Astérix y el grifo (editado por Libros del zorzal) es el álbum número 39 de la serie Astérix el Galo y llega a sus seguidores de Argentina como parte de una colección local traducida por un grupo de 13 personas. La edición europea del libro, de octubre de 2021, tuvo una tirada de cinco millones de ejemplares y se tradujo a diecisiete idiomas. La historia tiene características de un western (west es oeste en inglés) pero transcurre en las estepas nevadas de Europa del este, por lo que sus autores decidieron definirla como un eastern.
Astérix y el grifo transcurre en el año 50 Antes de Cristo en Barbaricum, un extenso territorio desconocido y salvaje habitado por pueblos bárbaros con nombres extraños, entre ellos los sármatas, una comunidad nómade instalada en una región que en la actualidad corresponde a Ucrania y Polonia.
Se trata del quinto trabajo en conjunto para el guionista Jean-Yves Ferri y el ilustrador Didier Conrad, a cargo de los libros de Astérix y compañía, creados originalmente por René Goscinny en los textos y el dibujante Albert Uderzo, quien murió en marzo de 2020 a los 92 años.
La nueva dupla ya había publicado Astérix y los Pictos (2013), El papiro de César (2015), Astérix en Italia (2017) y La Hija de Vercingétorix (2019). Además de la difícil tarea de continuar con el legado de los creadores de la tira sobre la aldea gala más resistente al invasor, los une otro curioso dato en común: los dos nacieron en 1959, año en que la historieta se publicó por primera vez en la revista Pilote, de la editorial francesa Dargaud.
“Mi idea no fue hacer un trabajo de historiador, sino algo así como la Syldavia imaginaria de Tintín. Fue divertido inventar un territorio, un folclore y sus creencias”, contó el guionista de la nueva historieta, Ferri. “Rompe un poco con la tradición de Asterix de visitar países reales y permite un ambiente de cuento que cuadra bien con la presencia de un animal fantástico. La historia explica por qué el grifo se encuentra tan lejos hacia el este. Para documentarnos, viajé con Conrad al ámbito invernal de Altái, hecho de estepas, de pequeñas montañas nevadas cubiertas de bosques de alerces, surcados por torrentes y pequeños lagos. Las películas Un mundo más grande y El jinete mongol también me ayudaron a definir el ambiente general del álbum”, agregó el autor.
“Ese mundo exterior es tan aterrador que los romanos lo poblaron desde siempre con criaturas improbables”, se lee al comienzo del relato en una viñeta ilustrada con una hidra, una quimera, una arpía y una esfinge. Julio César, continúa la historia, observa admirado en un jarrón el dibujo de un grifo, animal mitológico mitad león y mitad águila, que le regaló el geógrafo Terrignotus, traducido en la versión al castellano de América Latina como Culusmundus, quien le propone emprender una expedición hacia el territorio de los sármatas para encontrar este animal, el mayor enigma de ese “bestiario fabuloso” en el que se confunden mito y realidad.
A través de los viajes y de su adopción por diferentes pueblos y civilizaciones, la simbología del grifo evolucionó pero todavía representa antes que nada la fuerza, con la parte del cuerpo de león, y la atención, a través de los ojos penetrantes del águila, así como la ferocidad, simbolizada con las garras y el pico de este animal. Según descubrieron los arqueólogos su imagen se asociaba a la victoria y era utilizada en lugares vinculados a la realeza.
Así como pasa con otros mitos, el grifo sármata es además un objeto de deseo, símbolo de riqueza que puede ser saqueada. El historiador y geógrafo Heródoto mencionó varias veces una tradición según la cual existían grifos que habitaban cerca de algunos yacimientos de oro ubicados en el norte de Europa.
Los sármatas, que vivieron al norte del mar Negro desde el siglo VII Antes de Cristo hasta el siglo VI de nuestra era y reemplazaron a los escitas en Ucrania, ocuparon un lugar político y militar fundamental en Europa central y oriental. Los cosacos fueron herederos directos de las técnicas de guerra de sus jinetes soldados y los romanos utilizaron a algunos de ellos como mercenarios. En la historieta se ve el aspecto de sus viviendas: chozas de madera cubiertas de cueros que las protegen del frío, en paisajes siempre nevados.
Una de las particularidades de la cultura sármata es el lugar destacado que ocupan las mujeres. En Astérix y el grifo hay una gran cantidad de personajes femeninos, inspirados en las guerreras del pueblo sármata, que combatían de igual a igual con los hombres. La primera que aparece es Kalashnikova, una amazona de cabellera rubia que llega hasta el suelo, a quien los romanos tienen prisionera para que les sirva como guía en la búsqueda del grifo. A medida que avanza la historia se suman Krakatovna, Maminovna o Cachetovna, entre otras guerreras que van hacia el frente de combate mientras los hombres quedan a cargo del hogar y del cuidado de los hijos.
Los héroes galos, Astérix y Obélix, aparecen a bordo de un trineo que avanza sobre la nieve arrastrado por caballos. El destino es la aldea sármata, hacia donde van para resistir a los romanos acompañados por el infaltable druida Panorámix, el único que conoce la fórmula de la poción mágica que da superpoderes a quien la bebe y solo se transmite “de boca de druida a oído de druida”.
Quien convoca a Panorámix es el chamán sármata Sakaeljamonov, que en la versión latina del libro fue rebautizado como Olmailovin, y lo hace a través de sus poderes mágicos, para convocar la ayuda de los galos.
Igual que en otros episodios, en Astérix y el grifo también hay personajes con rasgos físicos que remiten a personalidades conocidas: “Estoy seguro de que reconocerán a un gran escritor francés”, adelantó Ferri cuando faltaba poco para que se lanzara la versión europea del libro. Se refería a Michel Houellebecq, en quien fue inspirada la imagen del geógrafo del César, el pensador detrás de la expedición romana.
El personaje del centurión Ensusjugus -Barkatus, en la versión latina-homenajea al actor Burt Young, que interpretó a Paulie en la saga de películas de Rocky, protagonizadas por Sylvester Stallone. Es un romano más musculoso que los que suelen verse en la serie, y acompaña a otro de los que irrumpen en esta aventura: Sabiondus, o Latosensus, un venator gladiador especializado en animales.
Los romanos de la Edad antigua, en la que transcurren las historias de Astérix, adoraban los animales. A medida que conquistaban extensos territorios importaban cocodrilos, elefantes, avestruces o leones, entre muchas otras especies, para hacerlas competir en la arena del circo.
“Asterix es un mito; poder dibujarlo con la aprobación de Uderzo es un sueño infantil cumplido”, expresó Conrad en 2013, cuando pasó a ser el dibujante del episodio número 35 de la historieta. Todavía el creador original estaba vivo. “Llegué a pensar, un día, que Astérix y Obélix no me sobrevivirían. Creía que ellos desaparecerían con mi muerte. Quizá se trataba de un punto de vista muy egoísta. Los personajes también pertenecen a sus lectores”, había declarado Uderzo.
Finalmente lo sobrevivieron. Y ahora llegan a sus lectores latinos en un momento en el que la región que habitaron los sármatas está todos los días en los diarios, pero por circunstancias mucho más tristes que la nueva aventura de los galos más famosos del mundo de la historieta.
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