Federico García Lorca, nacido el 5 de junio de 1898, fue un poeta y dramaturgo español, integrante de la generación del 27, al igual que Luis de Góngora y José María Romero Martínez.
A pesar de ser un poeta reconocido, vivió en medio de una sociedad muy intolerante, en la cual, incluso algunos de sus amigos más cercanos tenían posturas claramente homófobas, por lo cual, a pesar de que era consiente de su inclinación sexual y la aceptaba como algo natural, en público estuvo toda la vida tratando de ocultarla, una lucha que perduró hasta el día en que los fascistas lo mataron a la edad de 38 años. “Entre los hombres, entre sus amigos… Lorca ocultaba su homosexualidad”, asegura en una entrevista con el portal El Español, el periodista y escritor Aníbal Malvar, autor de una biografía novelada de Lorca llamada “Lucero”
“Lorca mantenía ocultas sus querencias sexuales a partir de figuras de mujeres en su poesía. No había un movimiento de vindicación de la homosexualidad. Es curioso porque en él ese sentimiento de pecado no se canjeaba en un “estar apartado”: era una persona tan segura de su talento que todas esas cosas no le afectaban. Él lo vivía con naturalidad, aunque con una discreción tremenda”, revela Malvar en su nota con El Español.
En el libro titulado “Vida, pasión y muerte de Federico García Lorca (1896-1936)”, de Ian Gibson, se brinda más información con respecto al poeta y genio, con base, entre otras fuentes, en la información que Isabel García Lorca plasma en “Recuerdos míos (2002)” y la obra de Francisco García Lorca “Federico y su mundo (1980)”.
En los primeros sonetos que Federico escribió de joven se puede ver que hay una “naciente toma de conciencia homosexual”, asegura Gibson. El psicoanalista Emilio Valdiviesol Miquel señala que en ese momento los versos de Lorca tienen “unos sentimientos totalmente depresivos”.
Mientras crece, el escritor granadino va descubriendo la extensión de la poesía, construyendo su obra como un reflejo de los autores que lee y que, a su vez, sirven de autoexploración, sobre sus tendencias homosexuales o bisexuales, con las referencias que encuentra en los textos de Platón y otros autores de la antigua Grecia y su indiferencia ante la homosexualidad.
A pesar de ese proceso personal que le permite asumirse de manera natural, su contacto con otros personajes de su época, como Luis Buñuel, lo llevan a separar su vida privada de lo que plasma en su poesía.
Buñuel aseguró que Lorca lo llevó a valorar la poesía: “fui transformándome poco a poco ante un mundo nuevo que él iba revelándome día tras día”, y aceptó que su relación con el escritor llegó a ser muy estrecha, a pesar de la conocida homofobia del cineasta aragonés, quien, según reseña Gibson, se complacía recordando su afición a pegarle a conocidos homosexuales a la salida de los urinarios públicos en Madrid.
Se asegura que Buñuel tardó en darse cuenta de los gustos de su compañero y es representativa una discusión, incluida por Ian Gibson en su ensayo, entre Lorca y un vasco de nombre Martín Domínguez, quien propagó el rumor entre todos sus amigos de que Lorca era gay. Buñuel, quien aseguraba detestar a los que llamaba, en general, “pederastas”, abordó al poeta para que le diera una aclaración, preguntándole, de manera descortés, si era o no “maricón”. “Tú y yo hemos terminado”, contestó molesto García Lorca, antes de levantarse y marcharse del lugar. Eventualmente realizarían las paces, pero Lorca aseguró que se sintió “herido en lo más vivo”.
El tambien escritor José “Pepín” Bello recordaba que cuando él, Buñuel y otros amigos “iban de putas” tenían cuidado de no decirlo ante Federico, que “era extremadamente pudoroso en cuanto a su vida personal y, aunque no daba la impresión de ser homosexual, todos sabían que lo era”.
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Otro de los personajes con los que Lorca tuvo cercanía fue con el pintor surrealista Salvador Dalí, con quien compartió en la residencia de estudiantes. Cuando el periodista Alain Bosquet le preguntó al pintor sobre su relación con el poeta, éste le contesto:
“Era pederasta, como se sabe, y estaba locamente enamorado de mí. Trató dos veces de dar… lo que me perturbó muchísimo, porque yo no era pederasta y no estaba dispuesto a ceder. Además, me hacía daño. O sea que no pasó nada. Yo me sentía halagado desde el punto de vista del prestigio. ¡En el fondo me hacía la reflexión de que era un gran poeta y que le debía una pequeña parte del agujero del c… del Divino Dalí!”.
Según el crítico Rafael Santos Torroella el pintor no hablaba sobre su vida o incluso las escondía; es más, Santos Torroella asegura estar convencido de que la paranoia de Dalí se debía a su esfuerzo por resistir sus tendencias homosexuales.
La homosexualidad en la vida y obra del poeta fue una dura prueba para su época, cuando muchos se atacaban o, en el mejor de los casos, se alejaban de quien tuviera preferencias diferentes, lo que llevó a Lorca no hablar del tema en su vida pública, pero no fue impedimento para que pudiera vivirla y plasmarla en su poesía.
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