Oleksandra Koval, directora del Instituto del Libro de Ucrania, defendió este lunes la necesidad de retirar de las bibliotecas públicas de este país “más de 100 millones” de libros de autores rusos, entre ellos, clásicos de la literatura mundial. Según informó EFE, la funcionaria, dependiente del Ministerio de Cultura, espera que se elimine de esas instituciones la “literatura ideológicamente dañina” de tiempos soviéticos, tanto en idioma ruso como en ucraniano; antes de final de año se espera el mismo destino para lo que llamó los libros “anti-ucranianos”.
En entrevista con la agencia Interfax, la directiva manifestó interés, especialmente, en que es urgente confiscar los volúmenes que presenten “narrativas imperiales y propaganda a favor de la violencia y de políticas chovinistas prorrusas”, así como los textos de autores rusos contemporáneos publicados después de 1991, sin dejar de lado géneros como la novela romántica, narraciones sobre detectives e incluso libros infantiles que manejen esta misma línea.
Koval señaló la urgencia de retirar, incluso, libros considerados como clásicos de la literatura de escritores como Fiodor Dostoyevski o Alexandr Pushkin; ya que, aseguró, se trata de libros “muy dañinos”, que inevitablemente pueden “afectar los puntos de vista de la gente”, por lo cual, en su opinión personal y como funcionaria, es una prioridad que sean estudiados por especialistas y retirados de las bibliotecas públicas y escuelas, poniendo en duda la relevancia histórica y literaria de estos volúmenes.
En un año determinante para la cultura mundial y para las ferias del libro, esta noticia representa un precedente, ya que la comunidad literaria de los cinco continentes ha estado en sintonía con el conflicto internacional y con las repercusiones que esto presente para la comunidad editorial. Recientemente, se hicieron públicas diferentes iniciativas dirigidas a generar ciertas restricciones para la propagación y apoyo a la literatura proveniente de Rusia, sin embargo, en el caso de la Feria Internacional del Libro de Bogotá FILBO la postura oficial de sus directivas en cabeza de Andrés Sarmiento fue en general la del rechazo a la violencia y la preeminencia de la circulación cultural en el marco del conflicto armado entre naciones “el primero es el rechazo a las actividades bélicas entre los dos países que atenten contra la población; el segundo punto, debido a que se canceló la feria del libro de Kiev, en Ucrania, recibir a los autores y editores que quieran venir a la FiLBo en señal de apoyo en medio de esta situación; y en tercer lugar, rechazar la oferta oficial de Rusia de ser vinculado como país invitado en las ferias...”
Así mismo, Oleksandra Koval, ratificó que durante los tiempos de esta confrontación en particular, definitivamente no es recomendable que manifiesten y desarrollen lo que son llamadas “posturas anti-ucranianas”, mensajes bélicos o división ya que podrían influenciar a los lectores para aprobar estas posiciones determinantes en estos tiempos después de tres meses de guerra y enfrentamientos que han dejado inmensas bajas humanas e incalculables pérdidas materiales en ciudades que quedaron reducidas a las ruinas.
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