Charles Kingsley fue un escritor y sacerdote de la iglesia Anglicana que se concentró en escribir novelas e historias para niños con tono moralizante. Uno de estos textos que tuvo mucha importancia es “Los niños del agua”, que fue considerada uno de los pilares de la literatura infantil británica durante décadas.
Sin embargo, el texto, planteado como una sátira en apoyo a las teorías de Charles Darwin, también reflejó los prejuicios que había en su época, en contra de irlandeses, judíos, estadounidenses, negros y pobres.
El libro trata de Tom, quien es un deshollinador (limpia chimeneas) que por culpa de Ellie, una niña de la alta sociedad, cae en un río donde se ahoga y se convierte en un “niño del agua”.
Kingsley aborda los temas que en el momento preocupan a la sociedad británica, mientras profundiza sobre el concepto cristiano de la redención y expone públicamente el maltrato a los niños obligados a trabajar.
Tom empieza a ver el mundo con ojos diferentes. Se adentra a aventuras que involucran a otros niños del agua y a su vez demostrará ser una criatura moral a las hadas, quienes son las principales líderes, en su nuevo mundo.
Estas líderes espirituales, que son las hadas, están conformadas por: La Señora Tratacomoquierasquetetraten, la Señora Seharacomotudigas y Madre Carey.
Sin embargo, alguien que se va a convertir en “niño del agua” es Grimes, su antiguo maestro. Al momento que muere Grimes, Tom viajará hasta el fin del mundo para ayudar al hombre que está siendo castigado por las malas acciones que realizó en el mundo.
En este momento de la vida de Grimes se da cuenta en sus errores que tuvo y encuentra el arrepentimiento, el cual le otorgaran otra oportunidad siempre y cuando haga una penitencia final.
Y a pesar de que Tom realiza cosas que no le agradan, logra obtener un retorno a la forma humana para que en un futuro sea “un gran hombre de ciencia” que “puede planificar vías de tren y máquinas de vapor, y telégrafos eléctricos y pistolas estriadas, y así sucesivamente “.
Al final de la historia, Tom y Ellie están unidos y a pesar de que en el libro no se menciona si contraen o no matrimonio, hay una suposición de que sí.
Toda la novela tiene una interpretación y es que en esta encontraremos una fábula e incluso una moraleja escondida. Una de ellas son los prejuicios de ese tiempo, el cual da muchos diálogos donde existen referencias despectivas o insultantes, dirigidos a los estadounidenses, judíos, afroamericanos y católicos, pero en especial a los irlandeses.
Hablar de estos temas y mostrarlos a sus lectores pudo haber sido la caída del éxito de este libro, ya que era una crítica hacia las personas que exponían este tipo de abusos hacia los indigentes.
El libro tuvo diferentes interpretaciones, una de ellas fue, al principio, como una sátira, después como un tratado infantil e incluso como una diatriba en contra de los científicos de la época de mente cerrada, quienes criticaban las teorías plasmadas en el origen de las especies de Charles Darwin. Kingsley hace referencia a que no se puede hacer crítica sobre algo que nunca han visto, como el alma:
“¿Como sabes eso? ¿Ha estado allí para ver? Y si hubiera estado allí para verlo, y no hayas visto ninguno, eso no probaría que no había ninguno... y nadie tiene derecho a decir que no existen bebés acuáticos hasta que haya visto ningún bebé acuático existente, lo cual es una cosa bastante diferente, pienso, de no ver a bebés de agua”, escribe en el libro.
A pesar de las críticas a la xenofobia implícita en el texto y a que cayera en desgracia con el tiempo, “Los niños del agua” fue adaptado al cine por Walt Disney en 1935.
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