Un beso de a tres bocas en un patio del conurbano. El calor de un abrazo en una estación de tren. Un grito colectivo en Plaza de Mayo. La cerveza de boca en boca con el chico que te gusta. Una noche que se apaga en un monte. Un velo pausado en el aire. O el abrazo de una amiga cuando afuera todo estalla.
Estas son algunas de las escenas que aparecen en los 57 poemas que forman parte de El cuerpo expresivo, la antología de poesía erótica del ciclo del mismo nombre que organiza el poeta argentino Tomás Litta en Casa Brandon, el mítico centro cultural LGBT+ porteño.
“El ciclo surgió a partir de una combinación de cosas: mi corazón roto, el impulso de mis amigas por sacarme adelante y las ganas de explorar en el mundo under-poético donde yo recién estaba entrando”, dice Litta, nacido en la Ciudad de Buenos Aires en 1997.
Para él, no hay un único erotismo ni una sola forma de desear, y El cuerpo expresivo pretende dar cuenta de esa diversidad: “Todo poema habla, potencialmente, del deseo. A través de un poema, el erotismo puede moldearse y adquirir diversas formas. Eso es lo que sucede en este libro: nada es estático ni uniforme. El deseo se sacude, se desdobla, se parte, se transpira, se incorpora, se fuga; vuelve y se textualiza”.
Desde su aparición en 2018, El cuerpo expresivo lleva 17 ediciones y ha recibido a más de 100 poetas y artistas de diversas disciplinas como la música, la literatura y las artes visuales para “indagar y trabajar sobre las representaciones del erotismo en la palabra”, entre los que se encuentran Luciana Peker, Fernando Noy, Walter Lezcano, Gabriela Borrelli Azara, Juan Solá, Silvina Giaganti y Julián López, entre otros.
En la contratapa, el poeta y editor Mariano Blatt escribe: “Este libro es un buen plan: es una fiesta no exclusiva a la que cualquiera puede entrar. Es algo íntimo y algo compartido a la vez (…) Es la libertad absoluta de la poesía y la felicidad de encontrar la salvación en la compañía. Es un libro que es un cuerpo que se expresa y que en ese expresarse se encuentra con otros cuerpos que se expresan y se hacen más fuertes”.
Para quienes todavía no tuvieron la oportunidad de asistir a alguna de las ediciones de El cuerpo expresivo, esta antología viene a suplir esa necesidad o, tal vez, a intensificarla. Los 57 poemas que la componen son solo un atisbo de todo lo que sucede en este ciclo de poesía erótica, una forma de espiar por la cerradura que, indudablemente, le darán ganas al lector de abrir la puerta y empaparse de deseo, la tinta más caliente.
Infobae Leamos comparte tres poemas de Gabriela Bejerman, Walter Lezcano y Gabriel Policano Rossi de la antología El cuerpo expresivo:
Jala el silencio, de Gabriela Bejerman
Yo veía el silencio
en la cima del engaño
era un ámbar puntilloso
que lamía de mis manos
Yo nutría con mis sellos
el acero de esa forma
esquilaba los misterios
y leía entre las sombras
Cuando diosas muy desnudas
se arrimaron a su antojo
con fecunda miel de alga
y un anhelo sin abrojos
En la cima del silencio
donde moran abanicos
dejé entrar las strelitzias
que empotraron sus manjares
muy adentro de mi rosa
Fui tocada para siempre
ahora soy jacarandá
gajos, lonjas de pomelo,
y me gimen las entrañas
cuando chupo caramelo
Walter Lezcano
volver es sólo
una palabra
no significa un carajo
ni siquiera el sol
es el mismo
cada mañana
la opresión nos arruina
¿vamos a rendirnos?
estás boca abajo
acerco la cara
te abro las nalgas
paso mi lengua
y agradezco estar vivo.
Gael Policano Rossi
Hasta el límite, todo lo que te imaginé, lo más que pude
diciéndome cosas lindas
al oído, haciéndole cosas lindas
a mi verga, tu gota de chivo que rueda
hasta mi boca y vos y tus cosas para mi
son siempre un manjar
Mistificándote en una deidad
en éxtasis, haciendo comunión
Sos mi religión, así vivo.
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