¿Es cierto que al ex dictador nicaragüense Anastasio Somoza lo mató un grupo de guerrilleros argentinos, con Enrique Gorriarán Merlo a la cabeza o su asesinato fue obra de un agente de la policía secreta chilena y de un marido despechado? En esta última hipótesis, respaldada en una larga investigación, se basa el libro La Última Muerte de Anastasio Somoza, historia oculta del asesinato del ex presidente de Nicaragua, del periodista y escritor Julián Mandriotti.
Acaba de salir la segunda edición de este libro, coeditado por editorial Atlántida y Televisa. Mandriotti señaló que con esta novela de género histórico busca presentar una hipótesis distinta a la historia oficial sobre la muerte de Somoza, el ex presidente de facto exiliado en Asunción, Paraguay, luego de ser derrocado por la revolución sandinista.
Apodado “Tachito”, Anastasio fue el tercer y último miembro de la dinastía Somoza, que instaló una larguísima dictadura en Nicaragua, desde 1937 hasta 1979. Ese año, Somoza partió exiliado a Paraguay y fue asesinado el año siguiente, el 17 de septiembre de 1980.
“Yo le pregunté: ‘General, ¿usted no tiene miedo de que lo maten?’ Y me contestó: ‘Yo nací en el poder, me crié en el poder y, cuando me derrocaron, me morí’.
Como periodista, el autor fue el último en entrevistar al ex dictador, días antes de su muerte. Cuando le preguntaron por la frase “última muerte” que figura en el título, Mandriotti aseguró que esa idea surgió de la conversación que mantuvo con Somoza en aquella entrevista: “Yo le pregunté: ‘General, ¿usted no tiene miedo de que lo maten?’ Y me contestó: ‘Yo nací en el poder, me crié en el poder y, cuando me derrocaron, me morí’. Por eso la del atentado su última muerte”.
La versión contrasta con la autoadjudicación de ese atentado que hizo Gorriarán Merlo, el ex miembro del ERP y ex líder del Movimiento Todos por la Patria, la agrupación que protagonizó el sangriento intento de copamiento del cuartel de La Tablada, en 1989. “Gorriarán nunca estuvo en Paraguay -aseguró Mandriotti-, pero la dictadura de ese país prefirió dejar esa versión de la historia y no la verdadera. Una de las pruebas más contundente es que cuando Gorriarán fue indultado por el ex presidente Eduardo Duhalde, Paraguay nunca pidió la extradición para juzgarlo por ese crimen, porque sabía que no era el autor del asesinato de Somoza, de su chofer y de su contador, quienes también murieron en el ataque”.
Mandriotti explicó las otras circunstancias que rodearon los últimos tiempos de la vida del ex dictador, quien en otras ocasiones ya había tenido que enfrentarse a las reacciones de maridos furiosos por sus aventuras amorosas. Esta vez, el conflicto habría sido por una mujer, ex Miss Paraguay, entonces pareja de un poderoso editor, empresario de un club de fútbol y ex yerno de otro dictador, Alfredo Stroessner. Somoza habría mantenido un romance con la joven desde su llegada a Paraguay.
Y ahí entra la hipótesis de Mandriotti,: que al ex dictador no lo mató Gorriarán Merlo sino un ex agente de la Dirección de Investigaciones Nacional (DINA) de Chile, Rafael Mella Latorre, por encargo del engañado ex yerno de Stroessner.
Según algunos historiadores de ese período de la historia de Paraguay, el comportamiento “extravagante” de Somoza provocó más escándalos en la sociedad de Asunción que los acumulados durante los 26 años que Stroessner llevaba en el gobierno. Ideológicamente, ambos dictadores coincidían en su marcado anticomunismo, pero las conductas de Somoza habían comenzado a resultar incómodas para su anfitrión y -además- no había cumplido la promesa de llevar a Paraguay su enorme fortuna.
El ex dictador había tenido que enfrentarse a las reacciones de maridos furiosos por sus aventuras amorosas.
Anteriormente, Gorriarán y otros guerrilleros del ERP habían partido a Nicaragua para combatir junto a los sandinistas en la revolución que derrocó a Somoza. Según el relato de Gorriarán, desde su exilio en Paraguay Somoza estaba organizando una contrarrevolución, por lo que decidieron atentar contra su vida. Hay una entrevista del líder del MTP, quien falleció en 2006, donde narra esa versión de la historia: con Somoza como objetivo, en el marco de la llamada “Operación Reptil”, habrían ingresado a territorio guaraní junto a otros argentinos , entre ellos Hugo Alfredo Irurzún, alias “Capitán Santiago”, otro viejo combatiente del ERP que ahora también peleaba con los sandinistas.
El relato instalado por el guerrillero argentino es justamente el que busca ser desarmado por el libro de Mandriotti, que -según contó en la presentación- le llevó casi cinco años en reconstruir, con viajes a Paraguay, Uruguay y Chile, y el acceso a numerosos archivos y fuentes, donde pudo obtener pruebas de esta versión que considera “la verdadera historia”.
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