La poesía suele detenerse en aquello opaco o ambiguo de este mundo. La vida sin centro (Salta el pez, 2022) de Leandro Llull es por momentos casi un manual de instrucciones para quien desea descubrir ese tipo de manifestaciones, en cómo ellas nos rodean pero no llegamos a percibirlas.
De apariencia lánguida en su mirada poética por la forma en que de a poco emergen las emociones, los versos de Llul circulan entre la vida del día a día. Se pueden detener en una mancha rosada de la palma de la mano, en un tranvía atravesando lento Lisboa o en unas medusas marinas danzando a trasluz: “Hoy las he visto de cerca, / floté a su ritmo y baile en su regazo”.
Tener una existencia disgregada es La vida sin centro, como una ciudad sin centro; es considerar los hechos que nos pasan como sucesos vacíos sin ton ni son. ¿Habría entonces allí una pérdida de sentido de nuestras experiencias, un modo de vivir sin detenernos a mirar, sentir ni pensar?
Un poema de Leandro Llull
Números
Con la luz apagada y una pata menos en los lentes
mi vieja saca cuentas para ganarle a la inflación.
Tengo cinco años, el mundo
es una cocina oscura y una mujer
tentando que las cosas entren en sus números.
Las cifras se ocupan de la impotencia y de la falta
y ella pega tickets, hace sumas
en los márgenes, glosa y adjunta las notas
garabateadas en retazos.
Siendo una de esas bocas destinadas
a salvarse por la maravilla del guarismo,
empiezo a entender que las verdades
son un pequeño tajo de sol
en la habitación ensombrecida
donde una mujer se desvive
para que la matemática sea,
como Descartes quiso,
un arma que descompone,
y al final, nos une.
Quién es Leandro Llull
♦ Nació en Rosario en 1983.
♦ Es autor de libros como Disonancia del jardín, Horas menores y Maratón.
♦ Recibió una mención del Fondo Nacional de las Artes en el año 2008, el premio municipal Felipe Aldana en el 2009, y las becas de poesía de Estación Pringles (2010) y del Fondo Nacional de las Artes (2011).