Imperceptiblemente, en voz baja, recuerdos borrosos de vivencias únicas se apoderaron de mí. Esos momentos singulares fueron dando paso a las ideas germinales del libro, ayudaron a la creación de los personajes y a la elección de las locaciones de la novela. De lo más oscuro del encierro por la pandemia, Banvilop surgió como una forma de expresión genuina.
Ambientada en la década de 2010, el libro retrata el día a día de Sebastián Tatuk, sus interminables viajes desde el sur del Gran Buenos Aires al norte del conurbano bonaerense. Su trabajo en un rubro ajeno, ese con el que contribuye al ingreso familiar, lo encierra en un círculo vicioso, lo ahoga en un infierno anímico.
Mientras busca la manera de abandonar esa engañosa zona de confort, esa que todos construimos alguna vez, Sebastián se relaciona con desconocidos. Personajes con los que forjará distintos tipos de lazos para cumplir sus anhelos.
Hastío, sueños, frustración, goce, errores y realización personal plasmados a lo largo del texto. Con Banvilop busqué rendirles tributo a quiénes no se resignan, a aquellas personas que ponen todo de sí para transformar su presente, para los que se allanan el camino para el futuro cercano.
Banvilop no hubiera sido posible sin la luz de Yamila Juan, quien con su ayuda literaria facilitó las distintas etapas de este viaje narrativo y posiblitó que el tren llegara a destino. Ni tampoco sin las fotografías y la creatividad de Esteban Fernández, el “buen entendedor” de mis ideas descabelladas, el que con su lente le puso poesía a las locaciones de Banfield, Vicente López y Tigre. Al amor de mis entrañables amigos Cristina y Raúl. A mi hija Jazmín, a mi esposa Solange y a mi madre Graciela: a ellas, en ese y en cualquier otro orden, está dedicada la novela.
Publicada a comienzos de mayo de 2022 por Editorial Tinta de Luz, Banvilop está disponible en formato Kindle y en papel. Quienes lo prefieran pueden ambientar su espacio de lectura con la playlist de Spotify homónima creada para tal fin.
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