo mussoliniano cierran los ojos ante sus claras analogías”.
Dice: “Mussolini dijo en privado y en público: ‘El pueblo no tiene que aprender a pensar; yo pienso por él; lo único que le cabe es obedecer’. En esto fue sincero y, en apariencia, objetivo. Constituye la clave de todos los dictadores. Y de los populismos que ahora crecen en el mundo”.
Todo libro se lee en presente. La novela de Aguinis no es sólo la biografía de Mussolini en la voz de la mujer que lo amó y lo odió. Es, sobre todo, una señal de alerta ante la fragilidad de un mundo siempre amenazado.
Así empieza “La amante del populismo”
Prólogo
La actual expansión del populismo y el estudio de sus manifestaciones están dejando al margen una de sus más vigorosas raíces, que derivan de Mussolini y el fascismo. Sus inicios no predecían la presente evolución, tanto hacia la derecha como hacia la izquierda.
Para hacer más visibles y atractivos sus aspectos notables, recurro al método del reportaje, centrado en los aportes de su principal fuente: Margherita Sarfatti. El reportaje permite unir historia, suspenso, futuro, crónica y mucho de novela. No me daba cuenta de que iniciaba una forma novedosa. Quizás muy cuestionable. Tiene olas líquidas, multicolores, documentos y fantasía. Personajes muy reales, históricos, pero cargados de una fuerza que impulsa frases, adjetivos y reflexiones repletos de consecuencias.
Margherita Sarfatti fue una culta y hábil escritora, amante de Mussolini durante veinte años, que redactó su biografía y compartió con él momentos decisivos del crecimiento fascio-populista. Puede que haya sido la constructora del edificio fascista, aunque desprovisto de sus perversiones. En estos jugó un papel incuestionable la personalidad de Mussolini. Pero casi todos los datos y muchas frases que reconstruyen la blanquinegra vida de ese hombre y de su trascendental movimiento se los debemos a ella.
Francamente, los textos de Margherita me sorprendieron. Reconozco que fue un descubrimiento. Me dejaba boquiabierto. También su vida, llena de pasión, lucha y contradicciones. Decidí atreverme a un extenso reportaje cargado de información, aunque ella ya no estaba. Un método peligroso por lo innovador, largo, muy criticable. Por momentos me agobiaron sus giros, confesiones, rabietas, subidas y descensos. Pero no cedí. Ella tampoco. En algunos momentos, quizá fastidiado, imaginé estar montado sobre una nube, avistar cataratas de un pasado encubierto o encandilarme con insinuaciones sobre las catástrofes del irredento populismo. No quedamos en su tiempo real, sino que aproveché su visión para extenderme cronológicamente para atrás y adelante. Ella lo hubiese aceptado, aunque falseaba muy poco algunos conceptos. Margherita contribuía de este modo a iluminar los altibajos de su propia cabalgata. Y denunciaba el veneno fascista del populismo.
Le agradezco que haya tenido la paciencia de acompañarme durante un año. Fue un privilegio. Sus ojos penetrantes, su voz cálida, su cabello que mantenía fresco el origen veneciano, algunos giros de buen humor, saltos asombrosos hacia el futuro con nudos seductores del pasado, todo eso me tenía prendido al grabador y un teclado tan tembloroso como yo mismo. Alimentó creatividad y esperanza. Deseo que su valor contribuya a desenmascarar la dañina peste del populismo, que se extiende como un alud arrasador.
Quién es Marcos Aguinis
♦ Nació en Córdoba, Argentina, en 1935.
♦ Es médico neurocirujano, psicoanalista y escritor. Su primer libro se editó en 1963: ha publicado novelas, cuentos, ensayos y biografías.
♦ Es autor de La cruz invertida, La Gesta del Marrano, Carta esperanzada a un General y El atroz encanto de ser argentinos, entre otros.
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