Desde sus inicios, en Ciudad de México, Sexto Piso se ha caracterizado la recuperación de obras de la literatura universal que no han sido reconocidas de la manera correcta. Construir un puente entre estos libros y los lectores es lo que le ha permitido a la editorial ampliarse con el correr de los años, además, su buen ojo para los libros de autores contemporáneos no ha fallado y en su catálogo tienen a más de una de las voces que hoy en día dominan el mundo literario, no solo en los países de habla hispana.
Desde textos filosóficos y literarios, hasta ensayos sobre temas sociales y artísticos, pasando por contenidos gráficos y libros ilustrados, el catálogo de Sexto Piso se ha constituido, desde 2002, como uno de los referentes en la industria editorial contemporánea, por lo menos en cuanto a los países de habla hispana se refiere. Cuentan con seis colecciones: Clásicos, Narrativa, Ensayo, Ilustrados, Niños y Realidades.
Con presencia en casi toda Centroamérica, Colombia, Chile, Argentina, Venezuela y España, han publicado alrededor de cuatrocientos títulos de autores y autoras de la talla de Margaret Atwood, Anne Boyer, una de las recientes ganadoras del Premio Pulitzer, Margo Glantz, David Grossman, Etgar Keret y Alberto Manguel, entre mucho otros. La editorial tiene sede en México y España, y está dirigida por cuatro personas: Eduardo y Diego Rabasa, Felipe Rosete, y el colombiano Santiago Tobón.
Recientemente, Tobón estuvo de gira por Latinoamérica y participó de las ferias del libro de Bogotá y Argentina, hablando sobre su experiencia como editor y lo que ha significado este recorrido de más de 15 años a bordo de Sexto Piso. Para él, que terminó metido en este oficio por sus inquietudes de lector, la edición es algo que se aprende sobre la marcha. “A editar se aprende editando”, señala. Al respecto, el colombiano conversó con Infobae y reflexionó sobre lo que significa ser un editor de libros en un tiempo como el que vivimos.
-Hay una pregunta que interesa a todo aquel que quiere formar parte del mundo editorial: ¿Cómo se definen las líneas de una editorial? ¿Por qué se trabajan unos temas y no otros?
En el caso de Sexto Piso, el planteamiento fue muy ingenuo. Existen dos caminos, en mi opinión, por los que se puede llegar a ser un editor. Uno es lanzándose sin saber absolutamente nada al respecto, y el otro es hacer cuando ya se ha obtenido algo de experiencia en el campo. Nosotros tomamos el primer camino e hicimos muchas cosas del modo contrario a como deberían haberse hecho. Nos acogimos al método de ensayo-error, con todo lo bueno y lo malo que eso conlleva. Ahora, revisándolo en perspectiva, es posible que mucho de lo que hemos logrado no se haya dado de la forma en que se dio si no hubiesemos empezado de esa manera. El proyecto se habría configurado de manera diferente.
Todos los que estamos detrás de la editorial somos lectores. Yo, particularmente, soy un lector bastante heterogéneo. Me gusta pasar de un género literario a otro, ir de la novela al ensayo, o saltar de la poesía al libro ilustrado. Esas lecturas mías, junto a las de mis colegas en la editorial, fueron configurando las líneas que hoy tenemos, eso sumado a lo que necesariamente se tenía que publicar, pero evitando rechazar nuestra esencia.
Eso, hoy en día, es más complicado de hacer, pienso yo. Cuanto más acotado, más reducido sea el tema del que uno se ocupa, más fácil será ganar visibilidad. Siento que esa es la senda que casi todo proyecto editorial nuevo decide recorrer. Nosotros contamos con la suerte de tener poco conocimiento pero mucho entusiasmo. Esa es una ecuación que se va nivelando. De alguna manera, cuanto más recorrido y experiencia se va teniendo, menor es el entusiasmo. La ley de la vida así lo dispone. No es que no se disfrute lo que se hace, pero de tanto hacerlo, se va tornando en algo mecánico.
Nuestra apuesta fue, entonces, y lo sigue siendo, publicar libros con un alto valor cultural, más allá de la claridad del horizonte. A veces, lo que prevalece en el mundo editorial no es tanto la certeza, sino la capacidad de arriesgar.
-¿Cuál es el valor cultural que tiene el libro hoy ante las dinámicas de la inmediatez que acoge la industria editorial?
