Nacido en Esmirna (Turquía) en 1900, Yorgos Seferis fue un poeta, ensayista, traductor y diplomático que en 1963 se convirtió en el primer escritor griego en recibir el premio Nobel de Literatura.
Empezó a escribir sus poemas y versos a partir de los 14 años y en su edad adulta se incorporó al servicio diplomático griego, donde realizó una extensa carrera, como vicecónsul en Londres, cónsul general interino en Albania, representante diplomático en Egipto, durante la Segunda Guerra Mundial; consejero de embajada en Londres después de la guerra y finalmente embajador en Ankara, Líbano y Londres.
Hijo de un reconocido abogado y escritor, heredó de su padre el gusto por los libros. Comenzó su carrera como escritor en 1931, con una colección de poemas llamada “Vuelta”. En 1932 publicó el poema “La cisterna”. Aunque siempre confesó su admiración por autores como Mallarmé, Paul Valéry y André Gide, para muchos de sus biógrafos fue fundamental su encuentro con T.S. Eliot, cuyo estilo de escritura influyó bastante.
A principio de los años treinta publicó su volumen de poesía Strofi (El momento crucial). Al año siguiente apareció I Sterna. Ya para 1935 salió Mythistorima.
Aunque una de las obras que más acerca al autor en su vida, en Chipre, es el libro Chipre. Yorgos Seferis (poemas, fotografías, fragmentos).
Este libro no solo son traducciones de los originales, también tiene fotografías que el mismo Yorgos tomó en el lugar y fragmentos tomado de las cartas que el galardonado envió a su amigo Yorgos Sawidis, especialista en su obra.
Selma Ancira fue la encargada de editar, traducir y comentar la obra ganadora del premio de Traducción Literaria Tomás Segovia, además de contar con la participación del ensayista Francisco Segovia.
Selma Ancira ha sido una de las personas que más se ha acercado a la obra de Yorgos y en la traducción que hace se combina la pasión, el trabajo cuidadoso con el talento poético y lírico de Francisco Segovia.
“Tras muchos años de trabajar con Seferis, descubrí que ignoraba facetas de su personalidad que resultó para mí inquietante: había visitado en tres ocasiones Chipre y era un excelente fotógrafo, de lo que me enteré por azar, quise hacer un libro que reuniera todo lo que él había escrito sobre la isla. Me parecía fascinante emprender esa aventura”, compartió Selma Ancira.
Además, este libro tiene las huellas que siguieron al poeta, pues descubrieron lugares de los que hablan sus poemas. De la misma forma que usaban conceptos que no lo tenían claro.
En el libro se pueden leer los poemas de Bitácora III que dedicó el autor a Chipre, ya que Seferis y su esposa Maró lo visitaron tres veces: los dos primeros viajes se extendieron en más de un mes, mientras que el tercer viaje fue breve.
Cuando Yorgos visita Chipre lo hace con un ejemplar de Chipre histórico. Una guía para sus ciudades y pueblos, monasterios y castillos escrito por Rupert Gunnis, siendo este libro la primera fuente de muchos de los episodios históricos de Bitácora III.
En su discurso que brindó cuando ganó el Nobel, Yorgos mencionó que no solo lo que el poeta irlandés ha ayudado mucho a los griegos, sino que “No puedo concebir que ninguno de nosotros, conociendo el homenaje que los suecos han tributado a mi país, pueda olvidar todo lo bueno que los suecos han hecho por Grecia con altruismo, paciencia y benevolencia, bien hayan sido sus arqueólogos en tiempos de paz o las misiones de la Cruz Roja durante la guerra”.
El poeta mencionó también que en relación con la poesía de la Grecia moderna “no faltan los casos y las figuras extraños”.
“Habría sido mucho más natural, por ejemplo, si la poesía de un pueblo de marineros, campesinos y soldados hubiera comenzado con canciones simples y toscas. Pero ocurrió lo contrario. Comenzó con un hombre nacido en Zante, guiado por el demonio de lo absoluto”.
Seferis, el poeta griego más importante de la generación y de la preguerra de los treinta murió el 20 de septiembre de 1971.
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