Además de ser reconocido por su rol como juez federal, Daniel Rafecas es desde hace muchos años docente de la Facultad de Derecho en la UBA y de otras instituciones. Dentro de esos espacios, da cursos de derechos humanos en los cuales enseña lo que fue la Shoah –el holocausto– y el nazismo, “un tópico central para todas las agendas sociales”, según señaló en la charla con Patricia Blanco en el stand de Infobae en la Feria del Libro. El juez aprovechó esta oportunidad para presentar Historia de la solución final, un trabajo que ya va por su séptima edición y que intenta pensar acerca del proceso de deshumanización que tuvo el nazismo y cómo eso se puede también pensar en otros espacios históricos como el de la última dictadura en Argentina.
“Advertí con el paso de los años que no había en nuestro idioma una obra de estas dimensiones, más o menos accesibles, que pudieran servir tanto para los estudiantes como para los docentes para acercarse al fenómeno de la Shoah o el holocausto en términos históricos”, le explicó el juez a Blanco, quien le consultó por los motivos que lo impulsaron a escribir el libro. “Muchos vieron La lista de Schindler o El pianista o El hijo de Saúl, que es una película más reciente, o bien leen libros de sobrevivientes como el de Primo Levi, pero sin conocer los aspectos históricos. Lo que ofrece este libro de una manera ágil y cronológica es acercarse a la comprensión de cómo pudo haber sido posible Auschwitz y el holocausto”, agregó Rafecas.
El juez federal, quien pasó muchos años leyendo y estudiando sobre el tema, además de haber viajado varias veces a Israel y visitado los distintos campos de concentración en Alemania y Polonia, enumeró tres fuentes principales sobre las cuales se apoyó para escribir su libro: “Primero, los estudios sobre el holocausto, que hay muchos –la mayoría en inglés, obviamente–; luego las biografías de los jerarcas nazis y los estudios sobre el nazismo; y la tercera vertiente son las crónicas de la segunda guerra mundial, especialmente la guerra entre Alemania y la Unión Soviética en el frente oriental que fue absolutamente determinante para entender los hechos en términos históricos”.
El punto central del libro, que inicia en 1933 con la llegada de Hitler al poder y concluye en 1945 con la finalización de la Segunda Guerra Mundial, es “acompañar al lector en descubrir cómo los nazis se las arreglaron para superar los enormes obstáculos materiales y morales con los que se fueron encontrando para llegar a lo que se llama solución final de la cuestión judía en Europa, que fue el exterminio físico de todos los judíos que tenían bajo su poder en el marco del Imperio nazi, que terminó con la tremenda cifra de seis millones de judíos asesinados”.
En ese proceso, como apuntó la entrevistadora, la quita de derechos fue un factor determinante. “Sí, hay un proceso de demonización, de cosificación, de despersonalización del enemigo interno. En el caso de Alemania, en 1935 las leyes de Nüremberg le quitan a los judíos alemanes, que eran unos 550 mil aproximadamente, su condición de ciudadano y los rebajan al status jurídico de comienzos del siglo XIX”, asintió Rafecas, y señaló que ese es uno de los momentos claves en todo proceso que lleva a un genocidio, no solamente en el nazismo, sino en otros casos como el genocidio armenio por parte del Imperio turco, o los casos de Yugoslavia y Ruanda, y también el de la Argentina.
Patricia Blanco también le recordó al juez las recientes acusaciones de nazismo durante la guerra en curso en Ucrania: “Qué fácil es de los dos lados interpretar que el otro es un enemigo justificado a destruir”, observó la entrevistadora. “Siempre la demonización del otro es una actitud antidemocrática. La lógica democrática establece una relación entre ciudadanos, como mucho de adversarios, pero nunca de enemigos y mucho menos de negarle la condición de persona en sentido jurídico”, contestó Rafecas, y remarcó: “Es muy importante estudiar estos temas y en general los temas vinculados con la discriminación, porque estas prácticas y los discursos del odio, a partir de lo que aprendemos de la historia, son siempre las primeras estaciones de un recorrido que puede terminar en crímenes masivos, el exterminio del otro y las cámaras de gas”.
Blanco aprovechó también para interrogar al juez por los paralelismos entre los crímenes del nazismo y lo que sucedió en la Argentina durante la última dictadura militar, uno de los aspectos por los que el juez consideró que es importante difundir este libro entre los lectores y los estudiantes. “El primero y más claro entre los puntos de contacto de ambas prácticas es que tanto en los campos de concentración nazis como en los centros de detención y tortura en nuestro país vemos un proceso muy similar de deshumanización y de despersonalización de todos los cautivos que ingresan en estos recintos”, señaló Rafecas. “Donde hay también una influencia es en el aspecto de antisemitismo, está demostrado que en el caso de la persecución en la Argentina había una sobrerrepresentación del colectivo judío entre los perseguidos y sobre todo entre los desaparecidos. Ser judío conllevaba el doble de tortura y muchísimas más chances de terminar en un vuelo de la muerte”, continuó, aunque estableció entre las diferencias principales la escala de los crímenes y el motivo de la persecución, que fue político en el caso local y de tipo racial en el regimen nazi.
“Con relación a cómo la justicia argentina está llevando adelante estos procesos de juicio y castigo, se está haciendo con una seriedad y una coherencia en el tiempo y un respeto por las garantías de los acusados que está siendo objeto de encomio y de aprobación por parte de la comunidad internacional y se está tomando como ejemplo para otros crímenes masivos que ocurrieron en otros lugares del mundo”, puntualizó el juez ante una de las preguntas por el accionar de la justicia local frente a los crímenes de estado. Y le contestó a Blanco que la demora en los juicios fueron “consecuencia de las dos décadas que perdimos en virtud de la vigencia de las leyes de obediencia debida y punto final y de los decretos de indultos”.
“Más allá de eso, la solución del castigo es una parte solamente. La otra son los programas educativos, el día de la memoria, las actividades culturales, y la publicación de esta obra también viene a respaldar y a enriquecer el conocimiento sobre nuestro propio pasado. Mi sugerencia es que si queremos comprender de mejor manera lo que ocurrió en la Argentina, también tenemos que comprender con un poco más de profundidad que fue el holocausto y que fue el nazismo”, cerró Rafecas respecto del tema que aborda su obra.
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