La historia está repleta de situaciones de contacto lingüístico masivo entre comunidades. Estos contactos pueden deberse a migraciones, intercambios comerciales, conquistas militares o uniones dinásticas. El contacto suele implicar la transferencia de elementos lingüísticos de una comunidad a otra, aunque no siempre en las dos direcciones.
Cuando una comunidad se impone a otra, la dominada tiende a importar vocabulario y estructuras gramaticales del idioma dominante. En algunos casos, se llega a producir una sustitución lingüística completa, como en el caso del ibero por el latín o las lenguas amerindias por el castellano.
Pero a veces la historia cambia de tendencia y la comunidad dominada recupera su autonomía o incluso se impone sobre su anterior dominadora. Muchas de las actuales lenguas nacionales europeas han experimentado períodos de dominación por parte de otros idiomas.
Analizando un corpus multilingüe del ámbito de la salud encontramos trazas significativas de estos procesos, particularmente en el léxico. Aunque no todos los préstamos son debidos a una imposición militar o política, sino también a los intercambios económicos o a una preponderancia cultural o tecnológica.
El inglés, una lengua germánica romanizada
El inglés actual deriva de los dialectos germánicos hablados por las tribus anglosajonas asentadas en la Gran Bretaña durante la alta Edad Media. Sin embargo, aquella lengua ha experimentado transformaciones profundas relacionadas con varios episodios de dominación.
Una de ellas se produjo como resultado de las incursiones vikingas. Se estima que el inglés tomó alrededor de dos mil palabras de su primo hermano el nórdico antiguo, varios centenares de las cuales sobreviven en inglés estándar moderno. Pensemos en términos tan básicos como ill (enfermo), leg (pierna) o weak (débil).
La gran transformación del inglés se produce a partir de la conquista normanda de 1066. El francés anglonormando se convierte en el idioma de la realeza y de la nobleza de Inglaterra, de la clase alta y de la administración.
El inglés hablado durante este período, subordinado hasta finales del siglo XV, recibe una influencia enorme del franconormando áulico. Y aunque posteriormente el inglés recuperó su estatus, el francés no ha dejado nunca de influir en su léxico: se calcula que un 28 % tiene este origen. Así nos encontramos con galicismos como painful, retarded o injured.
Influencia cultural grecolatina
Pero en el ámbito de la salud el origen de la mayor parte del léxico inglés hay que buscarlo más bien en un predominio de tipo cultural. Nos encontramos con un idioma de origen germánico que se sirve de modo sistemático de las raíces grecolatinas para constituir su vocabulario culto y específicamente el de las ciencias de la salud: vital, schizoid, autistic, cerebral, mental.
A partir del Renacimiento y hasta bien entrado siglo XVIII, la lengua de referencia para la cultura en la Europa Occidental era el latín clásico, ya que se trataba de la interlengua primero religiosa y luego también académica. Cuando las lenguas románicas como el castellano o el catalán necesitan crear términos nuevos para referirse a conceptos científicos, se recurre a las raíces latinas y griegas (mamilar, histérico, terapéutico, biparietal).
Este fenómeno se produce también en inglés, ya que, a pesar del origen germánico de esta lengua, la comunidad lingüística inglesa, en los periodos mencionados, se encuentra inscrita en el mismo entorno cultural y académico que las lenguas románicas occidentales.
El aporte del árabe: la nuca
En la Península Ibérica, uno de los episodios más relevantes de hegemonía política y cultural es el del árabe, desde el siglo VIII hasta el XV. La superioridad tecnológica y económica de al–Ándalus sobre los señoríos cristianos que se expandieron de norte a sur se detecta aún hoy en una notable presencia de léxico de origen árabe en portugués, castellano y catalán. Así, las lenguas románicas tomaron términos del léxico científico árabe como aldehído, elixir, jarabe, alcohol.
Una palabra árabe que ha pasado a varias lenguas europeas sería la nuca (parte posterior del cuello). Según parece, la voz española deriva del término árabe nuha (médula espinal). Al traducir los textos médicos árabes al latín, este término se transcribía como nucha.
Sabido es que el alemán, desde el Romanticismo, emprende una ingente tarea de creación léxica culta a partir de raíces germánicas. Se separa así de lo que ocurre en inglés, donde, como hemos visto, se recurre a un léxico grecolatino común con las lenguas románicas.
Este artículo fue publicado originalmente por The Conversation.