En la fila que serpentea los pasillos atestados de esta Feria pospandemia que es un éxito rotundo, hay una fila de lectores, libros en mano, que esperan su turno pacientes y sonrientes. Se ordenan detrás de un cordón que hace de valla. Una mujer de seguridad entrega a cada uno un número. Son pequeños papelitos verdes que arranca de un talonario, como los de las rifas o los de la farmacia. A medida que se acercan que cada uno se acerca a la esquina más codiciada en este domingo a la noche en el stand de Planeta, la mujer de seguridad pide que cada cual tenga bien preparado el libro: “Abranlo en la página del título, donde les van a firmar”.
Detrás de la tarima mostrador -sólo reservada para best sellers- está la cordobesa Viviana Rivero, autora de catorce títulos. La mujer que colgó el título de abogada para dedicarse de lleno a la escritura, llegó esta mañana desde su provincia a Buenos Aires para presentar Una luz fuerte y brillante, su última novela de casi seiscientas páginas. Se la ve serena. Habla con un tono de voz suave y sin titubeos. Un rato antes, al comenzar la charla con los lectores en la sala Victoria Ocampo, Vivi hizo un agradecimiento: “Escribir y leer es una tarea solitaria. Y encontrarnos hoy aquí, después de todo lo que hemos pasado, es muy valioso. Estamos vivos”. Sus ojos y su voz se perciben emocionados.
Marcela y Mario, aguardan en la fila para que la escritora les firme su ejemplar. Llegaron desde La Plata. Marcela confiesa que si bien “me leí todo de Vivi, es la primera vez que la puedo encontrar cara a cara. Y lloré cuando la vi”. Marcela aferra contra su pecho Una luz fuerte y brillante, donde Viviana Rivero narra la historia de amor Alvaro y Salma, en medio de la guerra siria en 2014. El es un fotógrafo argentino residente en Barcelona que viaja a cubrir el conflicto y ella, una joven musulmana de familia acomodada que vive en Damasco. “Viviana escribe y habla con sencillez. Por eso me gusta. Después se lo voy a hacer leer a mi marido”, asegura y le lanza una mirada a Mario que está junto a ella y asiente. Ahora él debe dejar la hilera porque Marcela ya está cerca de Vivi para que le firme y el pedido de la señora de seguridad se redobla. Además pide y recalca que dentro del cordón sólo quede la persona que va a firmar el ejemplar, sin los acompañantes. Y repite: “Abran el libro en la página del título, donde les van a firmar”. Todos obedecen y la fila aunque es extensa avanza ágil. Un fotógrafo profesional se encuentra apostado delante del mostrador donde firma Vivi y, Mercedes Güiraldes, su editora se mezcla entre el público que sigue como hormiguero aunque ya se acerca la hora de la cena en este domingo de Feria.
Entre el público que circula también fuera del cordón y la fila, otras dos lectoras conversan apasionadas mientras esperan a Vivi. “La conocemos desde Secreto bien guardado, su primer libro en 2011. Aquel día, después de la presentación, Vivi nos propuso ir a cenar. No nos conocíamos y fuimos a comer pizza. Eramos catorce. Intercambiamos teléfonos y a partir de allí siempre que Vivi viene, la esperamos y hacemos el mismo ritual. Obvio que estamos en todas sus presentaciones, leímos todos sus libros y después nos vamos a cenar”, confirma Eli, de Escobar, y especialista en diseño de interiores. A su lado Maco, especialista en marketing y de Ramos Mejía, asiente. En 2020, Secreto bien guardado fue estrenada en Netflix y también habla de la evolución de esta autora con tonada cordobesa.
En la fila también aguarda un joven alto, de rulos. Tomás, de 17 años, se acercó a la Rural desde Villa Urquiza. Bajo el brazo asoma otro libro para que Vivi estampe su autógrafo para su mamá Mariana que no pudo venir a la Feria.
Detrás de él Cristina, de 56 años, conversa con su hija Paula, de 26, mientras esperan. Paula es bookstagramer. Mientras tomo sus datos pasa su Instagram @booksbysagi y pide que la busque. Son de Villa Devoto y fans de Vivi aunque es la primera vez que vienen a la Feria y a una charla con Rivero.
Adriana llegó desde Lanús acompañada por sus mellizas, Camila y Martina, de ocho años. “Ellas también son seguidoras de Vivi, gracias a la madre. Leí todo de Vivi. Me encanta”, enfatiza quien se dedica a la organización de eventos. “Me gusta cómo escribe y cómo se sitúa en determinados lugares, cómo me lleva de viaje. Tengo todos sus libros pero éste será el primero que me firme. Nunca antes pude llegar a verla”, sonríe también emocionada. A su lado, Paula, su prima que la acompañarla dice que sí con la cabeza y después se anima: “Tengo un solo libro de Vivi pero ahora me voy a comprar otro”.
