Es sábado, son las seis de la tarde y no cabe un alfiler en la 46° Feria Internacional del Libro de Buenos Aires. Cuesta moverse, cuesta encontrar stands, pasillos, mapas, señal de celular. Sin embargo, más allá del tumulto, en la sala Adolfo Bioy Casares del Pabellón Blanco se respira otro aire: el del siglo XIX, el de las lecturas de infancia, el de las hermanas Brönte y Louisa May Alcott.
En esas coordenadas históricas y estéticas, y casi de espaldas al resto de la feria, la escritora y periodista Laura Ramos conversó con la escritora Tamara Tenenbaum sobre su libro Señoritas: Historia de las maestras estadounidenses que Sarmiento trajo a la Argentina en el siglo XIX.
La autora es una referencia del periodismo en Argentina por sus columnas en Clarín en la década del 90, donde, según señala, escribía con el tono de Thomas Mann porque “es lo que leía en ese momento”. Luego incursionó en la biografía con Infernales, un trabajo monumental sobre Branwell, Charlotte, Emily y Anne Brontë. En el caso de Señoritas, el universo temporal sigue siendo el mismo, pero transcurre más abajo en el mapa.
“Después de escribir la biografía de los Brontë, tenía la necesidad de escribir sobre la Argentina, por un imperativo familiar, una cuestión política, porque me sentía una cipaya, pero también por gusto”, señaló Ramos, y explicó que leía el siglo XIX argentino: Eduarda Mansilla y su Lucia Miranda, o Amalia, de José Mármol, entre otros.
Historia de un peripecia pedagógica
La obra, que en palabras de Tenenbaum “se puede leer como una novela; yo sé que esta opinión es polémica pero creo que todos los géneros en el fondo aspiran a ser leídos como una novela, y este libro lo logra”, narra la historia de un choque cultural, una serie de peripecias esparcidas por varios puntos y paisajes del país.
De hecho, la premisa central bien podría leerse en clave de novela. En 1869, un contingente de maestras estadounidenses, muy jóvenes y de buena familia, llega a una tierra de la que saben poco y nada, sin hablar una palabra de español. Y, lo más curioso, llegan a enseñar. Visto desde ahora, el caso cobra relevancia porque explora el siglo XIX argentino desde una perspectiva distinta, alejada de los grandes hombres y las grandes gestas que todos conocemos.
Ramos estudia y se documenta sobre la historia de veinte de las sesenta y un maestras que llegaron al país entre 1869 y 1898. Entre ellas se cuentan pedagogas notables, como Mary Graham, que trabajó en San Juan y La Plata; o Juanita Stevens, con su vínculo más estrecho con los pueblos originarios, Emma Caprile o las hermanas Atkinson, que ocupan un lugar casi protagónico en el libro. Florence y Sarah Atkinson tenían 20 y 22 años y eran las únicas del contingente que no contaban con el título de maestras.
“Me gusta cómo se subraya el tema de la soltería”, apuntó Tenenbaum. “Sarmiento quería que las maestras fuesen solteras, eso es interesante porque habla de cuáles eran las formas de permanecer solteras en un mundo donde no se podía hacer eso. Ser maestra era una forma de hacerlo”. Ramos, por su parte, explicó: “Estos eran los universos que encontraba cuando leía de chica”, y refirió su infancia en Montevideo, la lectura de clásicos del siglo XIX y los libros que conseguía su madre.
Métodos y materiales
“Libros como Señoritas solo se pueden escribir desde la obsesión”, dijo Tamara Tenenbaum. Luego de apuntar que la obra se despliega “más cerca de la patología que de la normalidad” y que “es una mezcla entre intensidad y liviandad”, consultó a la autora por el método y el acceso a las fuentes, ya que Ramos no es historiadora.
La respuesta de Ramos fue: “Yo soy muy lectora; una vez le pregunté a Luis Chitarroni cómo las Brontë se convirtieron en escritoras si no habían visto nada del mundo, y me respondió: ‘leían’. Yo te respondería lo mismo: leía, sobre todo, biografías”. La biografía que le sirvió de modelo es la de Osvaldo Lamborghini, de Ricardo Strafacce.
“Yo quiero hacer esto, me dije, y lo intenté con Infernales y con Señoritas”. Esa biografía tiene la característica de estar repleta de citas, pero de manera tal que “forman parte del ritmo de la narración”. Tiene un ritmo melódico que en lugar de cortar la narración, la refuerza, subrayó la autora.
Otro libro que la inspiró es el de Osvaldo Baigorria sobre Néstor Sánchez. “Es un libro que también abunda en citas que ocupan páginas enteras”. Un día, Ramos empezó a leer solo las citas y vio que en conjunto conformaban una autobiografía del autor. El procedimiento de Baigorria instó a Ramos a escribir en primera persona Señoritas.
Sobre la primera persona, explicó que “necesitaba que el lector supiera quién estaba hablando y por qué”, y confesó que le costó entrar en ella y que tal vez suena un poco forzado. Tenenbaum dijo que, al contrario, fue una buena decisión. “A mí me hace acordar a los pocos momentos en que las Brontë hacen eso, cuando dicen `Y ahora, querido lector…', y rompen la cuarta pared”, argumentó la autora de El fin del amor.
La presentación contó con datos, anécdotas e información lateral. En algún momento, Ramos se levantó y repartió entre el público unos registros manuscritos sobre los gastos que hacían las hermanas Atkinson, cuánto dinero tenían y cómo lo administraban.
Sin embargo, la enorme erudición de la autora no se traduce en una totalidad de certezas. En este momento, está investigando con una joven estudiante de Historia cómo murió Florence Atkinson. La muchacha de veinte años, escritora, redactó páginas y páginas de cartas a su familia con toda la historia de San Juan, incluyendo los viajes y los cruces en mula de Los Andes. Luego volvió a Estados Unidos, y a los tres años falleció. “Yo quiero saber de qué se murió Florence, sí fue la fiebre tifoide, que pudo haber traído de San Juan, o alguna otra causa”.
Premio de la Crítica
Las señoritas, de Laura Ramos, fue ganadora del Premio de la Crítica al Mejor Libro de Creación Literaria 2021-2022. Las obras ganadoras de las dos ediciones anteriores, suspendidas por la pandemia, fueron Eugenia Almeida, con su libro Inundación, (DocumentA/Escénicas, 2019-2020) y Me acuerdo, de Martín Kohan (Godot, 2020-2021).
El jurado estuvo integrado por los reconocidos periodistas y escritores Omar Genovese, Rafael Oteriño, Patricio Zunini, Natalia Blanc, Hinde Pomeraniec, Mónica López Ocón, Patricia Kolesnicov, Julia Saltzmann, Flavia Pittella, Leonor Fleming, Agustina Larrea, Eugenia Zicavo, Graciela Aráoz, Danilo Albero, Héctor Pavón, Hugo Levin, Carlos Aldazábal, Martín Ale, Ana Correa, Enzo Maqueira, Antonio Las Heras y Silvina Friera.
SEGUIR LEYENDO