Un amigo muy querido –lamentablemente, fallecido hace unos años– cuando algo le gustaba mucho, ya fueran películas, libros o discos, era tan entusiasta en sus recomendaciones que incitaba a su “consumo” inmediato con estas palabras: “¿Viste que hay sectas cristianas que bautizan a los chicos recién nacidos para que, si mueren enseguida, no sean condenados al infierno? Bueno: leé este libro (o mirá esta película o escuchá este disco) ya, para que, si te morís esta noche, hayas podido disfrutarlo”. Convincente, ¿no?
Esta introducción viene a cuento de la intensidad con la que quisiera recomendar al autor del que voy a hablarles hoy, posiblemente un desconocido para muchos, en parte a causa de que casi todos sus libros fueron publicados en España por el exquisito sello Libros del Asteroide, que solo recientemente está imprimiendo algunos de sus títulos en el país y distribuyendo el resto de su sobresaliente catálogo.
Y, al modo de la publicidad de Sunlight, que ofrecía “Dos al precio de uno” porque vendían dos pastillas de jabón dentro de la misma caja, hoy recordaremos más de un título del autor, un guatemalteco contemporáneo: Eduardo Halfon.
Fue seleccionado en 2007 por el Hay Festival y Bogotá Capital Mundial del Libro como uno de los treinta y nueve escritores latinoamericanos más importantes menores de treinta y nueve años. En 2018 obtuvo el Premio Nacional de Literatura de su país.
Aunque estuvo en Buenos Aires para una Feria del Libro hace algunos años, sus obras no tuvieron la repercusión que hubieran merecido. Aquí cabe citar extensamente a la omnipresente Wikipedia, porque los datos que suministra son los que el autor transmite en su obra. “Nacido en una familia de origen judío polaco por una parte y judío árabe por otra, pasó en Guatemala los primeros diez años de su vida, edad a la que sus padres emigraron a Estados Unidos. El quiebre que esto le produjo hizo que la búsqueda de la identidad se convirtiera más tarde en uno de los temas centrales de su obra. Como él mismo señala, sus libros son una “búsqueda de raíces, de comprender la identidad, mi identidad”.
Su abuelo polaco, que era de Łódź, fue arrestado por la Gestapo en septiembre de 1939; la inmensa mayoría de los judíos de esa ciudad no logró sobrevivir. Entre ellos, estaban los padres de este abuelo suyo y sus tres hermanos, pero él sobrevivió en Auschwitz gracias a los consejos de un boxeador. El número de prisionero (69752) en ese campo de concentración, su abuelo lo tenía tatuado en el antebrazo y, cada vez que el pequeño Eduardo le preguntaba qué era eso, contestaba que era su teléfono y que se lo había grabado para no olvidarlo. Ya como escritor, Halfon viajará a Łódź y Auschwitz, como lo hará también a Israel, y esas experiencias quedarán reflejadas en sus historias.
Siendo todavía un niño, sus padres emigraron a Estados Unidos: “Mi familia tuvo que huir de Guatemala, aunque a mi padre no le gusta que yo diga huir porque él lo ve más como una salida necesaria por la situación que había en Guatemala, con guerra interna y un dictador en el poder. Desde entonces, yo no he parado de moverme. El otro día se lo comentaba a mi pareja: yo no he pasado más de cinco o seis años en una misma casa desde que tenía diez años. Llevo toda mi vida con cajas, mudanzas y maletas. Es mi realidad, incluso ahora que tengo un hijo. Yo estoy trabajando en Nebraska y todos mis libros los tengo en cajas, ni siquiera los he sacado porque sé que en unos años volveré a mudarme’, comentaba Halfon en 2018.
Datos de esta historia personal –incompletos, porque con posterioridad a esa fecha se instaló con su familia en París– se reflejan en su literatura, que los recoge y reelabora, sin convertirse en autobiográfica.
Los libros
¿Por cuál de sus libros comenzar a conocer a este autor de prosa llana y poderosa, no exenta de humor? Diría que por Canción, su novela más reciente, de 2021. El título no alude a ninguna composición musical: es el apodo con que se conocía en su barrio al protagonista, originalmente carnicero de profesión, devenido guerrillero y luego secuestrador del abuelo de Halfon, por cuya liberación pretende obtener un importante rescate. No cabe contar más, salvo que, para llegar a un encuentro con el delincuente, muy posterior a ese hecho, el autor viaja a Japón disfrazado de árabe…
La vestimenta es central en otros textos de Halfon: en El tapado rosa, uno de sus cuentos, el autor-protagonista llega a Polonia sin su equipaje, que se ha perdido en el vuelo, y el único abrigo que consigue para enfrentar el intenso frío es esa insólita prenda, considerada muy femenina según el prejuicio.
Signor Hoffman –el apellido con el que se obstina en llamarlo el dueño de una módica pensión que lo alberga mientras espera una visa para salir de Guatemala– es un libro de cuentos estupendo, en el que se incluye una joya: “Oh gueto mi amor”, luego publicado como libro independiente con ilustraciones del artista bilbaíno David de las Heras por la Editorial Páginas de Espuma, en 2018.
El boxeador polaco, Duelo y Monasterio son otras obras maestras en las que la brevedad (una característica de todo lo que Halfon publica) obliga a una condensación sumamente económica y eficaz.
En Argentina, Ediciones Godot publicó también su ensayo Biblioteca bizarra, textos y crónicas en los que Halfon se refiere a la lectura, las bibliotecas y la escritura de un modo totalmente original.
Improbable lector/a de esta columna: incorpore un Halfon a su vida, no lo va a defraudar.