Como en este tumultuoso pasillo de la Rural, la comunidad romántica --mayoría de mujeres aunque hubo algunos varones -- se hizo notar un rato antes en la sala Victoria Ocampo. Allí Vivi fue entrevistada por Florencia Canale, periodista y autora de la misma casa editorial. Mientras acomodaban los micrófonos, antes del inicio de la charla, desde la tarima y sentada junto a Canale, Vivi se ocupa de dar cercanía. Mira al público y pide que levanten la mano quiénes no son de Buenos Aires. Desde la primera fila, giro y observo. Unas pocas manos se alzan orgullosas. Vivi sonríe. El público se mira entre sí. Es un momento de distensión y de conexión.
Ojo con spoilear
Al rato, durante la entrevista, Vivi vuelve a dirigirse interactiva a su público: “¿Cuántos de acá leyeron la novela?” Se guiñan un ojo con Canale. “Ojo con spoilear”, advierte la autora de Una luz fuerte y brillante, después de visibilizar con los ojos el conteo.
Entre las primeras preguntas de Canale aparece el motivo qué la llevó a escribir esta historia situada en un lugar tan lejano y en guerra. Vivi confiesa que todo comenzó al conocer a una pareja que había huido de Siria a la Argentina, apelando al programa para refugiados. Explica al auditorio que no puede mencionar sus nombres porque parte de la familia vive aun en Medio Oriente y sus vidas podrían correr peligro si el régimen sirio se enterara de que brindaron información acerca de cómo dejaron su país.
“Cuando se fueron ella estaba embarazada. Su historia me impresionó más. Igual que como hoy vemos las imágenes en Ucrania, me tocó de cerca. Además ella contaba esos detalles más íntimos donde una empieza a imaginarse la novela. Primero presté especial cuidado a nuestros prejuicios occidentales. Y luego, entender la guerra, me llevó muchísimo. Es muy complejo el escenario sirio. Una vez que tuve todo bien claro me decidí por contar la historia de dos mujeres, la de Salma y la de Nunú, que es una historia más antigua y que transcurre en el esplendor sirio de los años sesenta, aunque siempre atravesados por los vaivenes políticos y las duras restricciones impuestas a las mujeres”.
La transformación personal de Nunú marcará a fuego a Salma y Alvaro, porque también para Nunú es una forma de reparar y repararse a ella misma. Los ayuda y se ayuda. “Nunú es una mujer grande que no pudo elegir. Es una sobreviviente. Y no quiere que a Salma le ocurra lo que le pasó a ella”, desliza Vivi y mantiene la intriga que contiene la novela hasta el final.
Mujeres en Siria
El rol de la mujer surge inevitable. “Lo que más me llamó la atención es que la mujer en Siria ocupa un lugar muy importante dentro del hogar, puertas hacia adentro. Incluso algunas musulmanas cuentan con una pequeña cuota de rebeldía que se la pasan a sus hijas, pero tomando recaudos. Si no las protegen lo suficiente, o usan esa rebeldía por demás, sus vidas pueden ser eliminadas. Es un modelo de sociedad delicado, muy diferente al nuestro, que no es sencillo de entender. Incluso los cristianos de Siria se parecen más a los musulmanes que a los cristianos de Occidente”, destaca Vivi.
Abdul Baradei, presente en la sala y en los agradecimientos del libro “por tantas enseñanzas del Corán” y por atender las “llamadas pedigüeñas” de Vivi para chequear datos de la vida en Siria, se pone de pie entre la platea, toma el micrófono y agradece a la autora. La charla transcurre en torno a los contrastes entre las mujeres musulmanas y las occidentales. Pero también sobre las costumbres de una sociedad y de la otra, y sobre los prejuicios y miradas recíprocas.
Vivi rescata que la mujer árabe es muy coqueta, se perfuma y se maquilla mucho “porque el cuerpo está hecho para gozar. En cambio nosotras, las occidentales, trabajamos todo el día y vamos al spa a relajarnos un ratito”, subraya. El auditorio ríe cautivado por la imagen y Vivi continua: “En Siria las bodas duran siete días. Las mujeres se juntan previamente en esa semana para hacer rituales, entre ellos este dibujo con henna que muestra la portada de la novela. Es signo de buen augurio. Se ven las manos de una mujer con joyas y el dibujo en sus manos. Canale conduce la charla hacia las escenas de sexo. Refiere las sesiones amatorias de Salma y Alvaro en una fábrica abandonada de la ciudad siria de Duma, acechada de peligros, donde escasea la comida. Aun así hay lugar para entregarse a disfrutar del cuerpo y enamorarse con todos los peligros que eso implica por la diferencia de culturas y porque en Siria todavía los maridos son “sugeridos” por los padres. “Pero aquí también lo pensamos aunque no lo decimos. ¿Quién no ha pensado si este chico o chica le conviene o no a nuestros hijos?”, se anima Vivi.
