“Argentina, el país del empate y la crisis”. Así se titula la charla que mantuvieron el periodista Fernando Rosso, autor del libro La hegemonía imposible: veinte años de disputas políticas en el país del empate, junto a Hinde Pomeraniec en el stand de Leamos, en la Feria del Libro de Buenos Aires.
“La idea es trasladar una categoría que se ha usado mucho a la ciencia política argentina a lo largo de la historia, que plantea la idea de que hay capacidad en las coaliciones políticas para bloquear el proyecto del otro pero no para imponer el propio”, comienza diciendo uno de los fundadores de La Izquierda Diario.
“Ahora hay una relación de fuerza que nadie puede cambiar para imponer su proyecto. Ni el proyecto estatista, en líneas generales, del peronismo, ni en proyecto más neoliberal de Macri que fue el fracasó en su gobierno”, sostiene.
Para Rosso, “la política en términos de consenso es muy difícil” y cita el caso de Horacio Rodríguez Larreta, el “político del consenso”. Javier Milei es uno de los que lo presiona, dice y lo define como “una radicalización del Pro”, dado que “dice en voz alta lo que Macri y Patricia Bullrich piensa”.
“En sociedades tan partidas, ¿por qué triunfaría una política del consenso?”, se pregunta.
Militante del PTS dentro del Frente de Izquierda, Rosso asegura que “las mejores tradiciones de la izquierda siempre trataron de dialogar y discutir con su época, sin resignar el lugar desde donde se habla”. En ese sentido, dice, “trato de retomar un pensamiento de izquierda nacional”
“En término de esta discusión, de este empate, sin una salida más anticapitalista, que toque los intereses de las corporaciones, los márgenes están muy estrechos. ¿De dónde se van a sacar los recursos si no es de la minería, del petróleo, de la banca, del comercio exterior?”, asegura.
Estamos frente al “peligro del extremo centro”, dice Rosso, que es cuando se “difuminan las fronteras del programa neoliberal y de lo que en Europa era el socialdemócrata y acá se podría llamar el nacional y popular”. Esto “termina abriendo caminos a fenómenos más extremos”.
“El fenómeno Milei o inclusive el crecimiento de la izquierda no tiene que ver con que alguien le hace el juego a alguien sino con que no hay resultados. Si no hay respuestas, hay desencanto. Y ahí está la disputa política, todos estamos en esa pelea, sobre adónde va el desencanto”.
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