El apellido Claudel tiene cierta prosapia en la cultura francesa. Paul Claudel fue un escritor y diplomático militantemente católico, de cierta fama por sus obras y su hermana, Camille Claudel, escultora, amante, musa de Auguste Rodin y seguramente coautora de algunas de sus obras, encerrada en un manicomio por su familia en base a injustas acusaciones de demencia corroboradas por médicos cómplices. La recordaremos los cinéfilos con la cara de Juliette Binoche, que la interpretó en la película homónima dirigida por Bruno Dumont en 2013.
Pero el que nos convoca hoy (al menos a mí) sin vínculos genealógicos con los mencionados, es Philippe Claudel, novelista y director de cine, una de cuyas obras reseñaré en esta columna. El autor estuvo en Buenos Aires en ocasión de uno de los FIBA -el festival de teatro porteño- hace varios años y se estrenaron (y están disponibles en alguno de los pocos videoclubes subsistentes aquí), algunas de las películas que dirigió, casi todas con guión propio: Hace mucho que te quiero que consiguió, entre otros premios, el César a la mejor ópera prima, Tous les soleils (Silencio de amor), Avant l’hiver (Antes del frío invierno) y Une enfance. Vi algunas de ellas y son decorosas aunque no memorables.
Como los libros a los que me he venido refiriendo no los tengo leídos recientemente, puesto a escribir los busco en los estantes de la biblioteca y les doy una ojeada para refrescar su recuerdo. Con El archipiélago del perro, de este Claudel, publicado en castellano en 2019 por Salamandra, me ocurrió algo insólito para un lector veterano y mañoso como soy. Leí las primeras líneas y me quedé atrapado, al punto de que volví a leerlo hasta el final, casi de un tirón. Y no es una novela de suspenso, ni fue la primera que leí de este autor.
Comencé por Almas grises, la primera suya que tuvo gran repercusión crítica, ambientada en la época de la Primera Guerra Mundial: gira en torno a la aparición del cadáver de una niña, en la campiña que rodea a una pequeña ciudad y de la investigación acerca del autor del crimen, empañada por los factores de poder de la región. Aunque lo central es un hecho policial, el libro evade lo corriente en el género y está magistralmente escrito. Hay una versión cinematográfica de 2005, muy correcta.
Otros libros de Claudel, muy recomendables:
La nieta del señor Linh, cuyo protagonista es un anciano vietnamita exiliado en Francia que se encuentra con otro señor de edad similar, con quien se entiende , a pesar de que no hablan ningún idioma en común, en un parque al que lleva a esa nieta cuya realidad descubriremos al final.
El informe de Brodeck, que ganó un Goncourt de los Estudiantes, transcurre en un pequeño pueblo donde aparece muerto un extranjero y tiene una trama lindante con el policial; y Aromas, un extraño libro donde por orden alfabético, comenzando con “abeto” y terminando con “viaje”, describe los olores asociados con esas palabras en textos breves e intensos.
Pero si tienen que comenzar por uno, recomiendo fuertemente El archipiélago del perro. Transcurre en la única isla habitada, presuntamente en medio del Mediterráneo, que es parte de un conjunto que, visto desde muy arriba, tiene el aspecto de un perro con las fauces abiertas, con esa configuración dudosa que también tienen algunas constelaciones de estrellas.
Es una isla volcánica casi despoblada y de muy escasos recursos (la pesca, la producción de alcaparras y de un vino muy peculiar), donde sucede un hecho insólito: una mañana aparecen en la playa los cadáveres de tres jóvenes negros, ahogados y llevados por la corriente. El hecho, -como la llegada del Inspector en la obra teatral de Priestley- altera la lógica y las costumbres de los “notables” del pueblo: el Alcalde, el Médico, el Maestro, la Vieja (que es la anciana maestra ya jubilada) y amenaza perturbar la perspectiva de la inversión que construiría un hotel de aguas termales que aproveecharía las que genera el volcán. Algo que habría de cambiar la vida de todos.
En este caso, contar parte del argumento no disminuirá en nada el placer de la lectura. Es fascinante cómo lo sucedido modificará a los implicados, haciendo salir de ellos lo peor de la naturaleza humana (y en un caso, lo mejor). Con un ritmo de escritura alucinante, no alterado en esta oportunidad por la traducción de José Antonio Soriano, -excelente salvo por la proliferación del vosotros muy castizo en la introducción y el final-, se despliega un alegato en el que se denuncia la trata de personas, la miseria inmensa en ciertas partes del mundo, la inmigración ilegal, la codicia desmesurada, la inexistencia de la justicia…
El microcosmos de la isla es una miniatura del mundo en general y los personajes, sin ser esquemáticos, tienen perfiles muy definidos y discursos coherentes con ellos.
Y, ¿saben qué?, a pesar de ser una novela con una carga ideológica muy fuerte, ES MUY ENTRETENIDA, lo que demuestra que una cosa no está reñida con la otra.
Quién es Philippe Claudel
♦ Nació en Nancy, Francia, en 1962.
♦ Es escritor y cineasta. Fue docente y guionista.
♦ Dio clases en colegios secundarios y en la Universidad de Nancy II, donde fue profesor de Antropología Cultural y Literatura.
♦ Publicó su primer libro, Meuse l’oubli, cuando tenía treinta y siete años.
♦ En el año 2003 obtuvo el premio Renaudot por Almas grises y en 2007 el Goncourt des Lycéens por El informe de Brodeck. La novela J’abandonne recibió el premio Francia Televisión 2000, el libro de relatos Petites mécaniques obtuvo el premio Bourse Goncourt de la Nouvelle 2003.
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