Sebastián Wainraich: “A la hora de arrancar un proyecto, pienso en la historia que quiero contar”

El conductor de radio, guionista, comediante y escritor visitó el stand de Leamos y habló con Hinde Pomeraniec sobre “Casi feliz”, la escritura, el humor, la radio, ser judío y Seinfeld, entre otros temas

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Feria del Libro 2022 - Sebastian Wainraich

Sebastián Wainraich es actor, presentador, incursionó en el stand up, y ahora protagoniza Casi feliz, serie que tiene dos temporadas y que puede verse por Netflix. De humor, de radio, de escritura y de varias cosas más charló con Hinde Pomeraniec en su paso por el stand de Leamos.

Seinfeld, radio, lo cotidiano son materiales de referencia para crear, al igual que los libros, y el humor la manera de transmitirlo o abordarlos.

—¿Qué es un micrófono para vos?

—Uy..., es casi una extensión de mi cuerpo. Si hiciera la cuenta de cuántas horas de mi vida pasé con el micrófono, estoy seguro de que pasé muchas más horas con un micrófono que con muchísimos familiares, por ejemplo. Por decisión, no lo lamento. Es fundamental en mi vida, no solo por la vocación, por el deseo y por la pasión, sino porque es mi medio de vida también.

—¿Quisiste en Casi feliz mostrar ese costado de los que están detrás del micrófono haciéndole compañía a los otros?

—Es verdad que se ve eso, y está bueno que se vea eso, pero fue casi involuntariamente. Sí tenía claro que el personaje Sebastián al aire es uno y fuera del aire es otro. Al aire sí es más parecido a mí en la vida real, a la hora de conducir su programa. Y fuera de aire tiene un despelote tremendo que no le termina afectando en el aire, él en el aire se se transforma, le gusta estar en el lugar en el que se siente más seguro, más cómodo, con más confianza. Pero fuera del aire, todo lo contrario, no logra hacer pie con nada.

—¿Cómo surgió la idea de Casi feliz? ¿Qué querías que viera el espectador en esa serie?

—Parece egoísta, pero no pienso en el espectador cuando arranca el proyecto, pienso en la historia que quiero contar. Se acercó un productor, Ale de Gracia, y nos dijo a Hernán Guerschuny, que es el director de la serie, y a mí que quería que quería que hiciéramos una serie, y empezamos a a pensar qué mundo queríamos contar. Los centramos en Sebastián, dijimos que iba a ser un conductor de radio, que ese iba a ser como su espacio para contar monólogos, para contar sus historias, y que después iba a vivir una vida muy difícil, acechada por su entorno, por su ex mujer, por sus hijos, por su hermano, por sus padres, por sus compañeros de trabajo. Y a partir de ahí, yo me puse a escribir. Hay muchas cosas que las vas encontrando en la mitad de la escritura.

–¿Seguís escribiendo cuentos?

—Pocos. Si bien Casi feliz no es un cuento, sobre todo en la primera temporada cada capítulo lo viví como si fuera un cuento. Igual es muy distinto una serie, un guion de una serie a la literatura, la literatura es un producto mucho más solitario. La entregaste y ya está, tenés a tu editor, pero más solitario desde otro punto de vista, desde el hacer. El guion lo escribo, lo entrego a producción, lo entrego al director. Después vienen los actores, se actúa y después se termina editando todo eso, y se le pone música, y se le cambia el color, ves donde pones la cámara. En la literatura le das todo para que imagine el lector, en la serie lo adoctrinás un poco más.

Sebastián Wainraich (Foto: Luciano González)
Sebastián Wainraich (Foto: Luciano González)

—Pensaba qué escuchabas vos en radio que fuera algo que te gustó como para pensar “me gustaría hacer algo como eso”.

—Mi mamá siempre escuchó radio, entonces era despertarme en mi casa y que haya radio a la mañana muy temprano, Magdalena, siempre tempranísimo. La odiaba a Magdalena, porque tenía un tono burlón para los pibes que iban al colegio. Pobre Magdalena, se lo dije un día en una entrevista. Tenemos una gran radio en Argentina, grandes profesionales, Badía, Víctor Hugo, la vieja Rock and Pop. Competencia, y ese programa que hacían todos los días, más allá de si te gusta el fútbol o no, era una escuela de radio cómo manejaban las transmisiones, cómo iban de una cancha a la otra. Era la radio pura. Fui muy fan de Lanata en Hora 25, que era de entrevistas, me gustaba mucho. Dolina, por supuesto. Y me estoy olvidando de un montón, Betty Elizalde, la gran Betty. Y trabajé con el mejor, que fue Fernando Peña.

—¿Te acordás qué sentiste la primera vez que tuviste un micrófono y pudiste hablar por las tuyas, no respondiendo a alguien?

—Sí, yo venía trabajando en radios truchas, pero de colaborador, cosas así, programas de Atlanta, programas para gente más grande. Yo tenía 16 años, y en un momento, en una radio de Villa Urquiza quedó un espacio vacío un 23 de diciembre, y dije “puedo pasar música”, y moleste tanto que empecé a pasar música. No hablaba mucho, hasta que en un momento dije “pará, si yo tengo cosas escritas, por qué no las empiezo a usar”, y hacía monologuitos sin saber lo que era el stand up, no existía ese rubro en Argentina. Hacía monologuitos, estaba solos y ahí empecé a estar contento, y dije “esto es lo que me gusta, me gusta hablar, me gusta comunicar”. En un momento se me terminó lo que había escrito, porque eran como tres horas todos los días, y empecé a escribir más, y empecé a entrevistar a músicos de bandas unders, a actores del under, y me di cuenta de que me empezaba a gustar hacer radio. Empieza lo que ya sospechaba, que me gustaba, igual lo estaba confirmando, en realidad.

Mirá la entrevista completa en el video.

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