La imprenta fue un elemento muy importante en la Nueva España. La información que se podía distribuir y la creación de la tipografía no solo fue lo más destacado del siglo XV, sino el conocer que las mujeres jugaron un papel en la imprenta.
En este libro titulado La cofradía de las viudas, de Mónica Hernández, lleva al lector a una historia de ficción, donde las mujeres tendrán que sobresalir y tratar de acatar todas las reglas.
En esta entrevista que realizó Infobae Leamos, la autora menciona cómo fue encontrar documentos que muestran el trabajo de las mujeres en la Nueva España.
— ¿Cómo se le ocurrió escribir “La cofradía de las viudas”?
— Esta idea salió de un tuit que decía: “Paula de Benavides, impresora viuda, imprimió de 1640 a 1680 (aproximadamente). Yo me preguntaba cómo mujer impresora en el virreinato. ¿No eran hombres?
Busqué información en internet y me salió un documento, de una académica, y menciona muchas mujeres, y pone dos o tres hojas que dice: tal impresora, hija de tal impresor, viuda de tal impresor, mamá de tal impresor, y viene en el listado muchos nombres, yo solo agarré algunas. Esto va desde 1560 a 1800 y yo, ¿por qué tantas mujeres viudas?
Busqué mucha información y solo encontré los nombres y el número de libros, de quién era mamá, abuela y no encontré nada. Ahí dije, “bueno, aquí hay una novela”.
— Con tan poco cómo logró armar las historias de las mujeres?
— Una novela es como un rompecabezas. Empecé con los nombres que quería, las moví de siglo porque todo es ficción, por ejemplo jerónima, que es una mujer que sale aquí, estuvo genial desde el siglo XVI. Yo la recorrí para que coincidiera con las demás porque era muy importante y cuando lees la novela entiendes por qué es importante.
Ella es la primera esposa del impresor que llegó a México, el primer permiso se lo dio el Rey Carlos XV a Juan Cromberger, pero él no vino a México. Él mandó a uno que se llama Juan de Pablos (Giovanni, pero aquí se mexicanizaban los nombres). Esta mujer enviudó y ella siguió con la imprenta, fue la primera. Yo la moví de lugar para hacerla coincidir y empecé a escoger qué autoras podrían estar relacionadas, por ejemplo hay una que es ilustradora y grabadora y dije: esta me va a servir no solo por su imprenta pequeña, porque cada una se especializó en un tema, un tipo de impresión.
Si todas eran impresoras vamos a juntarlas para que sean más fuertes. Las mujeres en esa época dependían del padre, del hijo, marido, confesor, tío y estas mujeres, es una condición que es real, lo que yo encontré, al ser viudas las mujeres podían manejar su tiempo y su vida.
Tenían que vestirse de negro, pero tenían que salir acompañadas. El primer año solo podían ir a misa y regresar a su casa, pero el resto del tiempo podían hacer otras cosas y ellas lo hicieron, estas son mujeres que existieron.
— ¿Qué historia le llamó más la atención?
— Paula de Benavides, porque ella fundó una dinastía de impresores. Ella no fue la primera, pero fue la más fuerte y la más lista. Las mujeres, al no poder hablar o salir, las mujeres podían observar y hacer, eso es una condición que muchas veces se ha visto del desfavorecimiento hacia las mujeres, pero cuando no puedes hablar, puedes mirar y eso te hace pensar más.
Ella tuvo seis hijos, yo le pongo solo dos. Tuvo seis, de los cuales los cuatro varones fueron sacerdotes, una mujer fue monja y la más pequeña se casó con el hijo de un impresor. Fundó una dinastía de impresores que salió de 1640 hasta 1788. Sus descendientes siguieron imprimiendo.
Los hijos los acomodó todos religiosos en las distintas órdenes de poder: jesuitas, franciscanos, dominicos, santa inquisición, etc. Ella se hizo este poder a través de los hijos, me fascina su historia.
— ¿Si la llevaron a juicio o cuál fue el problema que tuvo?
— Tuvo una denuncia, pero lo extraño de esta denuncia fue que ella salió. Finalmente la inquisición pasaba por alguien a su casa, a las 2 de la mañana, tocaban la puerta, llevaban un piquete de soldados (guardaespaldas) la subían a un carro con garrotes, pero no les decían por qué los detenían.
Los llevaban a interrogar y no sabían por qué estaban ahí. Algunas veces las denunciaban por bruja, porque salió al baño a las 2 de la mañana porque tenía ganas de ir al baño.
Era una época muy difícil para los seres humanos, yo creo que era como una guerra, vivir en constante guerra de tus vecinos parientes. La inquisición, por ejemplo, lo que pasaba era que si tú denunciabas a alguien no volvías a verlo.
La inquisición se quedaba con los vienes y al que habría denunciado le tocaba una parte, era un deporte muy bonito denunciar a tú vecino, era una cosa muy deseada.
Vivir en esta época y sobrevivir en esta época lleva a esta novela que habla del poder, de lo que podemos hacer o estamos dispuestos a hacer para obtenerlo y mantenerlo.
Lo que están dispuestas a hacer estas mujeres es unirse porque les conviene a todas para sobrevivir y para salir adelante con sus vidas y sus negocios, que no pueden ser de ellas, porque legalmente no podían heredar. Todo lo que están dispuestas a hacer para mantenerse.
— ¿Por qué cree que no hay investigaciones o un acercamiento al tema de las viudas en la nueva España?
— No había sido algo a propósito de taparlas, simplemente era la situación habitual, común y corriente de las mujeres y así era lo normal.
Paula Benavides imprimió para el Santo Oficio, para Palafox, Obispo de Santa Cruz, Sor Juana. Sin ser una noble, tenía los contactos.
