Raymond Carver fue uno de los escritores más influyentes en la literatura norteamericana; poco antes de morir, su último texto, una escpeie de despedida para sus lectores, ha sido interpretado desde entonces se transformó en un augurio de muerte.
Tres rosas amarillas apareció por primera vez en The New Yorker en junio de 1987, y cuenta los últimos días de Anton Chéjov, a partir de una cena que tuvo con un amigo en un restaurante de Moscú.
Las obras de Carver se caracterizaron por los relatos minimalistas, precisos, con personajes que pertenecen en su mayoría a las clase trabajadora, elementos de lo que se conoció como “realismo sucio”, en el cual se incluyen, además de Carver, Charles Bukowsky, John Fante y Richard Ford.
Esta corriente literaria estadounidense empezó a ser parte de algunos textos de escritores del siglo XX y tiene como finalidad la reducción en la narración, dejando solo lo esencial.
Los personajes que utiliza Carver en sus cuentos son desolados, tristes, un arquetipo americano, y en el cuento Tres rosas amarillas hace sentir al lector como si estuviera frente al escritor ruso, presenciando la muerte de Chéjov.
En este cuento se aprecia el homenaje que Carver le hace al autor de “La Gaviota”, destacando que ambos fueron cuentistas, escribieron relato corto, sin caer en el sentimentalismo y murieron a temprana edad.
En el cuento hace referencia a los últimos días que pasó Chéjov en el balneario de Badenweiler, Alemania, en 1904.
El texto inicia con una reunión del escritor ruso y el editor y periodista Alexéi Suvorin; a pesar de tener diferentes ideologías, sus orígenes los unían. El drama se desencandena cuando, en medio de los platos y candelabros, Chéjov tiene un ataque de tos y escupe sangre.
Lo que sigue en el cuento es la imagen de Olga Knipper, esposa de Chéjov y actriz, que acompaña al escritor a la suite y para darle más veracidad a los diálogos Carver logró mantener las citas de las personas reales “Todo el mundo llevaba un diario o dietario en aquel tiempo”.
En el desarrollo de la historia hay muchos personajes que visitaran a Chéjov: María, su hermana, Olga, el médico y León Tolstoi. Carver conocía la postura de Chéjov, ya que nunca se mostró temeroso ante la muerte.
“El doctor Schwöhrer, sin embargo, hizo saber a Olga su intención de que trajeran oxígeno. Chéjov, de pronto, pareció reanimarse. Recobró la lucidez y dijo quedamente ¿Para qué? Antes de que llegue seré un cadáver”.
No fue sino el 15 de julio de 1904 cuando Chéjov murió y al momento de que trasladaron su cuerpo hacia Moscú, el político ruso Máximo Gorki se enojó por haber puesto el cuerpo del escritor en un refrigerador, en un vagón del tren, que era utilizado para transportar ostras. Este hecho lo recordó en el texto “Reminiscences of Anton Chekhov”.
Poco más de un año después, el dos de agosto de 1988, el propio Raymond Carver perdió la vida víctima de un cáncer de pulmón, a la edad de 50 años y en ese mismo año lo admitieron en la Academia Estadounidense de Artes y Letras.
La obra de este escritor va desde cuentos, poesía y guiones cinematográficos, un ejemplo de ellos: ¿Quieres hacer el favor de callarte, por favor?, De qué hablamos cuando hablamos de amor, Catedral, Tres rosas amarillas, Si me necesitas, llámame, Ultramarine, Dostoyevski (guion).
“Sin duda era su mejor cuentista, quizá el mejor del siglo junto a Chéjov”, escribió el chileno Roberto Bolaño.
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