La mejor escritora argentina de menos de 35 años. Así la definió la revista Granta. Nacida en Buenos Aires en 1989, Camila Fabbri escribe novelas, obras de teatro y también actúa. Ahora, en el stand de Leamos, en la Feria del Libro de Buenos Aires, conversa con Patricio Zunini.
Publicó el libro de cuentos Los accidentes (Emecé-Notanpüan, 2017) y la novela de no ficción El día que apagaron la luz (Seix Barral, 2019). El año pasado fue seleccionada por la revista Granta entre los 25 mejores narradores en español menores de 35 años.
Su último libro se titula Estamos a salvo. Son cuentos con personajes en estado de alerta, como la vida en la jungla, donde siempre algo está por pasar, en general algo malo, pero nunca sucede. Es “pesimismo productivo”, dice Camila.
“Hay algo del suspenso que tiene que ver con no ver al monstruo. Es una sensación de electricidad que es bastante parecida a verlo”, comenta.
Comenzó estudiando en la Escuela Municipal de Arte Dramático con Mauricio Kartun e ingresó en ese mundo: escribió y dirigió obras de teatro como Brick, Mi primer Hiroshima, Condición de buenos nadadores y En lo alto para siempre; su obra ha sido producida a menudo en el Teatro Cervantes.
Ha escrito para medios como Los Inrockuptibles, Eterna Cadencia y Culto, un suplemento del periódico chileno La Tercera. En 2015, fue nominada a los Premios Cóndor de Plata por su actuación en la película Dos disparos, dirigida por Martín Rejtman.
“Escribir no es lo único que sé hacer, pero es de lo que me más me siento orgullosa y donde más cómoda me siento”, sentencia. “Con algunas personas me siento más cómoda mandándoles un mail que charlando en un bar”, agrega.
“La dramaturgia fue la puerta de entrada a la escritura. La idea de obra apareció primero con el teatro, pero ahora es algo que no lo estoy concibiendo sola; estoy escribiendo con otras personas. No me dan tantas ganas, no así como la narrativa, algo que sigo haciendo sola y proyectando hacia futuro”, dice.
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