Y continua departiendo frases para pensar: “El cristiano dice que el sexo está hecho para procrear y el musulmán que es para dar deleite”. Y agrega: “El personaje de Salma hace tambalear las estructuras de Alvaro quien pierde todo tipo de seguridades, sus pastillas para dormir, por ejemplo, y cuando tienen solo un trozo de pan para comer entre los dos, Salma quiere que coma él cuando la lógica occidental sería al revés”. El asunto de los prejuicios sigue rondando el encuentro e incluso una lectora plantea si luego de estudiar la cultura musulmana, Vivi cambió en algo su mirada hacia esta cultura.
-Aprendí que son distintos y a no enojarme. En el mundo occidental tenemos que aprender de ellos la paciencia. Ahora los reflectores están sobre la mujer occidental. Las mujeres de nuestra generación pienso que en un tiempo estaremos cansadas de luchar. Pero la de nuestras hijas, no. Porque ellas, o ellos, no tienen que demostrar nada ante el mundo. La mujer árabe, en cambio, no cuenta con esa posibilidad. Como autora tengo voz y debo contar cómo se vive allí, lo bueno y lo malo. Salma me enseñó a tomar la vida con más calma. En Siria, por ejemplo, si obtenés buenas notas en el colegio, tenés que elegir la carrera de Medicina. No existe tomar en cuenta la vocación. Es así y no se puede cambiar ni discutir. A eso me refiero con que las mujeres no luchan. Salma sabe que va a `perder´ la guerra. En cambio, nosotras la luchamos”. El patriarcado también entra en el debate. “Me costó mucho comprender que un hombre puede tener varias esposas y que la primera mujer -en el fondo- quiere seguir siendo la única. No obstante, aunque se celan entre ellas, se ayudan entre sí. Incluso el marido va por las diferentes casa visitándolas…”
-¡Qué agotador! -suelta Canale, sin contener el histrionismo y el auditorio estalla entre risas y exclamaciones. Vivi refuerza: “El personaje de Leyla, la madre de Nunú, le dice a su hija: ´Como mujer, lo primero que amarás es a la familia y no al hombre´. Es muy fuerte y difícil entender esto para algunos de nosotros. En esa cultura, hay un hombre que manda. Pero las mujeres y las madres tienen mucho peso, sobre todo dentro de las familias. Tienen el poder de decidir”.
-¿Conoces Siria? -intercala Canale.
-Tenía pasajes para ir en mayo 2020 y obviamente no viajé por la pandemia. Bueno, y ya que estoy les doy una primicia: en septiembre se publicará Una luz una luz fuerte y brillante en España y quizá aproveche para ir a Siria. Además, La magia de la vida también se publicará en Italia. Si tienen amigos por allá, cuénteles, ayúdenme a publicitar.
Parece increíble que la autora que lleva vendidos más de sesenta mil ejemplares, pida -con su tonada cordobesa- ayuda a lectores para seguir difundiendo su obra. Pero así es esta comunidad lectora y autora, paciente y laboriosa. Sincera.
-¿Y nueva novela? -se escucha entre el público, antes de cerrar la reunión. Estamos llegando a la hora y hay que dejar la sala para ventilar y cumplir con las reglas del protocolo.
-En la próxima novela me voy a ir muy atrás en el tiempo. No hay libros así en la Argentina. Hablará de una mujer fuerte que tendrá su historia de amor. Hace mucho que la quería escribir, antes que El alma de las flores y antes que Una luz…. Me voy a otra época. Bueno, lo digo, ya está. Es otra primicia. Escribiré sobre la época de Julio César. Estoy muy entusiasmada leyendo e investigando. Los autores siempre estamos leyendo y escribiendo.
Canale cierra con palabras de despedida y avisa que Vivi estará firmando ejemplares en el stand de Planeta. La cordobesa vuelve a agradecer a todos por su presencia, sale por un lateral, se coloca el barbijo y una nube de lectoras con celulares en mano la sigue, aún en el camino hacia el stand. Le piden una foto, un beso, intercambiar unas palabras con ella. Vivi accede y continua. Así es la Feria. Ese alboroto incontrolable, permanente y feliz que nos dan los libros y sus autores.
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