Empezamos con el semidios Heracles, uno de los personajes de la mitología griega (el mismo Hércules para los romanos) que Jesús Ramírez-Bermúdez utiliza para explicar los orígenes del sufrimiento en su libro “La melancolía creativa”.
“Usa sustancias para mitigar el dolor; pretende escapar, pero no puede hacerlo: el padecimiento está instalado en su conciencia”, señala en el capítulo Biografía de la melancolía.
Hipócrates fue el primero en habla de la melancolía, o bilis negra, la misma que, dos milenios después, sigue siendo investigada por eminencias como la psicóloga argentina Estela Eisenberg.
Un dato sobre los tratados que se encontraron en Alejandría es que se identifica a Hipócrates como el “padre de la neurología”: se hallaron setenta y dos tratados relacionados a los nervios, algunos titulados “sobre las heridas de la cabeza” y “sobre la enfermedad sagrada”.
Otra de las enfermedades de las que criticaba este griego fue la epilepsia en el que decía que era: “un truco retórico de charlatanes, médicos y sacerdotes, para ocultar la incapacidad terapéutica”.
Hipócrates señaló que la melancolía resultaba una “pérdida de equilibrio en la profundidad del cuerpo humano”, que relaciona este desgaste con el miedo, tristeza, perdida de sueño, apetito y la razón.
Después de sufrir cambios en las definiciones que se le ha dado a la melancolía, llegó un concepto más conocido a nuestra época que es la depresión y a su vez fue llamado “La bilis negra”.
Al momento de que Alejandro Magno inició su conquista, también empezó la expansión relacionada con “La bilis negra” el cual se pensó que provocaba miedo, tristeza y locura.
Se sabe que la depresión afecta más a las mujeres que a los hombres, pero en la antigüedad no se pensaba igual, al contrario, se decía que no era un síntoma de mujeres, “Richard Burton declara que la enfermedad de la bilis negra es más frecuente en los hombres”.
Estos problemas internos empiezan a generar más enfermedades mentales que anteriormente se le llamó psicosis maniaco-depresiva y hoy es conocido como “trastorno bipolar”.
“Después de Aristóteles, la melancolía sufrirá transformaciones conceptuales, que llegarán a corroer su núcleo semántico y a limitar su utilidad clínica. Quizá por eso la enfermedad de la bilis negra dará a la luz una nueva metáfora fisiológica: la depresión mayor”.
Hay otras enfermedades que salieron a relucir como los padecimientos mentales. Estas personas que tenían este problema se les acusó de herejía por la inquisición española.
La melancolía traspasa barreras y mientras ha sido estudiada durante años, también han creado distintas definiciones para dar explicaciones a lo que anteriormente se le llamaba “la bilis negra”. El sufrimiento y la desilusión fueron las principales formas de manifestación en personas.
Jesús Ramírez-Bermúdez, médico especialista en neuropsiquiatría y doctor en Ciencias Médicas por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), hace un recorrido por la melancolía en la historia, la cultura, la literatura, la ciencia y hasta el cine, pasando por Hipócrates, Aristóteles, Sor Juana Inés de la Cruz, Gérard de Nerval y Sándor Márai.
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