De los vientos o la muerte (Forjadestino, 2022) de la escritora cusqueña Lucy Fernández Medina se iba a llamar Otra selva para Mercedes, pero después de leer un poema de César Calvo decidió cambiar el título.
En la novela, Mercedes -el personaje principal- se encuentra con el machismo, la misoginia, la explotación laboral y los abusos en la fiebre del caucho en la Amazonía peruana, a finales del siglo XIX e inicios del siglo XX; en una tierra de nadie, donde el más poderoso (“la élite del caucho”) utilizaba este dominio para maltratar a los demás.
—¿Por qué escribir una novela sobre el boom del caucho? Hay muchas investigaciones antropológicas, sociológicas, pero existen muy pocas ficciones.
—Siempre he estado en contacto con esta temática: mi mamá es profesora de este curso y yo soy docente de historia en un instituto. Me interesa mucho los últimos años del siglo XIX e inicios del siglo XX. Por otro lado, la fiebre del caucho ha sido muy poco explorada en la ficción peruana. Hay muchos escritores que han escrito sobre la época del terrorismo, pero no hay casi nada sobre el boom del caucho en la ficción. Hubo un genocidio, no solamente contra los indígenas, sino también la destrucción de la naturaleza; no había una política sostenible en esa época. Así como hubo riquezas en Iquitos y en la ciudad brasileña de Manaos, también hubo muchas muertes.
—Había muchos extranjeros durante la fiebre del caucho en la selva que era tierra de nadie.
—Desde 1879, que empezó la fiebre del caucho, hasta 1912 habían llegado muchos extranjeros. En ese año comenzó a salir los abusos que se cometen en la selva. Me tuve que documentar. Aunque, muchas veces, esa información es un poco complicada, pero no se trata de que vas a escribir todo en la novela; hay que dosificar, fueron unos tres a cuatros años de investigación.
—“¿Qué es el mal?”, se pregunta Mercedes en De los vientos o la muerte. Si nos ponemos a pensar qué significan esas palabras en una época donde hubo mucho machismo, abusos y atropellos laborales de la “elite del caucho”, ¿qué puede representar el mal en esos años?
—Sobre qué es mal surgirían las preguntas si el hombre nace malo, la sociedad lo corrompe o todos tenemos una semilla que está predispuesta de acuerdo a las circunstancias; se puede explicar como el origen del mal. Otras veces podemos cometer actos terribles y, por estar en un momento psicológico difícil como le sucedió Mercedes, ¿acaso la convierte en una mala persona? Desde allí planteo esa pregunta.
—Para ti, como escritora, ¿qué es el mal?
—Todos tenemos una predisposición a obrar mal en un momento en que nos sintamos presionados. Hay momentos, en la guerra, donde están permitidas porque era la forma de salvar su vida, pero si lo vemos en otro contexto es un crimen. En el boom del caucho, en la selva, era un caldo de cultivo para mentes psicópatas. Hubo mucho vicio, gente que no tenía valores y solo le importaba ganar dinero explotando a otros.
—La naturaleza tiene mucha representación en De los vientos o la muerte, ¿lo construiste o fue algo que se fue dando mientras escribías?
—Como era una novela situada en la selva, tenía que escribir sobre la naturaleza y que esta se sienta en la descripción de los bosques, ríos y animales. Todo tiene una energía, una fuerza. Hay muchos árboles centenarios. Cuántas cosas habrán podido pasar mientras ese árbol crecía y este tiene una energía de la tierra, de la Pachamama, del cielo; y tiene comunicación con el ser humano.
—De los vientos o la muerte es una forma de denuncia. Tal vez en esos años fue la explotación del caucho; ahora es la tala ilegal de árboles en la Amazonía. No ha cambiado nada.
—Sí, el hombre es el mayor destructor del planeta. Allí tenemos el calentamiento global que continúa. Hay cosas que han empeorado pese al avance de la tecnología; no solamente es la falta de conciencia de una política sostenible medioambiental, sino que hay más contaminación, basura y desechos.
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