En el extenso mundo de la literatura hay muchos escritores que han ejercido una gran influencia, no solo sobre los lectores, sino sobre otros autores, uno de ellos fue Bram Stoker, cuyo Drácula ha sido inspiración de otras novelas, historias, películas, series e incluso caricaturas.
El atractivo vampiro que ha tenido cientos de reinterpretaciones no hubiera visto la luz sin las historias que le contaba su madre. Cuando Abraham Stoker era un niño fue víctima de una enfermedad que le afectó la movilidad durante gran parte de su infancia, restringiéndolo a su cama; para ayudarlo a superar la fatiga y el aburrimiento, su madre durante casi siete años, según los biógrafos del escritor, su madre le leyó a su hijo cuentos traidos en la mitología irlandesa, llenos de gnomos y duendes.
Estas historias fantásticas serían las que comenzaron a generar en el autor el gusto por los personajes extraordinarios, que, ya convertido en escritor, serían el tema principal para sus relatos, escribió Barbara Belford (2002) en el libro Bram Stoker and the Man Who Was Dracula.
A pesar de que Drácula no fue el primer vampiro de la literatura, el mismo autor reconoció que con su historia solo aspiraba a entretener al público y, de pronto ganar, un dinero extra, sí es indiscutiblemente el más popular, cautivando a millones de personas, e inclusos autores como Oscar Wilde, que alabó la obra de Stoker.
A pesar de que Bram Stoker se casó con Florence Balcombe, anterior novia de Oscar Wilde, esto no impidió que siguieran en contacto ambos escritores y que el autor de El retrato de Dorian Grey asegurar que era la novela de terror mejor escrita de todos los tiempos.
El creador del inmortal vampiro comenzó su carrera como crítico literario en Irlanda, hasta que uno de sus amigos le propuso que se radicara en Londres para dirigir un teatro. Ya en Inglaterra, Stoker publicó una serie de cuentos hasta que en 1897 presentó la historia del vampiro de Transilvania.
El libro ha sido traducido a alrededor de 50 idiomas y se calcula que se han vendido más de 12 millones de copias; sin embargo, el escritor falleció en Londres a causa de la sífilis, pobre y olvidado en 1912. Cuando falleció, su esposa Florance obtuvo los derechos de su obra.
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