Al poeta, dramaturgo, novelista, político y orador francés Víctor Marie Hugo, fallecido el 22 de mayo de 1885, se le considera el máximo representante del romanticismo francés del siglo XIX. Su interés por reflejar los dramas de las clases populares quedó plasmado en obras fundamentales de la literatura universal como “Los Miserables”; adicionalmente, en su faceta como pensador político dejó importantes textos sobre los derechos de las mujeres, la educación, la pena de muerte e, incluso, habló con antelación de la unidad de Europa, proponiendo un esquema parecido al adoptado por los Estados Unidos de América.
A finales del siglo XIX, con el desarrollo de la Revolución Industrial en el Reino Unido, la economía tuvo un vuelco en Francia, que de ser un país netamente rural comenzó a ser testigo del desarrollo de las ciudades, que se llenaron de obreros y de campesinos en busca de trabajo. Interesado por los acontecimientos sociales que pasan a su alrededor, Víctor Hugo reflejó en muchas de sus obras la vida de ese nuevo ejército de trabajadores y las dinámicas alrededor de esas nuevas realidades económicas; adicionalmente, como dice Elodie Schalenbourg, en su texto titulado Víctor Hugo, el máximo representante del siglo XIX francés, “el romanticismo también significa la vuelta a la naturaleza, la recuperación del sentimiento religioso y la glorificación del pasado nacional”.
La vida de Víctor Hugo
Hijo de una aguerrida defensora de la monarquía y de un padre soldado (que se convertiría en general de Napoleón I), Víctor Hugo vivió una temporada cómoda en un círculo familiar próspero, pero los desengaños sentimentales hacen que sus padres se separen, con lo cual su infancia y adolescencia, así como la de sus dos hermanos, Abel y Eugène, transcurrirá entre la casa de su mamá y los internados donde lo enviaba su padre.
A los 15 años, dio muestras de su talento como escritor al concursar en la Academia Francesa con un poema. En 1821, con 19 años, publicó su primer poemario, sufrió la muerte de su madre y se casó con su mejor amiga de la infancia, Adèle Foucher.
La siguiente década para Víctor Hugo fue más pesada, mantuvo una producción muy intensa, incursionando en la novela, el teatro y la poesía; en 1827 se convirtió en el impulsor de los románticos, con su pieza teatral “Cromwell”; con su novela “El último día de un condenado a muerte” (1829) comenzó a desarrollar sus posturas políticas y al año siguiente, su obra de teatro “Hernani” se convirtió en uno de los símbolos del drama romántico.
Víctor Hugo era un escritor muy disciplinado, con horarios muy estrictos para levantarse, trabajar, alimentarse, los cuales adaptaba de acuerdo con las estaciones, a pesar de sus inquietudes estéticas y políticas podría decirse que tomaba la escritura como un oficio; es más, una de sus obras más representativas fue producto de un encargo del editor parisino Charles Gosselin, quien le pidió al autor a Victor que escribiera al estilo de Walter Scott.
En esa época, el autor escocés, a quien Víctor Hugo había expresado su admiración, era muy reconocido en Francia, por lo cual el francés no tuvo problema alguno en firmar un contrato con Gosselin en el que se comprometía a entregar «una novela de moda de Walter Scott». Tras seis meses de trabajo intenso, que incluso logró afectar su salud, “Notre Dame de París” fue publicada el 16 de marzo de 1831.
En esta primera edición el autor se refirió a una palabra, “ἈΝΆΓΚΗ” (”Ananké”, que Víctor Hugo traduce como “Fatalidad”) que descubrió «en un rincón oscuro de una de las torres» grabada en mayúsculas griegas. “Sobre aquella palabra se ha compuesto este libro”, reveló el autor.
Esmeralda, una bella gitana dedicada a predecir el futuro, es culpada injustamente de la muerte de su amante , Febo de Châteaupers, y condenada a la horca. Agradecido por la piedad que alguna vez le demostró, el jorobado Quasimodo, el campanero de la catedral de Nuestra Señora, la salva y le brinda refugio en la iglesia; así se desarrolla esta historia que se convirtió en una de las más famosas del escritor francés.
Mientras escribía “Nuestra Señora de París” (1831-1832) pasó por muchos problemas sentimentales. En esa época, Víctor Hugo descubrió que su esposa, la madre de sus cuatro hijos, tenía un amorío con Sainte-Beuve, su mejor amigo; a su vez, el escritor sostenía un romance con la actriz Juliette Drouet, con la que compartió una nutrida correspondencia amorosa, se dice que se escribieron mañana y tarde durante 50 años; en total 23.650, misivas que se conservan en la Bibliothèque Municipale de Fougères. La relación de Víctor Hugo con Drouet se mantuvo hasta la muerte de ella, el 11 de mayo de 1883; sin embargo, el autor nunca se separó de Adèle.
En otro momento de la vida, Víctor Hugo visitó la catedral de Notre Dame en el cual hizo un descubrimiento: en un muro, el autor encontró la palabra “fatalidad” con la cual le dio la inspiración para iniciar a escribir este libro.
Esta historia la sitúa a finales de la Edad Media y coloca personajes que si existieron como el rey Luis XI, o incluso que están estan inspirados en figuras como Frollo y el poeta Gringoire.
Según Elodie Schalenbourg “se le añaden otros creados de principio a fin por el escritor, pero conformes a los estereotipos existentes en el siglo XIX sobre el periodo medieval”.
“En esta novela también encontramos el interés que siente Víctor Hugo por las capas bajas de la sociedad, por el pueblo, al que hasta ese momento la literatura apenas había dado voz”.
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