Las mujeres aristócratas tenían dinero y podían hacer muchas cosas: la Güera Rodríguez (tenía muchísimo dinero), la condesa tenían dinero, pero no son aristócratas, son abejas trabajadoras y tenía que juntarse para tener, entre todas ese dinero y ese poder para protegerse.
Yo creo que no fue a propósito para taparlas, era simplemente el estándar y lo aceptado, tenían que ver por su casa, hijos y de una manera escondida y vieron por ellas. Vieron por ellas, pero no de una manera velada, no fue abierto rompiendo o gritando.
En la catedral, cuando llegó Palafox, él prohibió el uso de la jaula existía con los virreyes una jaula de madera dentro de la catedral y dentro de esa jaula las mujeres como la virreina y de la corte podían ver misa y atender misa. Palafox prohibió que entraran las mujeres a la Catedral, ni en la jaula podían escuchar misa y a otros los dejaron, pero no era por misógino, era lo normal, ¿cómo van a entrar mujeres a la iglesia a rezar en latín con los hombres? No, las mujeres estaban prohibidas las asociaciones de mujeres, pero se pueden juntar para beber un chocolate después de misa, pero por la tarde no, eran prohibidas.
Las mujeres podían aprender a leer, pero no podían aprender a escribir, porque era muy peligroso. Era el estándar, nadie lo cuestionaba y si lo hacían era entre ellas en privado. Ellas sabían leer y escribir castellano y latín, porque los textos eran en latín.
Estas mujeres eran privilegiadas por encima de lo que había en el país y aún así muchísimas mujeres bien, aristócratas y lo que fuera, podían leer, pero no escribir. Solo podían firmar y hacer cuentas.
A mi me parece fascinante esta historia de cómo pueden las mujeres ser subversivas de una manera velada, discreta y sin hacer ruido que hoy no se conoce su historia.
Todas ellas existieron, moví fechas. Las situaciones de qué comían, a qué hora comían, etc. Hay documentos, pero esa es la riqueza de lo que puedes inventar. Hacerlo atractivo.
Yo creo que si la gente leyera la historia así, le gustaría a diferencia de cómo la enseñan en la escuela de tal fecha, tal batalla, tal general, tantos muertos.
En lo histórico es es meterle este saborcito y esta textura a la historia.
— ¿Dejó por fuera información?
— Hay cosas que si. Las menciono al final del libro y varias pequeñitas. Finalmente esperas que todo esté cohesionado en una historia y que tenga fluidez.
Paula de Benavides me llamó mucho la atención lo de todos tus hijos que estaban en todas las órdenes y a pesar de ser mujer ella fue la que mandó y los colocó donde estaba el poder.
Tenía contactos en el Ayuntamiento, mantuvo el monopolio de impresión de cartillas durante muchos años y eso le costaba dinero, pero claro que le reditúa.
San Antonio fue quien puso el oratorio de San Felipe, en la Ciudad de México. Es muy conocido, es una capilla que está en el centro y su hijo fue promotor y un cura muy importante para su época, por las obras de caridad, junto con el Hospital de Jesús, donde estaban los restos de Hernán Cortés y la historia de él tampoco es muy conocida y su época fue muy importante.
Otra cosa que me llamó la atención es que las imprentas tenían a una persona que hacía los Tipos porque se gastaban, los hacían en plomo y ahí los fundían en la imprenta. Se les acababa una “p” y agarraban la cajas de “p” y lo ponían.
Estas letras es la que se usa hasta ahora de donde viene la Times New Rome, se llama Palatino o Romana y es desde 1500. Desde la primera imprenta de Gutenberg en 1400, era el mismo tipo de letra. La letra palatino subsiste la romana que es la que se usa ahora modificada que es la que se usa para todo.
Hay mucha confusión en las imprentas de quién imprimió qué porque porque se repiten los nombres, pero las imprentas tenían como huella digital por las letras, el tipógrafo. Ves un texto y la gente que se dedica esto dice: esto se imprimió en tal imprenta.
Como eran imprentas mecánicas y había muy pocas sabían quién la había impreso, simplemente con verlo. Imprimir panfletos y cosas ofensivas contra Palafox, por ejemplo, podían saber quién lo había impreso porque cada imprenta era una huella digital y eso no lo pongo. Voy a contar una historia, no voy a contar todo y solo lo menciono al final y lo de la letra me llamó muchísimo la atención que aun la sigamos usando.
— ¿Cuál fue el aporte que hicieron las imprentas de las mujeres a la Nueva España?
— Las mantuvieron aún siendo viudas, porque hubo impresores hombres que no se casaron, pero estas mujeres mantuvieron este tema de la Nueva España, durante casi 300 años, es más imprimieron las primeras gacetas, lo que vendría siendo hoy un periódico, pero como lo pagaban entre ellos y no tenían anunciantes, ya escribían de Gacetas que llegaban de España, en un barco, y a lo mejor ya tenían dos meses de atraso, con l noticias atrasadas y las noticias locales que empezaron a ponerlas, pero una cosa que se circulaba durante cada semana, no era como un periódico de la mañana y la tarde. No había tanta velocidad para las noticias locales.
Estos esfuerzos de imprimir subsisten hasta ahora, la imprenta se heredó con los dueños y así fue su transición, siendo que ahora lo vemos hoy en el Centro de la Ciudad. Algo queda ahí que esta familia.
A mi me fascina que la industria editorial subsistió en el virreinato por mujeres, me da gusto porque no se sabe. Ahora ya se va a saber y se va a investigar más, pero así fue.
SEGUIR LEYENDO: