A esta altura, a nadie puede sorprenderle que, entre los nominados al Booker Prize, premio que distingue a las mejores ficciones traducidas al inglés, haya una autora argentina. Antes que Claudia Piñeiro, nominada en esta edición por su novela Elena sabe, las obras de cuatro escritoras de ese mismo país llegaron a las listas, largas o cortas, de esta selección reconocida internacionalmente, aunque ninguna logró obtener el tan esperado galardón. El fallo de esta edición será este jueves, al anochecer del Reino Unido: el premio es de 50.000 libras esterlinas, que se dividen en partes iguales entre el escritor y el traductor.
Pero antes del imninente anuncio, cabe hacer un poco de historia. En 2017, cuando el premio todavía se llamaba Man Booker Prize, nombre que llevó hasta 2019, Samanta Schweblin logró su inclusión en la lista corta por su celebrado libro Distancia de rescate, traducido al inglés por Megan McDowell. Esta novela de la autora porteña que reside en Berlín, Alemania, finalmente no le valió el Booker Prize pero fue galardonada con el Premio Tigre Juan, el Shirley Jakcson y el Tournament of Books al mejor libro publicado ese año en Estados Unidos.
Distancia de rescate cruza el terror con la fantasía apocalíptica y se enmarca en la preocupación por la ecología. Poco más de cien páginas le bastan para amalgamar algunos de los miedos más feroces de la humanidad con lo sobrenatural. Es, además, el libro que consiguió ponerle nombre a algo que existe desde el principio de los tiempos pero que nadie había llamado con tanta precisión: la “distancia de rescate” es la que necesita una madre para tener garantizada la posbilidad de salvar a sus hijos de los peligros más tremendos.
Al año siguiente, la novela Matate, amor, debut literario de Ariana Harwicz, que había sido publicada por editorial Paradiso en 2012, llegó a la lista larga del Booker Prize por la traducción al inglés que hicieron Sarah Moses y Carolina Orloff en 2018 para Charco Press.
Fiel a su propuesta de que “las novelas tienen que seguir siendo peligrosas”, Matate, amor es un libro asfixiante. La infelicidad ante una vida que no es la deseada y ante una maternidad que resulta infernal logra agobiar al lector. Aún así, es un libro que aspira a la música y a la poesía. En su primera novela, Harwicz se mete con los estereotipos que rodean a la supuesta familia moderna para desentrañar todo lo que hay en el corazón de esa construcción que es afectiva y social, entre tantas otras cosas.
En 2019, Schweblin volvió a aparecer en la lista larga del (Man) Booker Prize por su libro de cuentos Pájaros en la boca, traducido al inglés por Megan McDowell, así como a otros quince idiomas. En una entrevista con Infobae, la autora comentó entre risas: “¡Lo voy a rechazar! hasta que no se llame ‘Woman’ Booker…”. Aunque no terminó ganando, sí debió haberse alegrado al enterarse que esa sería la última edición con ese nombre.
Los cuentos de Schweblin son de prosa sobria y eficaz. Como en Distancia de rescate, hay en Pájaros en la boca un cruce entre lo real y lo fantástico, y esa sensación perturbadora que es capaz de lograr en sus textos y que pueden dejar al lector en pleno desconcierto y con varias preguntas en mente.
Ya en 2020, cuando al Booker Prize le quitaron finalmente su prefijo masculino, Schweblin volvió a aparecer por tercera vez en la lista con su novela Kentukis, esta vez junto a Gabriela Cabezón Cámara y su novela Las aventuras de la China Iron.
Kentukis, traducida como el resto de sus libros por Megan McDowell para el sello Oneworld Publications, fue seleccionada por el diario The New York Times en su versión en español como uno de los diez mejores títulos de ficción de 2018. En el texto de Schweblin aparece, otra vez en clave de fantasía, un nuevo tipo de mascota, con la apariencia de un peluche. Sin embargo, esas supuestas mascotas son una excusa para retratar las experiencia humanas atravesadas por la tecnología.
“El peluche genera un poco esta relación entre amo y mascota que tienen los kentukis. Es decir, creo que entre la tecnología y las mascotas hay algunas cosas en común. Son dos bichos neutrales, no son ni buenos ni malos, son lo que son, el problema es cómo nos reflejamos en ellos. El uso que hacemos de ellos”, explicó Schweblin tras esa publicación en una entrevista con Infobae Cultura.
Las aventuras de la China Iron, traducido por Fiona Mackintosh e Iona Macintyre para Charco Press, es una refundación radical del clásico Martín Fierro. Tiene como protagonista a su China, que a los 14 años decide salir al mundo. Se trata de una reescritura que tiene humor y sofisticación, y que también tiene perpsectiva feminista y LGBT+, y una mirada poscolonial. Es hilarante y también es incisiva en su crítica a los modos en que se idolatra a los supuestos héroes míticos y en su señalamiento a las formas en que se construyen las sociedades. De acuerdo a The New York Times fue uno de los mejores libros de ficción iberoamericana de 2017 y fue elegido por el diario El País entre los 20 mejores libros publicados en América Latina ese mismo año.
“Estoy chocha”, dijo en ese momento Cabezón Cámara en una entrevista con Infobae Cultura. “Parece que es algo muy bueno porque estoy recibiendo mensajes y mensajes y mensajes de felicitaciones. Estoy contentísima y muy honrada de estar en esa lista de gente tan notable y también de compartir lista con Samanta, que no solo es una gran escritora, también es una de las mejores personas que conozco en el mundo”, dijo la autora.
Por último, la premiada escritora Mariana Enríquez llegó a la lista corta del Booker Prize en 2021 con su libro de cuentos de 2009 Los peligros de fumar en la cama, traducido por Megan McDowell para Granta Books. En estos doce relatos, Enríquez ahonda en el terror, tan fantástico como cotidiano, y en un erotismo que trasciende la sexualidad.
A su vez, en una entrevista con Télam, Enríquez ensalzó la importancia de la traducción, a la que llamó “otra instancia de creación”, y dijo: “Es fundamental que encuentre la voz del autor. Creo que es importante reconocerse ahí aunque por supuesto nunca nos reconocemos del todo. Y para mí comparte la autoría, otro tipo de autoría que tiene que ver con la creatividad del lenguaje”.
Este jueves se conocerá al ganador de la edición 2022 del Booker Prize que, además de la argentina Claudia Piñeiro, incluye entre sus finalistas a Mieko Kawakami, Jon Fosse, Geetanjali Shree, Olga Tokarczuk y Bora Chung. La autora de Elena sabe tal vez sea, finalmente, la primera argentina en ganar este premio que, año tras año, genera cada vez más expectativas. Quién sabe, quizás la quinta sea la vencida.
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