Esa fue una idea que tuvimos clara desde el comienzo. Nuestro interés era meramente literario, y lo sigue siendo. En ese sentido, la búsqueda de contenidos siempre ha estado vinculada a la calidad. De ahí que, deliberadamente hayamos decidido quedarnos al margen de los temas coyunturales. Queríamos evitar lo pasajero. Eso nos permitió centrarnos en los rescates. Libros que, por algún motivo, habían dejado de estasr disponibles para un lector y que ya tenían una legitimidad probada, aunque no necesariamente un recorrido comercial amplio. O libros de autores que tuviera esa legitimidad pero que no fueron publicados por alguna razón. Con esa idea iniciamos y con el tiempo la hemos fortalecido.
Actualmente, existe una sobreoferta en todos los frentes. Las librerías están llenas y las ferias del libro exhiben títulos de los que se deja de hablar en uno o dos meses. Eso es una muestra de lo brutal del peso de la novedad. Los libros tienen un tiempo muy corto. Si no se vendieron en un mes, son devueltos a las editoriales porque, por supuesto, estos sitios necesitan abrirle espacio a lo que viene. Es muy difícil luchar contra esa lógica, pero en el caso de Sexto Piso, al no estar ligada a estos principios, lo importante está no tanto en el título sino en el fondo, y así mismo la editorial es valorada por los lectores y los libreros. Eso nos ha permitido mantenernos al margen de las dinámicas inmediatas que propone la dictadura de la novedad.
-¿Cómo el colegaje entre las editoriales aporta al crecimiento de los sellos?
Sexto Piso hace parte del Grupo Contexto, que es una reunión de cinco editoriales independientes de España y México con intenciones similares y también propuestas editoriales muy afines. En el caso nuestro, seguramente, la acogida del sello por parte de los lectores no hubiese tenido el mismo alcance de no haber estado allí adentro.
Lo que se conoce como “editoriales independientes” es el único eslabon de la cadena editorial que realmente garantiza la bibliodiversidad, la presencia de libros para diferentes tipos de lectores. Todo es menos uniformado, más heterogéneo. Esto es lo que nos hermana a las editoriales que trabajamos dentro del grupo.
El colegaje entre editoriales es algo que se ve en todos los países. En México, en España, en Argentina, en Colombia, hay asociaciones, agremiaciones entre distintos sellos que buscan un mismo fin: generar alcance y visibilidad. Esto permite que el trabajo de las editoriales llegue a más lectores y tenga un impacto cultural más amplio. Al fin y al cabo, más allá de los intereses de cada editorial, todo gira en torno a la conversación.
-¿Qué posturas o estrategias debería adoptar la industria editorial ante la ausencia o escasez de los materiales que posibilitan la fabricación de un libro?
Por el momento Sexto Piso ha podido cumplir con los calendarios establecidos de llegada de novedades a librerías y diferentes escenarios de difusión de libros. La escasez del papel es una realidad en todo el sector, a nivel global. Sin embargo, a nosotros no nos ha afectado considerablemente. Sí nos hemos anticipado a los tropiezos, entonces, ya no trabajamos con dos meses de anterioridad sino con tres y así garantizamos que los procesos de edición y producción no se vean afectados.
El problema radica en que los costos de producción se han incrementado debido a que escacean los materiales. Ante ello, hay que subir los precios de los libros en los puntos de venta, pues es la única forma de recuperar lo invertido, pero en nuestro caso, porque sabemos que nuestros libros son costosos, decidimos mantener los precios y hacernos cargo de esa diferencia. Nuestra estrategia ha sido anticiparnos y acogernos a la situación.
-En lo personal, ¿qué se siente mirar atrás y ver lo que han conseguido como editorial?
No nos imaginábamos nada de esto. Ya son 18 años los que llevamos trabajando. Cuando empezamos, no teníamos ni idea de nada, pero esa magia del desconocimiento, ligada a la confianza de que se pueden hacer las cosas, es lo que hoy nos tiene como estamos. Si las cosas se hubiesen dado de otro modo, Sexto Piso no sería lo mismo.
-Después de todos estos años, ¿qué significa editar un libro?
Me gusta decir que editar es buscar lectores que sean parecidos a lo que uno es. Esa es la definición más concreta que encuentro para el oficio de editor, aquel que busca lectores que se le parezcan.
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