Cuando a un lector le agrada un párrafo o una frase del libro que están leyendo ¿qué es lo que deberían de hacer? Algunos simplemente utilizan un separador de páginas e incluso toman nota, otros, deciden subrayar sus páginas, convirtiendo el texto en un objeto personalizado.
De seguro muchos van defienden la costumbre de colocar una hoja para identificar el lugar donde encontraron la frase que les interesó, pero otras personas prefieren subrayar directamente en el texto, lo cual ha creado una división (e incluso enfrentamientos) entre dos tipos de lectores.
Finalmente, es una decisión personal y no hay ninguna ley universal que obligue o restrinja el derecho de las personas a colocar apuntes, simple y sencillamente es una opción estética que queda, literalmente, en las manos de cada lector.
Algunas leyendas antiguas consederaban que rayar una página o hacer anotaciones de pie de página desata, de manera instantánea, los demonios de los impresos, un objeto sagrado que no debe ser mutilado de ninguna manera.
En cambio, otras personas creen que no solo ayuda a ubicar el párrafo de donde encontraron la frase, sino que también es una manera de estudiar o retener la información que da a conocer el texto.
Si en un momento rayaste un libro, vuelves a releer ese texto y en el momento que empiezas a leer lo que subrayaste seguro te preguntas ¿qué pasaba por mi vida cuando subrayé este párrafo?
Este hecho no está peleado con los escritores, pues supuestamente hay famosos que subrayan sus libros y quienes según realizaban esta actividad.
Otra manera de ubicar los párrafos y páginas de los libros son los papeles adhesivos que ayudan a señalar en qué párrafo o qué frase es la que te interesó.
De acuerdo con Ingrid Flores (2001) menciona en su artículo Técnica del subrayado: “Solo se han de subrayar los libros propios y no de manera arbitraria sino con arreglo a un método”.
Se entiende que los libros, de bibliotecas, o que se prestan no deben ser rayados ya que es propiedad ajena, pero ¿qué pasa cuando nos pertenecen?
Debe quedar en claro que el libro tiene una historia muy larga y que anteriormente era difícil poder obtener uno, ya que era un privilegio leer y muy pocos lo tenían, pero en la actualidad se debe considerar que subrayar, escribir o marcar páginas del libro son actos que no castigan a nadie y esto depende de los gustos de quienes son propietarios de los libros.
A diferencia de las personas que tienen lectores digitales, que ya tienen opciones de hacer notas o subrayar con el fin de poder guardarlos sin problema.
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